Aníbal Romero, actor y publicista como pocos (x)

Aníbal Romero es un actor, publicista, guionista radial y televisivo, un ser único. Irrepetible. De esos que se hicieron en base a honestidad, lucha, tesón. Nació el 21 de agosto de 1924 en Asunción y pese a tener hoy limitaciones físicas, su espíritu está tan fuerte como siempre. Con una lucidez envidiable, incluso se recuerda de los nombres de los caciques y las indias maká con quienes compartió la filmación de ‘‘El trueno entre las hojas’’.

Su extenso currículum puede resumirse en las frases ‘‘un verdadero amigo, sensible, sencillo promotor cultural. En silencio sembró, en silencio cosechaba y cosecha (afecto-amistad). Quizás podamos ‘criticarlo’ por su tremenda humildad en este país donde la humildad es un suicidio’’.

Compartió escenario con los más grandes de la escena nacional, pues en el periodo de 1936-1939 con Carlitos Gómez, como cariñosamente él lo llama, y Dante Benedetti trabajaron en distintas puestas, lo mismo que con las compañías del Ateneo Paraguayo, de Julio Correa y Ernesto Báez con Emigdia Reisófer.

Su labor actoral lo llevó al cine, actuando en ‘‘El trueno entre las hojas’’, ‘‘La Burrerita de Ypacaraí’’, ‘‘Fangio, el demonio de las pistas’’, ‘‘Los maleantes’’, aunque en estas últimas en roles muy secundarios.

La entrevista la hemos realizado en dos tiempos, pues la primera visita fue en abril y el martes marcamos de nuevo un encuentro, justo cuando su único hermano Claudino Genaro se había internado de urgencia. Pocas horas más tarde falleció.

Pero, no obstante, la presencia de la parca no borró la alegría en los ojos de este trabajador de la cultura, que es una verdadera enciclopedia viva del teatro y el cine paraguayos, pues incluso recuerda vívidamente escenas de un documental de antes de la Guerra del Chaco filmado por Federico Riera y que se llamó ‘‘Asunción ciudad de invierno’’.

Donación de fotos a Casona Julio Correa
 
La generosidad de Aníbal Romero se puede ver sintetizada en la donación, el año pasado, de auténticas joyas de su colección privada, unas fotografías gigantes de 1,20 x 1,80, encuadradas, que las entregó al Dr. Julio Correa (h) para ser exhibidas en el museo de la Casona de Julio Correa en Luque.

Justamente en la Semana de Correa, que se celebrará en pocos días más, Romero obsequió las tres imágenes que estaban depositadas en el Colegio Iberoamericano dirigido por su esposa Nidia Sanabria, para que la comunidad luqueña pueda conocer un poco más la importancia de ese dramaturgo y actor impulsor del teatro en guaraní.
También donó una caricatura de su autoría, durante un acto especial que se realizó en el Teatro Nica (Ni-Zu-Gan y Cachito) de Luque. ‘‘Me gustaría que otras personas puedan seguir este ejemplo y donar también cosas que puedan enriquecer todavía más el museo de Correa’’, comentó Romero sin falsa modestia.
En su vivienda sobre la avenida Ygatimí está rodeado de fotografías ampliadas de su familia y sus recuerdos más queridos, como una nota firmada por Augusto Roa Bastos en 1995, que considera su recuerdo más preciado.


José Luis De Tone