ANICETO SANCHEZ GOIBURU (x)

 

Este gran poeta nació en Asunción el 17 de abril de 1887 y si bien trabajó en el sector privado, ya que fue funcionario bancario en Misiones, la poesía era su passion más sublime y, fiel a ella, escribió obras que han llegado a trascender en el tiempo. Casado con Laudelina Casco, tuvo cuatro hijos: Lucila Antonia, Rosario, Susana y José, quienes le han dado numerosos descendientes. Tuvo una fructífera labor en el campo del arte y una de sus obras, Josefina, con don Mauricio Cardozo Ocampo –con quien eran casi compueblanos ya que Aniceto se crió en Ybycuí-, quizás sea su mejor legado, pues es una de las mejores composiciones del repertorio nativo.

Fue un poeta romántico a quien gustaba cantarle al amor y a la vida. Trabó amistad con los grandes compositores compatriotas que pusieron melodía y acordes a sus encendidas poesías, entre ellos Mauricio Cardozo Ocampo, quien musicalizó los versos de Josefina, una de las canciones más populares  y difundidas del cancionero folclórico paraguayo.

Josefina es el nombre de una bella mujer con un seductor lunar en la mejilla y fue ella quien logró despertar el amor más profundo en un hombre, quien subyugado por su belleza escribió en una carta sus sentimientos, de donde el poeta acomodó los versos para lograr inmortalizar el nombre de la amada como el mejor de los homenajes en nombre del amor más sublime y profundo.

“TU SABES PRINCESITA”

Josefina Ortega Núñez, a sus 63 años, rememora sus adolescentes 17, allá por 1957, cuando con un grupo de compañeras del colegio María Auxliadora solían ir caminando hasta su casa ubicada en las calles Mariscal Estigarribia y Estados Unidos, hasta donde llegó un día un joven alto, bien parecido y elegante de nombre Victoriano Gallardo Soto, quien se quedó a conocer a las señoritas que tan bulliciosamente departían en ese lugar, quedando irremediablemente prendado de Josefina, a quien empezó a cortejar de ahí en más.

Un tiempo después, ya encaminado el romance, estaban degustando un refresco en un local ubicado en 25 de mayo casi Brasil y quiso el destino que en una de las mesas estuvieran ”aperitando” dos genios del arte nacional como lo fueron los poetas Aniceto Sánchez Goiburú y Pedro J. Carlés. El primero de ellos transgresor como todo artista y desinhibido por los efluvios de lo que estaban consumiendo, se dirigió a Victoriano, alabando la belleza de la novia, eso bastó para que entablaran una conversación y el joven enamorado le entregó una carta que había escrito a Josefina, pidiéndole a Sánchez Goiburú, por su condición de poeta, que eligiese las mismas palabras de dicha carta y las acomodase en versos para dedicarle a su amada Josefina. La relación entre el poeta y Victoriano siguió todo el tiempo que duró el encargo y una vez terminada la obra y a satisfacción del enamorado –quien logró enternecer aún más el corazón de Josefina con aquel homenaje-, el poeta entregó la obra a Mauricio Cardozo Ocampo para que la musicalizara.

Esta es la historia de cómo nació una de las más bellas canciones dedicadas por amor a una mujer, la contó ella misma y, mientras lo hacía, el brillo de sus ojos evidenciaba la emoción y su rostro sonrosado cual pétalos de rosas, acentuaba aún más ese bello lunar que aún conserva en su mejilla izquierda.

Victoriano Gallardo Soto y Aniceto Sánchez Goiburú, por decisión del destino, cruzaron sus caminos y de ese encuentro fortuito nació una de las más hermosas canciones paraguayas.

OTRAS OBRAS

Entre las obras de este creador, además de Josefina, figuran: Oguahë Jave ne Santo Ara, Canto de Ybycuí, Noelia, Tus Ojos en el Lienzo, Una Rosa en mi Jardín y otras.

Falleció el 26 de diciembre de 1975.

(x) Cortesía del diario ABC COLOR (Asunción, Paraguay). Esta biografía forma parte de los fascículos: Sonidos de mi Tierra, auspiciado por dicho diario.
Coordinación General: Luis Szarán; Coordinación Artística: Luis Alvarez; Coordinación Ejecutiva: Víctor Destéfano