Centenario del nacimiento de León Cadogan

LOS GUARANÍES
tienen la palabra
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por: Bartomeu Meliá, s.j.

En el campo de la lingüistica guaraní nadie se le puede comparar en cuanto a su trabajo de filólogo y diccionarista, además de sus contribucciones al folklore y a la sociología rural.

En el umbral entre fatídico y prometedor de un final de siglo y el anuncio de uno nuevo, Cadogan sale de una utopía y le será dado iniciar otra muy diferente.

El año de 1946, fue publicada su primera comunicación "científica" de textos mbyá, que era para él un marco de referencia importantísimo.

 

La medida de haber nacido se da al morir; la muerte dice la vida. Pero que un nacimiento sea todavía memorable a los cien años quiere decir que esa vida ha ido más allá de su propio tiempo.

Hace cien años, el 29 de julio de 1899, nacía en Asunción, León Cadogan, hijo de los esposos

Juan Cadogan y Rosa Stone Cadogan, inmigrantes australianos que vinieran al Paraguay en busca de utopía. Fue Cadogan hijo de utopía. Pero una utopía que por entonces ya se desvanecía y que el niño Cadogan sólo conocería en forma de repetidas frustraciones. Desconfiemos de las utopías, será la lección que parece haber aprendido de aquellos años de penurias cuando su familia buscaba un lugar real entre dificultades muy reales.

Entre el umbral entre fatídico y prometedor de un final de siglo y el anuncio de uno nuevo, Cadogan sale de una utopía y le será dado iniciar otra muy diferente. Tan original que sólo por ella se justifica la celebración de este centenario.

 

Ñande rataypygua

Toda su grandeza le vendrá de donde un paraguayo de la época jamás hubiera pensado que podía venir. A finales del siglo XIX los Guaraníes se habían vuelto casi del todo invisibles y nadie les escuchaba la voz. A través de una vida un tanto aventurera y una intuición genial, Cadogan entra en contacto con los Mbyá-Guaraní. "Comenzaba el año 1921 y yo me hallaba instalado en San Antonio, un yerbal del señor Carlos Chase...Una mañana se escuchó el toque del mimby puku, o flauta larga..." En esta página realmente antólogica que introduce los textos de Ywyra Ñe´ëry; fluye

del árbol la palabra (Asunción.CEA-DUC, 1971, p. 9-13) está la memoria inicial de una revolución cultural para el Paraguay, cuyo alcance no está todavía bien medida. Gracias al libro

León Cadogan; extranjero, campesino y científico. Memorias (Asunción. Fundación León Cadogan/CEA-DUC, 1990. 2da. ed., 1998) y otros datos compilados por su hijo Rogelio

en Tupã Kuchuvi Veve; un profeta en el firmamento guaraní (Asunción. Fundación León Cadogan/CEPAG, 1998) conocemos algo más de este encuentro y lo que él representó no sólo para su vida personal, sino para el futuro de la ciencia etnológica del Paraguay y de América Latina.

La redención del decir

Desde entonces la vida de ese hombre girará obstinadamente alrededor de una tarea original e inédita. Adoptado por los Mbyá como "miembro verdadero del asiento de los fogones": ñande rataypygua, comprenderá que su misión es la "redención del decir", aspiración que le infunden los mejores "profetas" guaraníes. Es así como comienza ese rescate de la palabra guaraní. Nadie lo había hecho antes que él y nadie hasta ahora lo ha hecho mejor. Se llega así a esta obra cumbre de la literatura guaraní, un clásico ya del pensamiento latinoamericano del siglo XX: Ayvu Rapyta: textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá (Saö Paulo, 1959. Asunción, 1992, 1995).

Si para un Guaraní la historia de su vida es la historia de la palabra, la historia de León Cadogan será la historia de la palabra guaraní redimida. Hubo un día en que lo mejor de su pensamiento estuvo poseído por la palabra guaraní, escuchada, registrada, escrutada. La vida verdadera de Cadogan es la palabra guaraní, a la que sirvió con entera dedicación y mucha capacidad. El año de 1946, en que fue publicada su primera comunicación "científica" de textos mbyá, era para él un marco de referencia importantísimo. Su palabra será precisamente el registrar y difundir la palabra de un Otro antes tan despreciado y silenciado. Y todo con una pureza y una claridad, una

transparencia y una densidad, que sólo encontraríamos en el condensado fulgor de un diamante. Recoger toda la luz de las palabras fundamentales sin empañarlas ni retocarlas, en un acto de escucha reverente y fiel, fue la mayor autenticidad de este hombre.

Con Cadogan la etnografía guaraní, especialmente la de los Mbyá, sufría una verdadera "revolución copernicana", ya que, al decir de quien fuera su gran amigo, el doctor Egon Schaden, "después de años de conquista y "redención" de los nativos, surge un estudioso que se deja "reducir" por la tribu, en la cual se integra y de la cual recibe su nombre". Cadogan sería lo que es su nombre mbyá-guaraní: un Tupã kuxuvi veve, un divino torbellino que pasa volando.

Con Cadogan y con su obra venía a tener lugar una utopía anteriormente impensable en el Paraguay: los Guaraníes tenían la palabra. Y este afán bien merece la celebración del centenario que recordamos. Pero en estas breves líneas sólo hemos recordado un aspecto de su vida y obra. Sus aportes a la etnografía de otras etnias guaraníes fueron también notables. En el campo de la lingüística guaraní nadie se le puede comparar en cuanto a su trabajo de filólogo y diccionarista. Y no entramos tampoco en el campo del folklore y de la sociología rural, donde sus contribucciones son fundamentales. Otros rescatarán probablemente estas dimensiones.

Esta semblanza será incompleta si no se tiene en cuenta que don León Cadogan fue hombre de hechos de consecuencias significativas para la política indigenista. Hay que lamentar que esa política haya perdido en gran parte la inteligencia y la fuerza que distinguían su acción.

Cuando don León Cadogan fallecía en 1973, su muerte revelaba que el destino y el misterio de su nacimiento habían sido la búsqueda de esa otra utopía que era descubrir la tierra de la palabra guaraní, de la cual el Paraguay había estado por tantos años exiliado.

 

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 24-25 de Julio de l999 (Asunción, Paraguay).