paraguay bicentenario

NO TODO ESTA ESCRITO EN LOS LIBROS/ REFLEXIONES SOBRE EL BICENTENARIO

CARLOS VILLAGRA MARSAL, ESCRITOR E INTELECTUAL DE NUESTRO TIEMPO (II)

Mitos y verdades sobre el paraguayo (x)

 ¿Qué virtudes y defectos definen al hombre paraguayo? Es el tema que abordamos en esta segunda y última de la nota con el escritor Carlos Villagra Marsal. Aparte de ser mestizos biológicamente, los paraguayos tenemos mucho de un mestizaje cultural, que viene de los antepasados: desde la habilidad de zafarse de las situaciones hasta la gran hospitalidad. No obstante, habría que diferenciar un ser paraguayo rural en decadencia y el citadino, con múltiples cambios y circunstancias. Tampoco pasa por alto la gran “diversión nacional” de todos estos años: la búsqueda de plata yvyguy (tesoro escondido).

por

Pedro Gómez Silgueira

Mitos y verdades sobre el paraguayo
Dr. Carlos Villagra Marsal, escritor e investigador.

  La idiosincrasia del paraguayo ha sido señalada ya en son de broma –más que en otro sentido– por nuestro querido y llorado amigo Helio Vera en su libro “En busca del hueso perdido”, expone Villagra Marsal.

  Pero para determinar el ser radicalmente paraguayo habría que separar el ser rural, que está en franca decadencia o con pérdidas de muchas de sus virtudes, y el ser urbano, la burguesía, los que vivimos en la ciudad, y la enorme población marginal producto de los que  vinieron del campo a la ciudad, dice.  

  En todo caso, el paraguayo típico –cita– es un hombre reservado, naturalmente desconfiado. Incluso, con subterfugios para no ser abordado o investigado de alguna manera, como ocurre cuando muchos médicos auscultan  a pacientes que van a hospitales rurales. Hay una gran astucia en él para salirse de  situaciones y aprietos. Cuando fueron reprimidas las Ligas Agrarias, muchos tuvieron la astucia, la habilidad natural para hacerse de los imbéciles, estúpidos... Y engañaron a los propios represores, a los pyragues, con una manera muy buena, muy fina de zafarse del embrollo.

 Otra cosa que le viene al paraguayo de su contacto con el mundo primitivo, del neolítico, es el hecho de ser y actuar como “mestizos culturales”. ¿Cómo se explica? De mestizos biológicos hay una gran mayoría, pero culturales todos, incluso los recién llegados después de unos años a este país se vuelven mestizos culturales. Por ejemplo, cuando hay que “eliminar” a un enemigo, si es posible a traición, con el “guasu apípe”. Esto significa que al venado se lo mata a traición, aunque ello para el paraguayo no sea un delito porque le viene de sus ancestros. “Nadie se va a acercarle a un venado para cazarlo de frente, ni con el viento en contra para que lo huela, sería un grandísimo torpe”, acota.


  Para Villagra Marsal, el tema de la delincuencia es muy posterior al ser paraguayo y es producto de la inadaptación a la ciudad, la falta de trabajo. “Siempre han habido éxodos políticos, pero en los últimos años se dieron éxodos económicos. En ese sentido, este es un país miserable porque no puede dar trabajo a sus hijos y los obliga al éxodo”.

  Ser generalmente sobrio también es una característica del paraguayo por una larga tradición virtuosa. En contrapartida, también menciona que hay una gran tendencia al manejo abusivo del poder, a seguir la antigua prepotencia del oficial de compañía que salía con un tejuruguái a pegarle a todo el mundo. “Y también en los últimos tiempos, un gran desapego a las leyes, a la institucionalidad y  grandes dificultades de consenso, están caracterizando al paraguayo”, sostiene.

 
El investigador señala que los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner han pesado bastante en la conducta del paraguayo. “Antes de Stroessner existía el mboriahu ryvatã (pobre satisfecho), situación de la cual los paraguayos de gobiernos colorados y liberales anteriores se sentían orgullosos. “Ahora se trata por todos los medios de hacerse de algo, lo cual es legítimo trabajando, pero muchos quieren tener alguna otra ventaja para apoderarse de la cosa pública que está a su cargo”, advierte.

  ¿Y la apatía del paraguayo?
Es un cuento que manejaron con el mismo criterio los conquistadores españoles y los posteriores, los conquistadores económicos. “En muchos sentidos, somos víctimas también de los imperialismos”, subraya.

  Que los paraguayos sean haraganes o no quieren trabajar es otro  mito. “El paraguayo es una persona muy guapa en el trabajo y la prueba más palpable se ve en quienes salen al exterior para trabajar”, responde al mencionar que “lo que enfrenta el paraguayo para demostrar su laboriosidad es la falta de oportunidades, la falta de fuentes de trabajo y la   solución de problemas fundamentales como educación y salud”.

  La hospitalidad es una de las virtudes que se mantienen invariable, sobre todo en el campo: Se conserva también ese espíritu de projimidad, como se le llama en Paraguay, de solidaridad con el semejante. No es raro llegar a un ranchito perdido del interior, donde solo se accede en carreta o a caballo y  nunca falta un tipo que salga a dormir afuera y ofrezca su casa con la frase “nde rógape guáicha, karai” (como en tu casa, señor). “Esas manifestaciones continúan y hablan muy bien del Paraguay y del paraguayo”.

  De escuchar hoy frases tan diametralmente opuestas como “no existe otro país como el Paraguay” ante el “estamos en Paraguay” o “solo pasa en Paraguay”, Villagra Marsal alega que, muchas veces, la sobrevaloración del país es producto de la nostalgia para quienes están afuera. “Nuestra verdadera Patria es la Patria de la infancia y eso vamos a añorar siempre. Para muchos Paraguay es el paraíso y para otros –que tienen gran facilidad de desarraigo, a veces con razón– este país no les ha dado nada”. Aquí cita que ha escuchado frases como: “ni mis huesos tendrá este país”, mientras otros solo piensan en volver alguna vez.

  Del “país de los amigos” el escritor señala que una entidad colectiva que se guíe por el amiguismo es contrario a la institucionalización, más todavía de un país, y agrega que el nepotismo empezó con el régimen de Alfredo Stroessner. “El Paraguayo no era así. Hay que ver la lista de gente importante, diputados y senadores de años anteriores, incluso del siglo XIX, que consideraban grave que uno llamara a un hermano a ocupar un cargo público”.

  Destaca que existen héroes de hoy en Paraguay, héroes culturales, económicos y gente de trabajo, humilde, sencilla que sin pedir nada a nadie están manteniendo y que son como el cimiento de nuestra nacionalidad. “La gente que quiere a su país, que quiere verlo mejor  y que hace algo”.

  Considera que hoy día  ser apolítico es “ser un gusano”, es no interesarse por la marcha de la sociedad. “Lo que se puede es ser, y con razón legítima, apartidario, independiente de toda facción, pero apolítico no. Todos tenemos que interesarnos por la política y la democracia”.

  A si ¿somos independientes o soberanos en vísperas del Bicentenario?, Villagra Marsal responde que “económicamente no, de ninguna manera”, pues  dependemos de muchos factores absolutamente externos a nuestro propio desarrollo, a nuestro propio sentido de convivencia y a nuestro propio accionar como país. “No somos indepen- dientes energéticamente. Estamos en una situación humillante de inferioridad con respecto al  presente y futuro energético”.

  Los 200 años de vida independiente, dice, deben ser un punto de inflexión para decidir qué hacer desde el punto de vista político, institucional y económico. “Creo que todavía hay un principio al que nos va a costar llegar, el que hemos tenido durante nuestras dos contiendas bélicas: el principio de la unidad nacional, unidad ante la desgracia, ante las  tragedias, las catástrofes, la miseria, etc., sobre todo en el ámbito político”.

  Al considerarse  “optimista por naturaleza”, el Prof. Carlos Villagra Marsal  alienta a los jóvenes a que en estas fechas tan importantes de la vida nacional “se inserten en el gran motor decisorio del país”.  Si es necesario hacer política, que hagan y que busquen conciliar con sus actividades: “Primero hay que vivir y luego filosofar, una vez que se tenga asegurado el pan, pero no pretenderlo todo de una vez. Que intervengan en la marcha del país en el campo profesional, cultural, económico, el que sea”.

1-  Ser  sobrio  es una característica del paraguayo por una larga tradición virtuosa. En contrapartida, también  hay una gran tendencia al manejo abusivo del poder, a seguir la antigua prepotencia del oficial de compañía que salía con un tejuruguái (látigo) a pegarle a todo el mundo.

2- El nepotismo empezó con el régimen de Alfredo Stroessner. “El paraguayo no era así. Hay que ver la lista de gente importante, diputados y senadores de años anteriores, incluso del siglo XIX, que consideraban grave que uno llamara a un hermano a ocupar un cargo público”.

3- Existen héroes de hoy en Paraguay: héroes culturales, económicos y gente de trabajo, humilde, sencilla, que, sin pedir nada a nadie, están manteniendo y que son como el cimiento de nuestra nacionalidad: la gente que quiere a su país, que quiere verlo mejor y que hace algo.


PLATA YVYGUY, LA GRAN DISTRACCION NACIONAL

  La plata yvyguy o la búsqueda del tesoro escondido ha sido la gran “distracción nacional”, dice Villagra Marsal y explica que, contrariamente a lo que se cree, el tema comenzó antes de la Guerra del 70, tras la expulsión de los Jesuitas por Carlos III. Las  misiones del Paraguay eran las más ricas y prósperas de todas y los jesuitas fueron embarcados desde su central en Asunción  con una mano detrás y otra adelante: “Le revisaron hasta las partes íntimas. El informe (del Cabildo de Asunción y vistas de Aduanas) dice con mucho respeto los reverendos padres, pero la verdad es que los desnudaron para ver si llevaban algo”.   


Madame Lynch con el Mariscal López, en
la pintura del joven Fidel David Fernández


Un retrato de Madame Lynch

  Los jesuitas tenían un poder monopólico de exportación y ganaron muchísimo dinero con la yerba, muy codiciada entonces, junto con el cuero y el tabaco, mientras los criollos no podían exportar. Hicieron una fortuna inmensa que, según parece, la mitad iba a Roma y la otra mitad quedaba aquí en Paraguay en lingote de oro, relata el investigador. “Se habla de una cantidad muy grande que está reunida en un solo lugar, 27 toneladas de oro, no en las misiones precisamente, pues tuvieron tiempo de guardar. Ellos tenían tres estancias importantes, una en Itapúa, otra en Paraguarí y otra en Caaguazú”.

  Villagra Marsal dice conocer  gente que ha encontrado una campana de origen jesuítico en Caaguazú a unos 7 metros bajo tierra llena de diamantes y bien tapada con cera. “Yo tengo la campana en mi museo y la persona que la encontró en los años 70 tuvo la buena suerte de poder  llevar a Amsterdam a vender los diamantes”.

  La existencia de los tesoros también surge de los tiempos de Don Carlos A. López cuando el Estado tenía el monopolio de la exportación de productos paraguayos, lo que se llama un estanco. Los campesinos producían y entregaban al Estado y Don Carlos les pagaba en efectivo. “No era nada raro encontrar en casas campesinas de esa época objetos de plata como bandejas, vasos, jarros, libra esterlina y  Carlos IV de oro”.

  Durante la guerra, cuando la mayoría del Estado Mayor del Mariscal López estaba en Azcurra, en 1869, después de la batalla de Lomas Valentinas, se  ordena a todo paraguayo o familia paraguaya que posea oro, plata u otros objetos valiosos a que acuda cuanto antes por sí o por mensajero a entregar ese dinero al Gobierno del Paraguay en Azcurra. “Si eso no pudieron hacer por las circunstancias de lejanía, presencia cercana del enemigo, etc., ordenaba que todos esos tesoros se enterraran. Entonces hay una enorme cantidad de tesoro escondido. Mucha gente halló cantaritos de cuatro o cinco monedas, unos cuantos anillos, que no son demasiado. Pero si son libras esterlinas es bastante porque no solo tiene valor monetario sino numismático”. Hoy día la búsqueda sigue de la forma más sofisticada.

  Durante la Convención Nacional Constituyente Villagra había presentado con Romero Pereira un proyecto, aprobado, por el cual se institucionaliza la propiedad de la riqueza del subsuelo y donde se dice que todo el subsuelo le pertenece al Estado. “Si un propietario halla en su tierra titulada es suya; si es en tierra fiscal debe darle la mitad al Estado y si encuentra en una propiedad ajena tiene que compartir con el propietario. Está legislado en el Código Civil”.

  Sobre los movimientos raros que se atribuyen a los sitios donde hay plata yvyguy contesta que “la imaginación popular es muy fértil y hay muchas cosas  que  no tienen relación con el tesoro. Cuando hay metales enterrados o los mismos huesos humanos producen gases como débiles llamaradas”.

  ¿Dónde hay plata yvyguy hoy? Al parecer  el tesoro paraguayo se enterró en tres partes porque era inmenso. Uno muy extraño es el Parque Caballero, cuando Asunción estaba por ser invadida. “Como no había banco, el Paraguay cobraba también en oro y en libras esterlinas y, por tanto, el Gobierno pagaba también en libras esterlinas. No había créditos por eso, los barcos de la flota paraguaya se compraban con dinero contante y sonante o en oro al igual que la maquinaria para los ferrocarriles, los mármoles, los enseres, muebles, etc., que existían en Paraguay en la era de los López”.

  Los otros sitios donde se habrían colocado son los lugares por donde pasó el Ejército paraguayo y donde estaban las familias;  Cordillera, Piribebuy, Caacupé, Valenzuela y el largo camino de la Diagonal de Sangre. “Las Residentas llevaban su dinero como podían y en vista de que no les servía para nada en ese momento enterraban con sus joyas. En muchas casas, incluso, se colocaban entre las paredes”.

  Aparte de esto se conocen casos de santos  huecos, aunque  debe ser de origen jesuita, en cuyo interior se colocaban también los tesoros: “Un poco riesgoso porque el peso delataba que no era pura madera”.

   Sobre los “tesoros de Madame Lynch”, Villagra Marsal asegura que “no hay tal tesoro”. Ella se fue sin nada. Incluso después demandó al Estado paraguayo para que le devolviera lo que le había regalado el Mariscal en centenares de leguas cuadradas de tierras en el Chaco. “Muchos dicen que eso hizo el Mariscal para garantizar que los aliados no se apoderaran de las tierras, que dejaban de ser del Estado y eran propiedad privada, pues era la época del liberalismo y protección a la propiedad privada, aunque lo mismo no hicieron caso como en el Bermejo y el Pilcomayo que tomó la Argentina”.

  En todo este tiempo el tesoro enterrado ha sido una adicción que ha arruinado a mucha gente que se dedica a  comprar aparatos y más aparatos para buscarlos y que en muchos casos indican y estiran para detectar cualquier cosa. “Puede ser que se haya encontrado así cerca de Villeta, pero en las zonas de las batallas hay gran cantidad de metales enterrados en bayonetas, fusiles, sables, etc. Entonces el aparato buscador de tesoros funciona de inmediato”.

  En Piribebuy también está enterrado el tesoro de la Iglesia que era muy rica por la devoción a Ñandejára Guasu y  había candelabros de plata, de oro, una virgen con un collar de perlas hasta la rodilla que le daba tres vueltas al cuello, objetos de oro como patenas, cálices, etc.

  A criterio de Villagra Marsal tal vez poco o nada se puede hacer por recuperar estos tesoros, pues cuando se intentó en el Parque Caballero la Municipalidad de Asunción contrató a una compañía norteamericana que se dedica a eso y se armó un escándalo. Más bien, quizás por la presencia de un general en servicio activo y un miembro de la Corte lo que no estuvo muy elegante. “Se hubieran abstenido, parece que eran parte de la sociedad, lo cual es legal, pero se hubieran abstenido. Pero allí sí había algo”.

  A 200 años de la Independencia y siglos de búsqueda de plata yvyguy,  pese a toda la leyenda, es poco lo que se sabe de los hallazgos, pues “la persona que sacó no tiene mucho interés en contar, sino que trata de deshacerse del oro, convertirlo en dólares, euros o adquirir otros bienes. O en todo caso, nadie se queda con las monedas ni los lingotes en la casa”.

(x)  Cortesía del diario ABC COLOR, 14 de Febrero de 2011(Asunción, Paraguay)


ACOTACION DE FA-RE-MI: Más información sobre el escritor, ir a:

59. Entrevista del periodista Antonio V. Pecci al destacado poeta, ensayista, novelista e intelectual paraguayo, Carlos Villagra Marsal