La vida y obra del hermano de Agustín Pío Barrios "Mangoré", poeta y dramaturgo en lengua guarani

 

FRANCISCO MARTÍN BARRIOS

Francisco Martín Barrios con su hermano Agustín, hacia 1921, en un hotel de Buenos Aires (Foto: Gentileza del Prof. Sila Godoy). Esta fotografía se publicó también en el libro: " Mangoré: Vida y Obra de Agustín Barrios", escrito por Sila Godoy y Luis Szarán; Editorial Don Bosco/ Ñanduti Vive.

ACOTACIÓN de FA-RE-MI: Según el guitarrista uruguayo César Amaro (camaro@adinet.com.uy)
esta foto se tomó “en la casa de campo de Don Martín Borda y Pegola”, y no en un hotel…-

por: Jorge Báez Roa (x)


Escribió varias piezas de teatro como "Caraí Octubre o "Caacupé". Pero se perdieron. Tras estudiar etnografía en Brasil se interesó en dignificar nuestro idioma vernáculo.
Su poema "Che Kuairú resá" (1), que él mismo solía recitar, era una joya. Jorge Báez (senior) dijo que creía poder vivir del arte y de las letras en nuestro medio."Este error le fue fatal".
Y no sólo para su vida sino también para su trabajo: "La subsistencia diaria le obligaba a producir con precipitación y a representar sus obras sin la necesaria madurez", asegura.

Con cierta frecuencia nuestra imaginación gusta ir hacia el pasado, siempre y cuando –claro está- tenga ese pretérito virtualidades que le permitan proyectarse a nuestros días, nos acompañe y tenga algo que decirnos con total vigencia.

Suele decir un amigo nuestro que si hoy pudiéramos encontranos con Cervantes y fuéramos a un café a sentarnos y a conversar con él, lo hallaríamos más actual que muchas personas con quienes a diario acostumbramos a hablar. Esto que nuestro amigo adjudica a Cervantes bien podría aplicarse a otros tantos egregios espíritus. Y todo esto viene a que, removiendo viejos papeles de un antepasado nuestro, hallamos una que otra fotografía desleídas por el tiempo en las que aparecen Agustín Barrios "Mangoré" pulsando la guitarra y a una discreta distancia de él, ya en el proscenio, su hermano Francisco Martín, de estampa fina, alta, enhiesta y en gesto declamatorio.

Sabido es que Agustín Barrios y su hermano Francisco Martín con frecuencia solían actuar juntos en escenarios de arte. Barrios "Mangoré" en muchas de sus presentaciones hacía un paréntesis a su recital para dar paso al arte declamatorio de su hermano, uniendo a los versos del vate una discreta música de acompañamiento desde las cuerdas de su guitarra.

Estos materiales iconográficos nos llevaron a recordar una que otra poesía en lengua vernácula que escribiera Francisco Martín. Y, sobre todo, nos indujo a interiorizarnos de algunos aspectos de la vida del poeta.

Francisco Martín Barrios merece ser recordado como poeta y como uno de los primeros teatrógrafos en lengua vernácula. Estas fotografías y crónicas de los años veinte nos muestran a Francisco Martín en compañia de su elenco de teatro tras llevar a la escena obras de su autoría, como Mborayjú ja Tesay, Caraí Octubre, Caacupé…- Lamentablemente todas estas obras se han perdido en el tumulto de su agitada vida.

Jorge Báez (senior) en su libro La torre del silencio dedica un capítulo a Francisco Martín Barrios. "Su figura denunciaba a un romántico –nos dice Báez-; usaba sombrero de alas anchas y una flamante capa española cubría su elegante traje negro. Pronto se hizo popular. Su actuación como recitador de poesías en castellano y guaraní le granjeó la simpatía de cuantos gustaban de su arte."

Nos cuenta también que radicado durante varios años en Sao Paulo (Brasil), en donde los estudios americanistas de etnografía y lingüistica habían avanzado notablemente, tales estudios despertaron su interés por el guaraní y, con él, el deseo de dignificar la lengua autóctona. Fue así como llevó al teatro motivos populares, inspirados en hechos de nuestra historia y tradiciones. En este punto vale la pena señalar que tanto el músico como el poeta gustaban adherirse al pueblo, llegar a él, con lo mejor y más noble surgido del genio de la propia tierra, en una actitud muy distante de esa tendencia seudofolklorista en que todo se avulgara con vistas a halagar al pueblo de un modo irresponsable y torpe.

En cuanto a sus recitales poéticos "hicieron época en Asunción", nos dice Carlos R. Centurión en

su Historia de las Letras Paraguayas. Fue sobre todo en lengua vernácula en que esplendió su estro de creador y recitador. De sus poesías un lugar preferente ocupa Che Cuairá resá, que cuando él lo recitaba despertaba en su auditorio un entusiasmo tal que se traducía en prolongadas ovaciones. En nuestros días esta pequeña joya escrita en idioma guaraní la ha llevado al disco, con notable arte, el poeta y teatrógrafo Rudi Torga.

Y hay sobre todo un hecho, una realidad en la vida de Francisco Martín Barrios que nos mueve a reflexión. Se trata del sentido de una vocación asumida con toda la pasión y entereza que reclama el arte en contraste con lo que le ofrece un ambiente poco o nada propicio para estas expresiones del espíritu.

En el ya citado libro de Jorge Báez se lee: "Barrios se ilusionaba con que en nuestro pequeño mundo metropolitano se podría vivir del arte y de las letras. Este error le fue fatal tanto a sus obras como a su propia vida. La subsistencia diaria le obligaba a producir con precipitación y a representar sus obras sin la necesaria madurez, pudiendo haberlas realizado con mayor enjundia si se tiene en cuenta su innegable talento."

Y en este punto nos preguntamos: Por qué no buscó, como su hermano Agustín, otros horizontes a su vida, a su arte ?. Quiza pudiera ello explicarse en el desamparo que tal determinación supondría a su ya anciana madre. El poeta nos habla de ella en una que otra poesía. Nos dice que por ella ha recluido sus sueños de artista: "Gaviotas que añoran horizontes de mar…"

La enfermedad e indigencia de la anciana madre de estos artistas se transparentan también en cartas de Agustín Barrios a su amigo y mecenas, el uruguayo Bordas y Pagola. El músico en plena gira de conciertos por el Uruguay se entera de las estrecheces materiales por las que pasa su madre enferma y anciana y pide alguna momentánea ayuda al amigo.

Francisco Martín vive con admirable integridad su vocación de arte pese a todas estas penurias. Y no podemos menos que pensar en esa mediocridad refractaria al talento y a la cultura que en todo tiempo y en nuestro país ha vivido holgadamente de canonjías y cargos públicos.

Martín Barrios, necesitado de medios de vida y de una tribuna donde pudiera trabajar en beneficio de su nombre y de su obra, resulta ignorado por quienes administran las funciones públicas. Y es que en el Paraguay siempre olvidamos que el artista ha nacido con la desgracia de tener estómago al igual que cualquier otro mortal. En caso de nuestro poeta no ha sido entre nosotros el primer ni el único ejemplo de fidelidad a una vocación de arte en un ámbito y una época nada propicios a ella. Pero sí resulta admirable su tenacidad en haber mantenido viva la llama de la vocación como entrañable imperativo que no admite aplazamiento ni dilaciones. Antes, por el contrario, exige atención, práctica y superación constantes, encaminados a hacer fructificar lo que en potencia se insinúa como lo más peculiar que tiene cada hombre. El pensamiento "existencialista" ha arrojado no pocas luces sobre este punto cuando nos dice que la vida humana es siempre una elección y no un capricho, al tiempo de recordarnos que, a diferencia de los demás entes del planeta que tienen un ser ya prefijado, al hombre se le presenta la vida como tarea en respuesta a una llamada desde lo más íntimo. Y de nuevo nos preguntamos: Cuántos de nosotros asumimos como destino una vocación al tiempo de reparar que no hacerlo corremos el riesgo de falsear la propia vida ? Porque en nuestros pueblos sudamericanos al menos las más de las veces los padres son quienes eligen carrera o profesión a los hijos en vista a una posición social y económicamente holgada y hasta brillante, sin reparar mucho ni poco acerca de cuál sea la verdadera vocación de los mismos. Pero dejemos esto, que largo nos llevaría discurrir sobre el punto.

Queda en pie el recuerdo del noble e inspirado artista que nos dejó un puñado de primorosos versos, de alta poesía, en idioma guaraní y cuya vida fue todo un poema de altiva independencia frente a la mediocridad gregaria e iconoclasta.

Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 21 de Marzo de 1998 (Asunción, Paraguay).



Dos poesías de Francisco Martín Barrios:


Che kuãiru resa

Mba´e guasutépa ko che akãme oikéva
Ajepy´apy ha ndavy´avei
Che ké ha che paýpe na cherendavéi
Ndaikuaaiveínte la chéve ojehúva

Kyhápe añeno jahechápa ake
Ha manterei añambyatïmoï
Che pijahovapa. Che y´uhéi. Che remói
Ha ambojopyru kyha ha inimbe.

Asë ajeity pe kapi´ipépe
Che po moköivépe añembyakãngyta
Estrella oïhaicha, entero aipapa
Jahechápa upéicha apyta akemi

Ha la che resa ikãmba rei
Oïmentevoi la che akã ojo´ova
Ku kuãirü resáicha cherehe oikóva
Ñaimo´ã ohapýva la che korasö

Kokuehe aháma ahecha pa´i
Hi´ãitégui uperö añembombe´u
Ha he´inte chéve: “Reporoyahu.
Pohã Paraguay, emenda voi”.

Ha upévako hina la chéve ojehúva
Tupãsy memby che moakãmundúva
Ku oguatakuévo, pehechanga´u:
He´ete ipepóva ko anome´ü.

Yvoty oïhaicha okukúi hapépe
Pe humby, otytýi. Pe hesa, omimbi.
Ha la ne encantavéva, omyimíva ohóvo
Icamisa guype moköi jeruti.

Hague rokyümba pe hova yke
Hetyma kyrÿi porãite guasu
Ikambuchimi pako pe ijuru
Ha´erö ichupe: “Ta´u che eirete”

Apoi nde ári yvytu pepo
Che ñe´eenguemi tohendu ha´e
Ko che mba´asy che resárupi oike
Ha che korasöme ojehaitypo.

Francisco Martín Barrios

Che Tupãsymi

Caminante triste, ku estrella oguiáva
Nde rekávo aikóva che tupãsymi
Péinama imilagro, peínama ipoty
Ñandejára ypýpe che promesami

Kurusu de plata, tupao ombojeguáva
Ha ku ja adoráva, ñesühamete
Hi´ãmínte chéve che morenami
Ñamopeteï ñande rekove

Ka´avo tory
Reseda poty
Ryakuã porãite
Upéva ku nde

Viajero perdido
Nderehe osoñáva
Ha remopenáva
Upéva ku che

Lucero del alba, jasy porãite
Ndaipori voínte nembojojaha
Maerãpiko chéne rohayhuetei
Si de todo modo che tormento rã

Pe ndejurumínte la che quebrantáva
Ojoguánte chéve ku tuna he´ë
Ikatu vaerãpa che ára ko´ë
Ha che jyva ári rojurupyte

Rosario de oro
Mbo´y repyete
Kuãirü brillante
La nde rekove

Limeta cristal
Estracto ryru
Mba´e fiaite
La che mborayhu

Che corasö ári niko che arekóva
Pañuelo apytépe la nde ávami
Ha che arambohágui osë ha ovevéva
Yvoty pa´üme heta panambi

Yvága rokëgui ajevy jeyne
Eraramo chéve che mba´emiha
Che mbojeroviána amano mboyve
Ha neï ereramo, ani repuka.

Francisco Martín Barrios

(x) De la Antología de las mejores poesias en guaraní. Selección e introducción: Rudi Torga. Biblioteca Paraguaya El Lector; 25 de Mayo y Antequera (Asunción - Paraguay)
(1) Escuche la primera poesía en la página principal, real audio, en la voz de Rudi Torga.