EVOCANDO A CARLOS MIGUEL JIMÉNEZ (x)

Por: Aida Lara

Carlos Miguel Jiménez nos dejó su silencio saturado de canciones de amor, de fe y de gratitud por las cosas de Dios. Carlos Miguel Jiménez es un nombre que resume la amistad, porque su religión fue el culto al amigo. El Paraguay no es canto, no es poesía sin decir Carlos Miguel Jiménez.

Nació en Pilar el 5 de Julio de 1914, alumbrando así una estrella el firmamento artístico de nuestra patria. Al dirigir sus primeros pasos por la senda de la vida trajo en sus alforjas una invisible lira de oro, como un don inapreciable de las musas.

Carlos Miguel Jiménez fue hijo de don Federico Brackebusch y de Amalia Jiménez. Siendo aún pequeño se trasladó a la ciudad para continuar sus estudios primarios y secundarios. Frecuentaba la casa del inmortal Manú. Fue su maestro el profesor Delfín Chamorro y otros capacitados educadores quienes fueron modeladores de su sólida capacidad intelectual.

Fue un correcto periodísta, batallador y brillante, sirviendo al pueblo con nobleza e hidalguía.

 

La nueva generación lírica del Paraguay

Fue colaborador de varios periódicos de la Argentina, escribiendo editoriales y encendidos artículos. En principio fue glosista siendo un brillante improvisador. Inició sus actividades artístico-culturales en Resistencia, Rca.Argentina, en el año 1936 integrando el conjunto "Los Veteranos" de Julián Alarcón. En 1938, estrenó la letra de Nanawa en español en el Centro Paraguayo en Rosario, Argentina, en presencia del Mcal. José Félix Estigarribia, quien le dió un abrazo emocionado. En 1939, ya en Buenos Aires, escribió los versos en guaraní, a pedido de Emilio Bobadilla Cáceres, y esos versos son "Nembaerante Angélica" y "Che rendumí Ramonita", musicalizados por Emilio Bobadilla Cáceres. Formó parte de varios conjuntos: Félix Pérez Cardozo, Castro Noguera, Los Hnos. Larramendia, Los Hnos. Cáceres.

Sus obras más conocidas son: Alondra Feliz, Angel de la Sierra, Golondrina Fugitiva, Las hijas del pueblo, Mi serenata arribeña, Ñandé corochiré y Okaraguami Aká Sa´yyú, musicalizados por Don Emilio. Alma Vibrante, Flor de Pilar, Sobre el corazón de mi guitarra, Mi Patria Soñada. La guarania, Herencia de Tribu, tienen la inspiración musical de Agustín Barboza. La Venus Cobriza con Félix Pérez Cardozo. Mis Joyas de Buenos Aires, Muchachita Campesina, Che Yboty apyreyn y otros.En los versos de Alma Vibrante, pintó la imagen y el alma de la mujer paraguaya.

En 1948, estrenó en el Paraguay, Club Cerro Porteño, su magnífica obra: La Nueva Corona, siendo ovacionado durante varios minutos. Ese poema lo escribió y estrenó en Buenos Aires en el año 1944. En 1950, ocupa la presidencia fundacional de Asociación de Autores de Escritores Guaraníes. En 1951, participa de la fundación de Autores Paraguayos Asociados (APA). En 1960, al finalizar el Congreso de Guaraní en el Ministerio de Defensa Nacional, recibe entre otras distinciones, la MEDALLA DE ORO de ese Ministerio. En 1969, Carlitos como lo llamaban sus amigos, una comisión estudiantil de Pilar, le rinde su juramento de fidelidad; homenaje de esa ciudad que fue su cuna y a la que cantara con tanto amor.

Su casa quedaba en la esquina del Liceo Acosta Ñú, llena de hipotecas y otros impuestos, vivía prácticamente en la indigencia. Era un bohemio de cuerpo entero, bohemio pero digno, honesto consigo mismo y con los demás.

Murió de un infarto, el sábado 29 de Agosto de 1970. Sus restos fueron velados en Autores Paraguayos Asociados (APA), y sepultado en el cementerio de la Recoleta, en un panteón cedido por la Revista Ysyry.

Carlitos, el inefable Carlitos, paseaba su estampa barbuda, con un tosco bastón de palo común, un chambergo raído y su ponchillo campesino.

Un ramo de violetas para enlazar este recuerdo, de otro vate indiscutible, Darío Gómez Serrato en su adiós para Carlos Miguel Jiménez:

Quién es este poeta de rostro duro y suave
como tallado a golpes de martillo y de flor,
que ruge como el tigre y canta como el ave
hambriento de justicia y borracho de amor.

Doliente visionario surgido a los vaivenes
de la patria azotada por un sino cruel,
se llama este poeta Carlos Miguel Jiménez
y tiene ya su fresca corona de laurel

 

(x) De su libro -inédito-:" Autores, Compositores e Intérpretes del Paraguay"

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 OKARAYGUAMI AKÃ SA´YJU

Ku mitãkuna áva apopë sa´yju mimbíva
Iñakã jegua ndijavyiete mbokaja poty;
Inimbo overáva ho´a ijati´ýre ojajaireíva
Ichupe heñói ñe´ã ruguápe
Mborayhu hypy.

Ha´e umi hesa mbyja ko´ëju ñande resapéva
Ivága hovy oje´o hague ima´ë paje;
Aropurahéine che mbarakapúpe
Mba´e iporãitéva
Hova pytangy ha´etevoíva kuarahy resë.
Ojogua mokõi jasy pyahumi
Hováre oguejýva
Umi ityvyta po´i asyete kãrãpa´imi;
Yvoty pytava hope ojerávo ha he´embochyva
Upéva ijurúpe huguysyrýva
Ha ikambuchimi.

Kuña sa rovy piré morotí ãkã sa´yjúpe
Yvyty pepo toguerahami che ñe´ë poty.
Tupasy itykéra ojoguaiteíva
Ku che rembiayhúpe
Mokõive ojovái ndojuasái porãme
Ha ojuhupity.

Letra: Carlos Miguel Jiménez
Música: Emilio Bobadilla Cáceres

ALMA VIBRANTE

Yo soy la sencilla mujer paraguaya
De trenzas floridas
Del templo del arte y vergel de natura
Yo traigo el amor
Y en música pura la voz de una raza
Que vuelve a la vida
Con ritmos que marcan el ave canora
La estrella y la flor.

Soy alma vibrante que va repartiendo
Sonoras caricias
En el corazón de la América tengo
Mi agreste jardín
Me dio desde el cielo el trópico hermoso
El sol de las Indias
El fuego en que nace mi canto de ardiente Pasión guaraní.

Florece en mis labios melódico verbo
De selva olorosa
De azul arroyuelo de verde campiña
Y ciudad colonial
Y vibran conmigo las cuerdas del arpa
Riente y llorosa
En dulce y alada canción de la tierra
Que aroma el yerbal.

Yo pulso la lira que nunca enmudece
Y tiene una historia
En lengua armoniosa de virgen artista,
Heroica y gentil
Y ritmo cantares que endulzan el santo
Dolor de mi gloria
Con miel de la patria de los azahares
Y del ñandutí.

Letra: Carlos Miguel Jiménez
Música: Agustín Barboza

 


"MI PATRIA SOÑADA":
El ideal de un país sin hambre ni penas (x)

El poema fue escrito por Carlos Miguel Jiménez tras la despiadada revolución de 1947, que no sólo enlutó al pueblo paraguayo, sino que resucitó la intolerancia más bárbara

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............. ...................por: Mario Rubén Álvarez

 

Aikuaángo chamigo rejoperá hague nde ahy´ógui.Ha aju rohechami aína- le contó Carlos Miguel Jiménez (nacido en Pilar el 5 de julio de 1914 y fallecido en Asunción el 29 de agosto de 1970) a su amigo Agustín Barboza (recientemente desaparecido), a quien había ido a visitar al barrio Sajonia.

El cantor de José Asunción Flores acababa de salir del quirófano, operado de la garganta por el doctor Nelson Llamosas en el verano de 1952. Estaba hospedado en la casa de su amigo Gilberto Duarte, quien mucho le insistió para que guardara cama y silencio -conforme le recomendó su cirujano- en su domicilio.

Barboza, más con señas que con palabras, entabló comunicación con uno de lo más grandes poetas populares de nuestro país. Dada la mudez del visitado, el visitante y el dueño de casa fueron los que llevaron la voz cantante del encuentro. Caía ya la tarde y el Sol, como una espada que derretía su acero, se derramaba a la orilla del río Paraguay, tan amado para el ruiseñor de la guarania, con reposo postoperatorio.

-Arémako aguereko ko "Mi patria soñada", verso ajapova´evue. Ha aipotágui nde remomúsica chéve, name´ëiva avavépe. Agã amoï ndéve nde pópe. Ndaipóri apuro. Agã nde ahy´o oï porã jey vove, ejepulsea hese- le dijo, ya al despedirse, Carlos Miguel Jiménez.

Apenas se fue el poeta, Agustín leyó la obra que había quedado junto a él. Le cautivó enseguida. "Era la aspiración de un hombre honrado que clamaba por una sociedad en la que se cultivasen los mejores valores de la humanidad progresista. Cada palabra parecía nacer de la más profunda palpitación de su corazón de gran poeta", expresa Agustín Barboza en sus memorias de Ruego y Camino.

El pilarense había escrito el poema después de la despiadada revolución de 1947, que no sólo enlutó dramáticamente al pueblo paraguayo, sino que resucitó los cánones de la intolerancia en sus modos más bárbaros. Ante ese panorama, el poeta llamaba a la concordia, soñando un "patria nueva" . Como pocos, el poema dibuja la aspiración de libertad y democracia de un pueblo perseguido por los dolores de parto de los atropellos a la dignidad de sus habitantes.

"Mi trabajo con "Mi Patria soñada" fue arduo. Pero en unos cuantos días pude cumplir mi próposito, y cuando la estrené en casa de Gilberto, ante una reunión de amigos, tuvo una inmediata aceptación. Empujado por un incontenible entusiasmo, el dueño de casa dijo que la composición podía convertirse en un nuevo himno típicamente paraguayo y ser de autores nacionales", cuenta Barboza en su libro.

A Duarte, el generoso anfitrión del compositor, no le faltó razón. La obra, pronto, se trasnformó en el canto de un pueblo apuñalado, pero aun así esperanzado de vivir en un país parecido al de sus sueños. Esa aspiración, hoy, sigue viva, porque todavía no llegó ese tiempo de primaveras amarillas que invocaba el poeta.

Haberle otorgado a la obra de Barboza y Jiménez el Premio Nacional de Música fue, sin duda, un acto de justicia. Ese canto no es ya de ellos sino de todos los que coincidimos con su contenido y aguardamos la hora precisa de existir en un Paraguay "libre de ataduras, nativas o extrañas", sin "amos insaciados" ni "murallas
para el pensamiento", en "un Paraíso" que construyamos entre todos y para todos.

 

(x) Del diario "ÚLTIMA HORA" (El Correo Semanal), del 23-24 de Enero de l999 (Asunción, Paraguay)

MI PATRIA SOÑADA

(Guarania)

Fulgura en mis sueños, una patria nueva
Que augusta se eleva, de la Gloria al reino
Libre de ataduras, nativas o extrañas
Guardando en la entraña, su prenda futura.

Patria que no tenga hijos desgraciados
Ni amos insaciados que usurpan sus bienes
Pueblo soberano por su democracia
Huerto con fragancias de fueros humanos.

En un paraíso sin guerra entre hermanos
Rico en hombres sanos de alma y corazón
Con niños alegres y madres felices
Y un Dios que bendice su nueva ascensión.
Patria sin muralla para el pensamiento
Libre como el viento, sin miedo a metrallas
La Nación modelo que por su cultura
Se ponga a la altura de todos los cielos.

Donde alegres trinos de son libertarios
A los proletarios y a los campesinos
Patria donde haya voces de estudiantes
Promesas vibrantes de luz Paraguaya.

Sueño en una patria sin hambre ni penas
Ni odiosas cadenas que empañen su honor
Donde el bien impere sin sangre ni luto
Bajo su impoluto manto tricolor.

Letra: Carlos Miguel Jiménez
Música: Agustín Barboza