Evocación

Inagotable tejedora de sueños -1-

  Su lugar preferido era la sombra del viejo corredor, intermedio perfecto entre las escuetas habitaciones y la espesa vegetación circundante, benéfica barrera protectora frente a la sofocación de la urbe.

Josefina Plá

por: Francisco Corral (x)

  Un reducto de selva exuberante emergía en la esquina de Estados Unidos y República de Colombia, casi en pleno centro de la ciudad de Asunción. Apenas contenido por el viejo muro que intentaba retenerlo, aquel estallido de vigor vegetal parecía a punto de invadir las calles adyacentes para recuperar el territorio antaño usurpado al bosque milenario.

  Era la casa de Josefina Plá. Allí vivía Josefina, en un ambiente que García Márquez hubiera soñado recrear.

  Su lugar preferido, su sitio en el mundo, era la sombra del viejo comedor, intermedio perfecto entre las escuetas habitaciones y la espesa vegetación circundante, benéfica barrera protectora frente a la sofocación del urbe. Desde dentro, casi nada diferenciada aquel paraje asunceno de cualquier ranchito perdido en medio de las selvas del Guairá, de no ser porque el aullido rasgado de los monos era reemplazado por el cercano rugido de los autobuses.

  En ese silvestre refugio de resistencia a la invasión del cemento vivió Josefina, durante más de 70 años, en la mayor austeridad imaginable, entregada a su labor intelectual en cuerpo y alma, como los antiguos místicos sin nada que esperar y sin nada que temer. Pues lo que a otros podían parecer privaciones, para ella no eran sacrificio, sino un beneficio, una elección voluntaria y plenamente coherente, un instrumento expresamente buscado y escogido.

Mujer trabajadora

  El estilo de vida de Josefina Plá, descuidado de lo material y ajeno a todas las comodidades modernas a las que hubiera podido perfectamente acceder, no respondía a una actitud reivindicativa en clave naturista o ecologista, sino a una vocación que me atrevo a calificar de mística. Era su forma de sentirse en el mundo y era, sobre todo, su forma de sentirse en el tiempo. Josefina había decidido que su tiempo era para ella, para su labor de creación, y que, por lo tanto, el tiempo era algo demasiado valioso como para perderlo entre los inútiles objetos de que nos rodeamos.

  ”He ido pasando por el mundo sin pensar sino en el trabajo, y sin otros alicientes que los que el entorno fascinante, en su desemparo frente al mundo, me ofrecía”.

  Josefina mezquinaba las horas y los minutos para su trabajo, pero ni aun en los momentos de mayor concentración le importaba interrumpir su actividad para recibir al amigo que llegara, y entregarse al regalo de una conversación siempre amena, siempre profunda.

  A cualquier hora del día todos teníamos la seguridad de encontrarla en su sitio, trabajando en su viejo corredor. Bastaba con dirigir la mirada desde la calle al tiempo de cruzar frente al portoncito de hierro, para distinguir su perfil a lo lejos, en el contraluz de la galería, sentada en su sillón de siempre, escribiendo, o dictando a su fiel Marciano, su secretario y mecanógrafo. Y era reconfortante saberla allí, en su puesto, escrutando el devenir de nuestros sueños como una vigía atento o como un faro premonitorio.

  Sólo desde esa entrega diaria, total, al trabajo tenaz e intransigente, puede hoy entenderse que una mujer sola y desemparada haya sido capaz de elaborar una obra ingente, una obra de tal calidad, amplitud y energía, que constituye, sin ninguna duda, el eje, y la referencia fundamental de la cultura paraguaya del siglo XX a partir de los años 40.

  Mujer multifacética

  Josefina tuvo la nada común capacidad de saber compaginar la creación, la enseñanza, la crítica y la investigación. Y su trabajo prolífico abarcó esas cuatro facetas en muy diversos campos: el teatro, la narrativa, la poesía, las artes plásticas, el periodismo radial y escrito; la crítica literaria y de arte, la investigación histórica, el ensayo.

(x) Director del Instituto Cervantes de Túnez. Ex director del Centro Cultural de España Juan de Salazar, en Asunción. El texto fue extractado de Josefina Plá. Sueños para contar. Cuentos para soñar. Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuenteventura, Puerto del Rosario (Islas Canarias, España), 2000.

-1- Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado  10 de enero de 2009 (Asunción, Paraguay)

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