JULIAN ALARCON (x)

Otro de los grandes compositores y violinistas de principios del siglo XX fue don Julián Alarcón. Este músico nació en Asunción el 28 de enero de 1888 y sus primeros pasos como tal los dio estudiando la ejecución de la guitarra.

En 1909 volcó su talento dedicándose de lleno al estudio del violín, en el Gimnasio Paraguayo, y desde 1913 en Montevideo, Uruguay. En 1919 produjo su primer trabajo, editando un álbum musical con canciones del folclore (Ed. Manuel Viladesau) y la vez empezó sus giras de presentaciones artísticas por diversos países, entre ellos Argentina y Brasil, ocupándose de esta actividad por más de 20 años, dirigiendo a su agrupación denominada “Terceto Guaraní”, junto a Carlos S. Caballero y Manuel Moreno.

En 1942 obtuvo el premio de composición del Ateneo Paraguayo con su canción Abandonada y en 1950, en el concurso del Ministerio de Educación y Culto, con la composición Ka´avove´i

UN GRAN MÚSICO

Agustín Barboza en su libro Ruego y Camino tiene para él estos conceptos: “A pesar de que la música es una creación humana y se circunscribe en un ámbito estrictamente pagano, necesita también de profetas y apóstoles. Los profetas, es  decir los poetas, sirven para anunciar a través del verbo las cosas del hombre, su alegría y tristeza, su amor y esperanza y en ocasiones la ausencia, la soledad y el olvido. Julián Alarcón fue el apóstol de la música paraguaya, violinista de excepción, alegre y bondadoso, invitaba con entusiasmo a los prosélitos a ponerse en marcha como miembros de su permanente cruzada artística”.

El gran Barboza lo recuerda con cariño y comenta sobre su  generosidad poniendo su arte al servicio de quien lo quisiera: “Don Julián llevaba la alegría a todas partes, clubes, escuelas, sindicatos, iglesias y casas de familias, porque no hacía música exclusivamente por dinero, le pagaban cuando podían y muchas veces su mesa se encontró vacía, pero nunca faltó una nota temblando entre las servilletas, en vez del pan diario”, escribe sobre él don Agustín.

Barboza es coautor con Julián Alarcón de la composición musical Serenata, con letra de Ignacio A. Pane. Recuerda don Agustín que, siendo él el menor de los alumnos del maestro y el más joven entre quienes lo frecuentaban, mantenía sobre él un especial cuidado y observación, tratando de que su educación musical fuera bien estricta. Fue esa composición la que practicamente sirvió de graduación al autor de Alma Vibrante, ya que al exigirle que completara las partes musicales que él no pudo concluir, argumentando falta de tiempo y al evaluar el resultado de dicho trabajo, que dejó muy complacido al maestro, este le manifestó textualmente: “Agustín, mi misión contigo como maestro ha concluido”-

El alumno lo recuerda con gran cariño y respeto y en su libro rubrica estas palabras para él: “Julián Alarcón, apóstol de la música paraguaya, llenó de armonía la tierra y el cielo y su música seguirá siendo un evangelio laico para los hombres”.

SUS OBRAS

Julián Alarcón, a lo largo de su extensa carrera artística, compuso más de 300 obras y varias de ellas son verdaderas joyas de nuestro folclore. Entre muchas otras figuran, Serenata, con letra  de Ignacio A. Pane y coautoría musical con Agustín Barboza; con este último también compuso Entre tus Sueños.

Otras obras son: Nanawa, 3 de Mayo, Nde Resa Kuarahy´ãme, con letra de Teodoro S. Mongelós, Recuerdos del Paraguay, Sábado Ka´aru, Alegre Amanecer, Ha Paraguay, Zorzal del Paraguay, Tesa Yvoty, Serenata Clásica, Maravé ku ndoikói, Loma Clavel y otras.

(x) Cortesía del diario ABC COLOR (Asunción, Paraguay). Esta biografía forma parte de los fascículos: Sonidos de mi Tierra, auspiciado por dicho diario.
Coordinación General: Luis Szarán; Coordinación Artística: Luis Alvarez; Coordinación Ejecutiva: Víctor Destéfano

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