LORENZO ÁLVAREZ (x)

 

por: Ivaní Amambay y Daniel Torales
creadores_almaguarani@yahoo.com)

En el pueblo de San Cosme y Damián, departamento de Itapúa, el día de la evocación de San Lorenzo, un 10 de agosto de 1926, nació un hombre destacado por su dedicación al arte que cultiva: Lorenzo Álvarez Florentín. Sus padres fueron Turiano Álvarez, bandoneonista y violinista, y Ramona Florentín, fallecida cuando el artista contaba tan solo 3 meses de vida. A raíz de la prematura muerte de doña Ramona, Lorenzo fue criado por su abuela materna Práxedes Florentín, de quien muchas veces se escapaba con uno de sus hermanos para ir a escuchar y admirar a Antonio Carajallo, famoso violinista que llegaba de tanto en tanto a San Cosme y Damián.

Ya por entonces, con el entusiasmo contagiado por aquel violinista, Lorenzo empezó a fabricar sus violines con un arco hecho de tacuara y crin de caballo, y las cuerdas de cabos de acero deshilachados que se utilizaban para amarrar las embarcaciones en tierra firme en el Paraná. En tanto, su hermano Antero, fabricaba su propia guitarra de solo 4 cuerdas, en madera de samuhû. Así, formaron un improvisado dúo, cuando Lorenzo contaba con solo 7 años de edad. Al poco tiempo, se animó a solicitar a Carajallo que le prestara su violín, sorprendiéndolo al ejecutar el tema “Entre Dos Roimé”. La abuela, dándole el gusto a su nieto, compró a un indio un pequeño y hermoso violín artesanal hecho a mano; con ese instrumento Lorenzo interpretaba numerosas melodías de oído.

En 1934, cuando cumplió 8 años de edad, Lorenzo Álvarez formó su primer conjunto musical, tras lograr la unión de precoces artistas como Nando Duranchi, Ángel Ledesma y su hermano Antero. Llevaron sus interpretaciones por toda la zona de Itapúa hasta que en una cena de gala de su pueblo natal, un tal “Libé” Molinas, al ver sus aptitudes, llevó a Lorenzo a Encarnación a estudiar música con la profesora Zoraida Villalba, con quien aprendió primero el piano y luego el violín. Don Lorenzo recuerda con emoción, que se presentaba a clases bien peinado y vestido con una pulcritud única, hechos que marcaron su formación artística y de ser humano.

También por esos años, Lorenzo cruzó el ancho río Paraná, de Encarnación a Posadas, para estudiar violín con el maestro Calicastro, a la vez que integró la Orquesta Molinas, junto a Vidal Riveros en batería y los 3 hermanos Molinas: Ceferino en bandoneón, Heriberto “Libé” en violín, y Gregorio en guitarra. Con ese grupo, amenizó las fiestas de carnaval en el Club Social de Encarnación.

Al cumplir los 18 años de edad, efectuó el servicio militar en la Caballería, donde fue apreciado por sus cualidades con el violín; por ello se desempeñó como músico del Casino de Oficiales, y a los pocos meses pasó oficialmente a ser conscripto de la Orquesta Estable de la Caballería. Allí conoció a otro grande de la música paraguaya, Luis Osmer Meza, conocido como Luis Alberto del Paraná, quien se desempeñaba como mozo del casino y cantante de la orquesta, siendo compañeros hasta que el poeta guaireño Gumersindo Ayala Aquino lo llevó a Luis Alberto con su conjunto, para recorrer varios países del mundo.

Luego del servicio, Lorenzo retornó a Encarnación. Allí se unió al maestro Filisberto Zarza, quien fuera compañero de Herminio Giménez, para crecer más en el conocimiento musical. En 1947 formó la Orquesta Riveros-Álvarez, integrada por los hermanos Vidal, Leonardo y Pascual Riveros, y los hermanos Lorenzo y Antero Álvarez; profesionalmente fueron contratados para efectuar una serie de presentaciones en El Dorado, provincia argentina de Misiones. Por esa época, Lorenzo compuso su primera obra musical: “Idalia”, una melodía a la que luego le puso letras Cirilo R. Zayas.

En 1950, entusiasmado por el éxito obtenido en Argentina, decidió trasladarse a Asunción, con el ánimo de probar suerte. Sin embargo, tuvo que pasar muchas necesidades económicas y la suerte se le dio muy paulatinamente.

Lorenzo no se dejó amilanar por las dificultades del momento, sino que siguió sus estudios musicales, acrecentado sus conocimientos con el profesor Alfredo Kamprad, y recibiendo su título de Profesor superior de violín con mención especial de la Escuela Normal de Música, cuyo director era el maestro Remberto Giménez. Como cierre a esa etapa de estudios, interpretó el concierto para violín “Rapsodia Húngara” de Hubert, en una memorable noche en el Teatro Municipal.

Ya en la primera mitad de la década de 1950, Lorenzo se integró a la orquesta de Bernardo Alarcón, con la que realizó exitosas actuaciones en la famosa Confitería Vertúa. Esa orquesta la integraban Juan Villalba, Reinaldo Meza, Raúl Duarte, Ricardo Zayas, Lorenzo Álvarez y otros. Allí ya la suerte se le mostró menos esquiva, mejorando su panorama económico; incluso ingresó como primer violín en la orquesta del maestro Florentín Giménez, siendo contratado por Athos Bernal y Carlos Bordón.

En 1956 formó su propia orquesta denominada “Orquesta Típica de Lorenzo Álvarez”, con la voz de Francisco Javier Martínez, y su recordado hermano Antero Álvarez. Con su orquesta en aquellos tiempos, logró un éxito rotundo, con múltiples presentaciones dentro del ambiente social del país, en una época de esplendor en la faz musical de Lorenzo Álvarez.

Ya en 1960, creó la “Orquesta de Ritmos Internacionales”, con la que transitó otra importante etapa de su vida artística. Entre los años 1959 y 1961, fue presidente de la Asociación de Músicos del Paraguay, por 3 períodos consecutivos. Fue vicepresidente de Autores Paraguayos Asociados (APA) por un período y además, fundador de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), a la que ingresó en 1957.

Otros estudios cursados por Lorenzo Álvarez en el campo musical fueron el de teoría y solfeo, con el maestro argentino Rodolfo Bagnetti; armonía, con Juan Carlos Moreno González; armonía y contrapunto, con Florentín Giménez; inversión de acordes en todos los tonos y semitonos y cromática; dirección de orquesta, con el maestro Domingo Leguizamón; y nuevamente estudió armonía, esta vez con el profesor Rimky Korffkov.

Integró conjuntos de fama como el Conjunto Folclórico Perú Rimá, dirigido por Mauricio Cardozo Ocampo, en 1968; el Conjunto Folclórico Municipal, dirigido en ese entonces por César Medina, recorriendo con este conjunto todos los países latinoamericanos, representando al Paraguay, con el cual obtuvo el primer puesto en el Festival Folclórico Latinoamericano, realizado en Salta, República Argentina.

En el Conservatorio Municipal de Música se mantuvo como profesor desde el año 1964, hasta que decidió abandonarlo para proseguir sus estudios secundarios. Posteriormente, ingresó a la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción como estudiante de periodismo, de donde egresó con la licenciatura al cabo de 4 años de estudio.

En 1977 se unió a la Banda de la Marina, primero como vicedirector por un año, y como director desde 1978 hasta 1998, año en que se jubiló, luego de llegar al grado de Teniente Coronel de las Fuerzas Armadas de la Nación. Por varios años actuó con gran suceso en el programa de los domingos a las 18:30 horas con Juan Bernabé en ZP9 Radio Comuneros, y por 6 años en ZP7 Radio Guaraní.

La dilatada y rica actividad de Lorenzo Álvarez se extendió también al campo de la creación, siendo de su autoría más de 30 obras musicales, entre las que se destacan: “Zunilda Isabel”, “Gustavito”, “Luisito”, con su letra y música; “Gladys Zunilda” y “Mirtha Elizabeth”, con letras de Rudi Torga, todas canciones dedicadas a sus queridos hijos. Además, “Silbido Nocturno”, “Te Recordaré”, también con letras de Rudi Torga; “Alma y Violín”, la guarania “Pueblo de San Cosme” (1969), “Dulce Melodía” (1959) y “Che Haitéma Lo Mitâ”. También se destaca su más difundida composición, una marcha en coautoría con Ángel Peralta Arellano: “La Albirroja”, creada en ocasión de un Sudamericano Juvenil de Fútbol, realizado en nuestro país, y en el que Paraguay obtuvo el campeonato al derrotar en la final a Uruguay. Fue grabado en los estudios Guarania, logrando rápidamente gran suceso. En el campo sinfónico son de su autoría: “Yasy Retâ”, poema sinfónico estrenado por la OSCA en 1988 en el Teatro Municipal; “Malecón del Puerto” (1988) y “Marinero en Alta Mar” (1991), poemas sinfónicos para banda sinfónica; además de “Viaje al Horizonte” y “Divertimiento”.

Lorenzo Álvarez es un orgulloso padre y abuelo de sus descendientes, que pertenecen a la nueva generación de músicos: sus nietos Gabriela Magalí y Juan Ramón Giménez, Guadalupe, Paola y Patricia Álvarez. En nuestro días, Lorenzo Álvarez, contando con el apoyo incondicional de su esposa Zunilda Adorno, sigue trabajando incansablemente, aportando su inagotable conocimiento de las artes musicales, desempeñándose como profesor de violín en el Conservatorio Nacional de Música, y director de la Orquesta “José Asunción Flores” en el mismo conservatorio; como un delicado instrumentista, compositor y director musical demuestra que pese a los años transcurridos que marcaron su trabajo como artista, todavía posee condiciones para seguir no sólo aprendiendo, sino enseñando con total dedicación el arte que lo cautivó desde niño, cuando aún transitaba por las tranquilas calles de su querido pueblo de San Cosme y Damián.
 

(x) Del libro: “ Creadores del Alma Guaraní. Historias de los Grandes Compositores y Poetas Nacionales”, de Ivaní Amambay y Daniel Torales ã–Setiembre 2005-. FONDEC (2005);  Librería SERVILIBRO, 25 de Mayo esq. México (Asunción,-Plaza Uruguaya-.Paraguay). E-Mail: servilibro@highway.com.py. Prólogo: Marlene Sosa Lugo

 

ACOTACION DE FA-RE-MI: El maestro Lorenzo Álvarez nació en 10 de agosto de 1926, en San Cosme y Damián (Dpto.de. Itapúa), y falleció en la capital paraguaya, Asunción, el 9 de julio de 2014.