por: Roque Vallejos
Muchas veces he citado el trabajo de Alfonso Reyes:
Marsyas o del tema popular. Allí Reyes expresa que se puede ser
popular de tres modos: a) Lo popular como difusión y simpatía, b) Lo popular
como asunto o contenido semántico y c) Lo popular como carácter social.
Pocos, por razones distintas, puede aunar esas tres condiciones.
El poeta y compositor Antonio Ortiz Mayans quién
falleció en la ciudad de Buenos Aires el pasado 7 de mayo reunía esas tres
excelsas cualidades en las distintas facetas de su obra. Si se tomara su poema
Burrerita como ejemplo, se podría constatar que goza de difusión y
simpatía, el asunto o contenido semántico de la obra es ínsitamente del
pueblo y el carácter social reivindicativo y celebrativo, a la vez tiene
también raigambre popular.
Muere Ortiz Mayans, poco tiempo después del Dr. Rufino Arévalo París, su entrañable amigo y su mejor biografo. El Dr. Arévalo Paris –poeta en su juventud así como líder intelectual- prologó su monumental Gran diccionario castellano-guaraní-guaraní-castellano o Tuycha ñe´e ryru karaiñe´e-ava ñe´e-avañe´e-karaiñe´e. (Editoriales Unidas del Paraguay, Asunción, 1990).
Al diseñar su perfil dice Arévalo Paris: ” De este varón austero y recatado uno no sabe si admirar más la modestia y la humildad, la polifácetica producción o la insobornable integridad moral de su vida pública o privada”. En el prólogo que Rafael Oddone le escribió a su poemario Cantos Nuevos (1930) dice:” Canta a la sencillez y en su sencillez hay más armonía que el conceptismo vicioso de los payadores consagrados como genio por la crítica barata de los cambalaches intelectuales”. Sin arriesgarse a estigmatizar lo que no conocía –como hace Oddone- Natalicio González realiza un juicio más acertado: ”Es -afirma- el poeta de las ternuras rescatadas, el de rebeldías suaves y de la fabula sencilla”.
En los recuentos de literatura nacional –como gran
parte de los poetas populares- su obra, cuando mucho, es apenas citada. Hace
falta que la crítica se redimensiones y se reeduque, de modo tal, que no sólo
se valore a los creadores ”culteranos”.
Es probable –hay que ser realista- que lo más valioso,
aparte de su inmortal Burrerita, sea su diccionario. Al hablar
de su génesis el Dr. Arévalo Paris escribió: ”La primera edición
data de 1931 y era un librito de apenas 66 páginas de muy sencilla factura,
con vocabulario limitado a más o menos 5000 palabras, pero en las ediciones
sucesivas fue creciendo ininterrumpidamente de volumen y perfección hasta
alcanzar en esta última su máximo esplendor. La misma contiene 12240 voces
guaraníes, 32920 voces españolas y palabras afines sobreañadidas”. Su
ensayo sobre Chuchin Sorazábal,
el talentoso artista del lápiz, es sólo una obra impresionista.
Sabía Ortiz Mayans que nuestro guaraní no era puro, empero era el guaraní paraguayo. Al presentar
una de las ediciones del Diccionario de Ortiz Mayans,
el ilustre filólogo paraguayo-argentino Dr. Marcos A. Morínigo expresó:”que
nuestro guaraní es mestizo, híbrido, distorsionado, pero no podemos tener
otro, porque la historia cultural no puede remontar su curso”.
Al filo de la sombra absoluta de la muerte, tiene Ortiz
Mayans su hora de alabanzas que bien la merece y que por lo general nuestros
intelectuales pagan demasiado tarde.
Los poetas no son grandes ni chicos. Son poetas o no son. Y eso es lo que vale.
!Ortiz Mayans poeta del pueblo, salud!
(x)
Del diario ÚLTIMA HORA, 11 de mayo de 1995 (Asunción, Paraguay)
BAJO EL CIELO DEL PARAGUAY En nuestro cielo solar de encanto
Son nuestras aves las que matizan Nuestras costumbres no tienen nada Cerros, arroyos, lago y ríos Nuestras heroicas nobles mujeres Letra: Antonio Ortiz Mayans |
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