2da. parte

DEL PARAGUAY PROFUNDO

 

"Oiméne tajy poty pe ñure iñapysemba,
oiméne hyakuã opárupi ka´aguy" (Enrique Valiente)

 

Vivir en libertad…

"Los hombres no acostumbran tener capitán alguno, ni andan en orden, pues cada cual es señor de sí mismo. La causa de sus guerras no es la ambición de reinar, ni de extender sus dominios, ni desordenada codicia, sino alguna antigua enemistad de tiempos pasados. No tienen rey ni señor, ni obedecen a nadie;
viven en entera libertad."

Américo Vespucio (1)

(1) De sus breves "Cartas de Viajes" (a la familia Médicis, de la cual era servidor), luego de recorrer las tierras descubiertas por Colón, y que por extraño que parezca, no lleva su nombre el continente, sino la del navegante florentino (l451-1512).

 

ÁRBOLES HISTÓRICOS (x)

                                     

Naranjos, yvapovõs,
yvyra pytãs y tarumás
han sido testigos mudos
de hechos históricos y
leyendas que aún quedan en la memoria.

    por: Jorge Rubiani

 

 

El tórrido calor de Asunción y la exuberante vegetación circundante a solares domésticos e institucionales habrán hecho que grandes  y pequeños acontecimientos que tuvieran como  abrigo –más que un alhajado salón- algún gigantesco tajy, tarumá o urunde´y de la época colonial. Quedan pocos recuerdos de esos sitios y nada de aquellos árboles originarios. En tales condiciones, no es difícil imaginar que la vida habría transcurrido entonces en la media sombra de los árboles cercanos a las casas y, más tarde, bajo las enramadas y galerías. Precisamente desde la galería de la vieja Casa de los Gobernadores se divisaba, ya próximo al barranco, el naranjo bajo el cual –se decía- se cumplían los fusilamientos que el Doctor José G. de Francia ordenaba. Bajo ese naranjo sucumbió el prócer Fulgencio Yegros, el 17 de julio de 1821. De existir, sería uno de nuestros árboles históricos. Pero en el Paraguay el naranjo ya había devenido en histórico por su preciosa fruta, que, desde tiempos inmemoriales –tanto como la yerba mate-, se había convertido en una de los principales rubros económicos; y también porque, como se leía en ”Patria mía”, libro de 4to. grado de la escuela de otros tiempos, el ”telar bajo los naranjos” apuntaló la sobrevivencia de muchas familias, luego de la Guerra de 1864-70.

 

De existir, hubiera sido histórico ”el árbol de Artigas”, un robusto yvyra pytã que, en el solar de Trinidad, aureolaba los últimos sueños del gran uruguayo ”agobiado de gloria y sufrimiento”, como escribiera el humaiteño Eloy Fariña Núñez. También de yvyra pytã eran las ramas que, cerca de allí, cubrían las ”mateadas” con las que  Don Carlos A. López matizaba las consultas que le hacían vecinos del lugar.

 

El jatai, arbusto que sólo tiene hojas, si no histórico,  debiera ser objeto de evocaciones gloriosas, tanto como lo recuerda el ”Nenia” de Guido Spano, y por Jataity Corá, cuyo bosquecillo, si aún existiera, debiera ser histórico para todo el Mercosur. De estar, serían históricos también los dos árboles de curupa´y  itá, cada uno de ellos con más de 45 cm de diámetro, bajo cuyas  sombras fueron sepultados los restos del Mariscal López y la de su hijo Panchito, en Cerro Corá. En la misma zona, ”…algunas cuadras más allá del arroyo Chirigüelo”, sería histórico –si estuviera todavía  - el guajayvi ”…con tres ramas salidas del mismo tronco” donde murió Venancio López.

 

De ubicarse el sitio y si existiera el árbol, sería también histórico el de los montes de Barrero Grande, donde Cirilo Antonio Rivarola recibía los mensajes que le dejaban sus partidarios en un tronco de aquel misterioso paraje. Son históricos –aunque ya no existan- los árboles que dieron nombres a lugares emblemáticos de Asunción. El tarumá de la loma homónima, Caballero entre Gaspar R. de Francia y República de Colombia; o el samuhú peré que se encontraba sobre la calle del mismo nombre, hoy Juan de Salazar.

 

Y son históricas tres matas de yvapovõ: el de la loma San Gerónimo, que esconde entre sus raíces los restos de una de las baterías de defensa de Asunción; el de Manuel Gondra, cuya sombra todavía guarda la casona que hospedaba al ilustre liberal; y el que cobijara la fundación del Club Nacional, en la esquina de Brasil con la avenida Mariscal López.

 

 

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 23-24 de Octubre de l999 (Asunción, Paraguay)

 
Cuadro de Edith Jiménez (Paraguay)

    

                                                         

  EL RESPETO A LA NATURALEZA (x)    

por: Jesús Mosterín (xx)

Otra cosa que es nefasta y que hay que advertir es que a veces se  atribuyen a las ciencias desgracias actuales que no tienen nada que ver con ellas. Por ejemplo, viniendo en avión de Ciudad del Este a Asunción, he visto que toda la selva paraguaya está completamente destrozada. Esto es un tragedia. El bosque tropical es una maravilla. La selva es una catedral. Estos árboles inmensos, que han tardado siglos y siglos en crecer y que son la casa de infinidad de seres vivos, son como para arrodillarse delante de ellos. Y todo esto ha sido arrasado. Y entonces hay un tipo de discurso absolutamente irresponsable y analfabeto, que consiste en decir: ”Esto es culpa de la ciencia”. Esto no es culpa de la ciencia. Esto es culpa de los militares, de los corruptos, de los Gobiernos incompetentes. Todos los científicos están unánimemente a favor del bosque tropical. Y los que están acabando con el bosque tropical no son precisamente los científicos, sino son intereses espurios de gente que no valora estas cosas y que solamente adora el poder y el dinero.

(x) Parte de una entrevista aparecida en el diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), el  23-24 de Octubre de l999 (Asunción, Paraguay).

(xx) Ensayista español considerado uno de los más importantes filósofos de la ciencia en lengua castellana. Este comentario lo hizo durante su visita al Paraguay en el mes de Octubre/99.

 

MÚSICA Y FIESTAS (x)

 

 

                                                                                                                                                      por: Jorge Rubiani

   Según puede leerse en cuanta historia refiera el proceso de colonización en el Paraguay, la música fue un factor siempre preponderante en las expresiones del pueblo y hasta un mecanismo de relacionamiento con los extranjeros que visitaban la comarca. Casi todos los cronistas e historiadores coinciden en señalar el carácter festivo y hospitalario de la gente del Paraguay así como su afición a la música y la danza. Hasta las festividades patronales, llenas de religiosa unción, terminaban en la más estruendosas jarana, ni bien entraba el sol.

Eran famosas ”las despiertas” de San Antonio y las fiestas de San Blás, en especial ésta, que se desarrollaba alrededor de la iglesia del mismo nombre –”iglesia de indios”- según la caracterización del plano de Félix de Azara, lugar hoy muy próximo al sitio conocido como ”Punta Carapá”. A estas celebraciones acudía el mismo Presidente de la República acompañado de algunos miembros de su gabinete y numeroso séquito. Se recuerda especialmente al Gral. Patricio Escobar en estos menesteres. Otro era el Dr. José P. Guggiari. El mandatario concurría a la fiesta consagrada a la Virgen de la Merced. La festividad, teñida de profanas como lujuriosas características, era realizada –cada 24 de Setiembre- en la ”loma Tarumá”, entre las calles México, Gaspar R. de Francia y Rca. de Colombia, cercana a la casa del Dr. Guggiari. En aquellos días, en esa legendaria loma de Asunción, el ”…impetuoso ritmo negro…” se adueñaba ”..del suburbio..”al decir de los versos del Dr. Hipólito Sánchez Quell.

Probablemente en ese mismo vecindario se habrían iniciado las ”Gombas”, fiesta de los negros quienes, al son de tambores de todos los tamaños, danzaban frenéticamente durante días enteros. Estas ”cuasi-bacanales” de la población parda de Asunción fueron prohibidas por la jerarquía católica, aproximadamente en 1878, se dice debido a sus características francamente ofensivas ”a las buenas costumbres”. El malevaje de la zona portuaria tenía su ”base de operaciones” para el bullicio, en los mullidos patios de tierra y enredaderas de la ”loma San Gerónimo”. En ese lugar hubo fiestas desde  tiempos coloniales y a cualquier hora. Las jaranas de ”la loma” se hacían de mañana, de tarde, noche y madrugada, sin la excusa de ninguna vírgen o santo patrono que honrar.

Casi con las mismas características, Ycuá Satí tenía fama de barrio ”fiestero” y ”liberal”. Cerca del ”cerrito Antequera”, bajo la fronda de los árboles que entonaban el fresco arroyito que llegaba hasta las proximidades de la Estación del Ferrocarril y entre las actuales calles Tte. Fariña, Manuel Domínguez, Parapiti y Estados Unidos, había bailes frecuentemente. Se cuenta de uno de ellos, en el patio de la casa de Don Cantalicio Esquivel donde una bailarina del lugar, bella y morena, ”María Ycuá Satí”, hizo morder el polvo del desaire al mismísimo Albino Jara en los tiempos en que éste era ”policiano” del Gobierno, en 1897.

 

(x) Este escrito forma parte del libro POSTALES DE LA ASUNCION DE ANTAÑO (255 pgs.) editado por su autor en el mes de  Octubre de 1999, y que se encuentra en venta en las principales librerías de Asunción (Paraguay). El internauta que quiera comunicarse con el Arq. Jorge Rubiani (urbanista de prestigio, periodista, estudioso del idioma guaraní, habla varios idiomas, viajero incansable..) puede enviar su mensaje a : jrubiani@highway.com.py

 

 

EL ÓRGANO DE LA CATEDRAL (x)

por: Margarita Velilla

La curiosa historia del instrumento musical donado por un inglés, que permaneció en el anonimato, y que actualmente reposa en el depósito del templo de La Encarnación.

 

Una anécdota digna de destacarse es la aparecida en El Diario del 11 de julio de 1914, y que transcribimos a continuación:

"Un señor inglés que visitó hace poco nuestra ciudad, después de ver varios edificios públicos, con el detenimiento de un turista de verdad, estuvo en nuestra Catedral en el preciso momento en que se daban las lecciones de canto a unos niños en el coro. El inglés se expresó admirado del hermoso timbre de voz de los cantores, pero no pudo ocultar que el órgano le parecía feo.

-Así es en realidad- le contestó su acompañamiento-; pero como el país está muy pobre, después de haber pasado toda una serie de calamidades, tenemos que contentarnos con él. -Si no es más por eso - replicó el inglés-; la Catedral del Paraguay no dejará de tener muy pronto un buen armoniun.

Ya se iba borrando el recuerdo del inglés de la mente de todos los que le vieron y trataron en esta Capital, cuando he aquí que Mr. Haywood recibe de él una guía de la empresa Mihanovich: el órgano regalado por el inglés está en camino, la empresa Mihanovich ha hecho la conducción libre de gastos de flete, y la compañia de seguros Unión Marina aseguró el armonium gratuitamente. Lo más notable de este caso es que el señor inglés del cuento es protestante, y no quiere que bajo ningún concepto se revele su nombre: doble ejemplo de tolerancia y verdadero cristianismo que debemos señalar muy especialmente.

" Tal hallazgo en el periódico mencionado nos llevó a realizar las averiguaciones tendientes a corroborar el hecho, por un lado, y a seguir la historia, por el otro.

En la obra de Margarita Durán Estragó Templos de Asunción, página 92, se registran los siguientes datos: " El padre José M. Rojas, cura rector de la Iglesia matriz, pidió a monseñor Sinforiano Bogarín, en 1909, que gestionara ante el Gobierno la adquisición de un órgano, con motivo de la llegada del "centenario de la emancipación política de nuestra patria y previendo que en aquella ocasión se oficiarán en nuestra Catedral -le decía- grandiosas funciones religiosas...". Le recordó que a raíz de los sucesos de julio del año pasado -1908- había quedado en mal estado el mencionado órgano, a causa de haberse destrozado los tubos con las balas durante el bombardeo y el desafinamiento general de las notas en todos los juegos y registros."

"En inventario de 1915 -sigue la doctora Durán Estragó- aparece ese mismo órgano, pero arreglado, "siendo remendado con papel y cera los tubos y el fuelle reencolado, refaccionado con cueros". Este informe habla claro, el padre Rojas no pudo conseguir el órgano que esperaba se trajera de Europa, pero sí un armonium donado por un señor inglés". Hasta aquí los datos rescatados por la doctora Durán.

De las entrevistas realizadas al actual cura párroco de la Iglesia Catedral, reverendo padre Osvaldo Aveiro, y a monseñor Oscar Usher, párroco de La Encarnación en 1993, supimos y comprobamos que un armonium eléctrico de doble teclado, de la firma Hammond Organs, cuya procedencia es Chicago-Illinois, United States of America, en estado de deterioro, fue trasladado de la Catedral a La Encarnación en 1993, con motivo del remozamiento que mandó realizar el ingeniero Juan Carlos Wasmosy para el acto religioso de la asunción del mando presidencial.

Para esa ocasión fue adquirida el actual órgano Yamaha, que se halla en nuestra Iglesia matriz, siendo -según los expertos- un instrumento de la mejor calidad que haya producido la firma en ese rubro.

Concluimos, pues, aceptando con semiplena prueba que el armonium que se halla en el depósito de La Encarnación, observado y fotografiado, es el mismísimo donado por el anónimo inglés, y que espera ser arreglado, para exhibirlo como testimonio de un gesto generoso que, saltando barreras ideológicas, contribuyó al decoro de nuestra Iglesia mayor y alentó las aptitudes artísticas de sus feligreses.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 14.15 de Agosto de l999 (Asunción, Paraguay)

 

Memoria Viva

 

6 DE ENERO:
El drama de un niño sin Reyes (x)

 

por: Mario Rubén Álvarez

 

El poema de Clemntino Ocampos, basado en su propia experiencia, sobrevive en el tiempo. Convirtió lo particular en universal. Y denuncia la injusta distribución de la riqueza. La tarde caía con un apuro no común. Las horas no le rendían culto, aquel 5 de enero -de 1945 talvez -, a la lentitud. No corrían sino que volaban. Es que el poeta y sastre Clementino Ocampos (nacido el l4 de noviembre de 1913 en San Lorenzo del Campo Grande), en Asunción, esperaba, ansioso entregar un traje a la medida. Más que entregar, lo que quería era cobrar a su cliente para que su hija Ramona Belarmina, de 3 años, tuviera un regalo de Reyes.

La noche llegó antes de lo acostumbrado. El cliente, sin embargo, no apareció. La decepción se apoderó del que tenía puestas sus ilusiones en aquel hombre que no cumplió su palabra. La suerte estaba echada: su primogénita no tendría el regalito que aguardaba con tanta ansiedad.

Al día siguiente, en la casa del poeta, la niña amaneció sin su obsequio. Pudo tal vez haber puesto sus zapatitos en la ventana, lo mismo que el agua y el pasto para los camellos, como un gesto de cortesía para los visitantes venidos de tan lejanas y misteriosas latitudes. Lo cierto es que con la mañana a la criatura le crecía una inmensa tristeza.

Qué malos son Los Reyes: a mí no me trajeron nada!- le comentó Ramonita a su papá. Impresionado por el episodio, Clementino tomó la anécdota y escribió 6 de enero. Demoninador de su arte, buscó las figuras necesarias para convertir lo particular -su caso- en universal -algo que a cualquiera le puede suceder, en cualquier parte del mundo-, y escribir una poesía que sobreviviera en el tiempo.

Pronto el poema se popularizó. Maxima Lugo, Diosnel Chase, José L. Melgarejo y otros lo llevaron, como recitado, a los más alejados rincones del país. Le gustaba a la gente. Era el drama del huérfano pobre e inúltilmente virtuoso que se quedaba sin regalo, censuraba la maldad de Los Reyes y le reclamaba a su madre la reparación de la injusticia. Era y es, también, más allá de lo que estrictamente dice la letra, una denuncia de la injusta distribución de la riqueza.

Llegó la revolución de 1947. Clementino, que no quería derramar la sangre de sus hermanos, eligió el exilio. Y con su tijera, su centímetro y su máquina de coser instaló su sastrería en Formosa, para seguir dando de comer un pan honrado a su familia.

Por allí, un día cualquiera, pasó Martín Escalante, que por entonces todavía no cantaba con Carlos Quintana (era el dúo Pérez-Quintana). Le pidió 6 de enero para ponerle música. Poco tiempo después la obra estaba completa. Y los versos musicalizados recorrían los caminos para impresionar a los insensibles y conmover a los sensibles.

Cada vez que se aproxima el 6 de enero, la composición, se convierte en un himno. En cuatro estrofas pinta un universo. Y la tragedia de ese niño "más bueno que Antonio y Andresito" sigue siendo el de muchos niños golpeados por la injusticia.

 

6 DE ENERO

Era hermosa la mañana,era el
Día de Los Reyes,
las sonrisas infantiles mundopyre
iñasãi,
cada cual con el obsequio que el
Mago les hiciera
por ser bueno y obediente,
vy´águi osapukái.

Mas un niño que era pobre,
también bueno y obediente,
al no serle obsequiado isymíme
Oporandu:

Por qué mamá querida Los
Reyes del Oriente
no me hizo un regalito,ha
entérope ogueru.

Yo mamita soy más bueno que
Antonio y Andresito,
y de muchos amiguitos añem- bo´ekuaaiteve;
qué malos son Los Reyes no me
trajo ni un autito
comprámena mamita,
aipotánteko chave.

Así se queja el pobre sin cariño
y sin halago
que su padre fue un tirano ni
ndohecháiva chupe
y esa terrible orfandad no tiene
sus Reyes Magos
que le haga un regalito
el 6 de enero yave.

Letra: Clementino Ocampos
Música: Martín Escalante

 



(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 2-3 de Enero de 1999 (Asunción, Paraguay)

 

 

Acerca del escrito precedente

LOS TRES REYES-YAVE (23)

 

SEIS DE ENERO Y DON EMILIO (x)

por: Bernardo Garcete Saldívar

 

Don Emilio Godoy era el zapatero que también vivía en aquel recordado inquilinato llamado Te´yï (24), hoy desaparecido, ubicado en las calles República Francesa y Luis Alberto de Herrera, barrio Ciudad Nueva. Padre de familia numerosa, se ganaba el sustento diario con el rítmico golpe de su martillo, moldeando el cuero-zuela que, luego, en formas de calzados ("zapatú") (25), iban a engrosar la fina colección de la zapatería "Los Dos hermanos", de los Hnos. Pedro, en 25 de Mayo casi Iturbe. No era tal vez el patriarca del barrio, pues ese título ya tenía ganado hacía tiempo don Arístides G. Isusi (con un almacén, toda una institución, en Herrera y Santa Fe, hoy L. Irrazábal); pero, eso sí, era el primus motor, desde su modestísima posición, de toda actividad que se proyectaba en Te´yï y sus alrededores. Su campo preferido era los mita´íses (26), especialmente lo más humildes, los pobres de solemnidad, ya que, como señalaramos, más de una vez, también se acercaban al inquilinato (Macondo-í) (27), algunos niños "caté" (x). En invierno -por suerte, !qué corto en nuestro país!- frente a su mesa de trabajo, cual relojero siglo pasado o alquimista antiguo, al ir poniendo los clavitos - !sostenidos en sus labios!- en la zuela, gustaba filosofar a los silenciosos niños que, descalzos (en casa de zapatero..!), casi llenaban la diminuta pieza que, con otra similar, constituía el hogar de don Emilio. Por derecho propio, sin ser elegido, era el padre-guía espiritual de los pequeños (pues el padre de más de un niño había muerto en la guerra de la Defensa del Chaco).

Como excombatiente de la guerra chaqueña, también gustaba rememorar, con lujo de detalles, los innumerables batallas en que había participado; como si fuera otro Emiliano R. Fernández, !cantaba sus glorias! !Qué gusto daba oírle! Más de un chiquilín, tal vez soñaba con ser un guerrero salvador como él. Presidente honorario del equipo de fútbol, juez supremo para deslindar cualquier "soki" (28) o "trompo-korá" (29), o en alguna acalorada discusión, llevar la paz; lo mismo que en alguna batalla de pandorgas-barriletes o "partidís" (30), en los barrios.

La pelota más redonda

Y cuando ya el progreso avanzaba incontemible, y de la pelota de trapo (Nenito Mora era el artesano indiscutible en hacer las más redonda pelota de trapo que uno pueda imaginar), pasamos a la de cuero, el auxilio, la asistencia ex-per-tí-si-ma de don Emilio se hizo imprescindible.

Pues, cada vez que se pinchaba-agujereaba una pelota, por cuanto una espina nunca faltaba, se corría presuroso al único que, sin regatear ni preguntar culpables, se ponía a arreglarla... gratuitamente.
Toda la expectativa - y la alegría- estaba fijada en las diestras manos del zapatero remendón -cual padre de un nuevo Hans C. Andersen- quien, una vez localizado el agujero mediante una vieja y averiada palangana llena de agua, sentenciando, ceremonioso: "Aquí está". Manos a la obra; venga cemento con gomitas, y luego el parche. Y listo, La operación había llevado 3-5 minutos a lo sumo, pero señores, !qué estilo, qué elegancia, qué ritual sin par en ese corto período de tiempo! Sin embargo, todavía que esperarse unos minutos para secarse bien el cemento..; mientras, don Emilio aprovechaba para indagar si cómo estaba el partido, quienes integraban los bandos, amagos de equipos. Luego, como una relámpago, la chiquillada abandonaba el recinto con las "muchas gracias, don Emilio..". Continuaba éste, tal vez, con alguna leve sonrisa, su rítmico martilleo.

Los Tres "Reyes-yave

La llegada de los Tres Reyes Magos (6 de enero) era para don Emilio un día especial, para el que ya se venía preparando desde hacía semanas. El sabía, fruto de añares de experiencia, que en el devenir de esa mañana, iba a tener más de un visita de sus amiguitos; eran de los padres que no tenían para comprar al ansiado "regalito" a sus hijos, siempre numeroso. El mita´í olvidado, en medio de una tímida lágrima y de una resignación al parecer a prueba de toda bala, enfilaba sus pasos al taller del zapatero. Éste, trabajando como siempre, como no dando especial importancia al visitante. La rutina respetuosa: saludo cangy-mí (31) del niño. De pronto, como si de repente se acordara de algo, don Emilio decía: !Ah!, los Reyes Magos dejaron algo para vós -todo en avá ñe´e (32), claro está- . Estaban muy retrasados.., me dejaron algunas cositas para ti".

Y allí venía, de algún "zapatú" (25) que estaba debajo de la mesa, un camioncito, una bolsita de caramelos con figurines de "peloteros" -ahora, lo llaman "futbolistas"-, unas cuantas "firrucas" (tapas de cartoncitos de cajas de fósforos "Luna"), y..,nada más.

Un mundo de alegría se abría para el chico quien, por esta vez, se olvidó de agradecer, se puso a correr…correr..hasta el "koty" (33), la habitación que representaba todo su hogar; y decía, jubiloso, con ese hilillo de voz que ya se parecía a la de todo un hombre: "Mamá...".

Don Emilio ya hace tiempo nos dejó, pero su recuerdo está más vivo que nunca.

Asunción, enero 1982

(x) Del libro "CARTAS DANESAS Y OTROS TEMAS" (3ra.Edición; enero 1994). El libro se puede adquirir en la Librería "EXPOLIBRO", 25 Mayo esq. México, Asunción (Paraguay). También en la Libreria EL LECTOR, en 25 de Mayo y Antequera (Plaza Uruguaya). Más información sobre el libro, haga click sobre lo subrayado.

 

Traducción del guaraní al castellano:

23. Yave (cuando, durante...)
24.Te´yï (indígena, parcialidad indígena
25. Zapatú (zapato, calzado)
26. Mita´í (niño)
27. Macondo-í (diminutivo de Macondo)
28. Sokí (diminutivo de soko; pelea a puñatazos)
29. Trompo-korá (juego de trompo en un círculo trazado en el suelo)
30. Partidís (diminutivo plural en guaraní de partido de fútbol)
31. Cangy-mí (débil, suave)
32. Ava ñe´é ( en Guaraní)
33. Koty (pieza, cuarto, habitación)
(x) Caté (gente engreída, de buen pasar..)

 



Un típico equipo (?) de fútbol (descalzos) en el barrio Ciudad Nueva, Asunción, Paraguay. La mayoría de sus integrantes eran del popular inquilinato Te'yn; en la década de los años 40.

 

 

EN EL MUNDO DE LOS MITOS

                 EL CABURE-Í (x)

 

                                                                                                                                          por: Saúl Romero F.

El monte es una fuente inagotable de leyendas y de fábulas. En los tiempos primtivos la supertición domina la mente del hombre, como también en la actualidad, aunque ya en menor medida.

 El cabure-í es un pájaro rapaz que  habita nuestras selvas, es hermano menor de ñacurutú, la lechuza. Y se parecen. Pero su hábito de vida es distinto. El diurno, actúa en pleno día, a la luz del Sol. Aunque de dimensión diminutas, es rey en el mundo de los pájaros, a los que atrae y seduce con su exótico silbido y su reluciente mirada. En el atardecer vuela describiendo un círculo perfecto, que halaga a la vista, y se vuelve a posar en el mismo sitio. Vuela de esta manera repetidas veces y con intervalos regulares. Parece que se inspira en el perímetro del Sol cuando, en la hora del crepúsculo, semeja un disco grande de fuego en lontananza.

 Ejerce una especie de hechizo sobre avecillas y sobre aves que son más grandes que él, y las convoca a su alrededor; logra que revoleteen y canten en su entorno y reduce a la que va a ser su víctima para su alimentación. Actúa con prontitud y destrezas inauditas. Sus uñas puntiagudas y encorvadas se hunden y desgarran. Es tanto su poder. La víctima atrapada se despide del mundo con un grito lastimero que resuena en el follaje, en tanto las demás se dispersan despavoridas. El ñacurutú, en cambio, es solitario, no alterna con aves de otra especie y es de hábito nocturno.

 El fenómeno del magnestimo en el reino animal existe, es un hecho  de observación frecuente, y el caso del cabure-í es fehaciente. Sus ojos brillan y hienden.   En el reino animal quien magnetiza es aquel que ejerce un poder misterioso de dominio sobre otro;  el fluido magnético está en la voz y en la mirada. Los que magnetizan utilizan la voz y la mirada para potenciar el efecto hipnótico. Lo hacía Mesmer, creador del mesmerismo, o sea el arte de curar por los efectos de la sugestión hipnótica.

 La Ornitomancia es ciencia que nace en el Imperio Romano y estudia el simbolismo de los pájaros. Cuenta Plutarco que en los tiempos homéricos se creía que los pájaros intermediaban entre los hombres y los  dioses y tenía, por tanto, una inspiración profética. En el vuelo y en el canto de ciertas aves   había presagios del porvenir.

 Refiérese que cuando Alejandro Magno avanzaba hacia el Eufrates, aparecióle un águila en el firmamento, entre las nubes, a su izquierda, y le siguió en un largo trecho; el lado izquierdo era de mal pronóstico; el lado derecho, en cambio, era de buenos augurios; pero nada podía amedrentar la intrépida voluntad de Alejandro Magno, que no se detuvo; a los pocos días del aquel anuncio, el omnipotente conquistador, devorado por la fiebre, expiraba a orillas del legendario río. La fatídica sentencia se cumplía.

 Ciertamente hay una relación entre el comportamiento y el canto de las aves con las fuerzas cósmicas. Las golondrinas anticipan la primavera y el  grito del pato pardo, en el silencio de la alta noche, anuncia un seguro viento sur.

 El cabure-í magnetiza y somete. Es un triunfador montaraz.

 Está en la mente popular la creencia de que la pluma del cabure-í  induce el triunfo en la vida, en virtud de un poder sobrenatural que dimana el ave;  es un talismán; protege nuestra vida y cuando se la guarda en un atuendo es vaticinio seguro de un futuro venturoso, especialmente en la esfera de las relaciones sentimentales, en el amor. Coadyuva en la tarea de la seducción de la mujer sobre el hombre, se puede seducir hasta al más endurecido corazón, y el éxito se  le debe atribuir al poderoso talismán. Pero también tiene poder de proteger al ser humano contra toda adversidad.

 Esta creencia en los dones de la pluma proviene de nuestro ancestro guaranítico y se mantiene arraigada en el alma nativa con fuerza de siglos. Hay vendedoras de esta pluma que también venden la suerte infalible, y lo hacen en ”secreto”. En el más ”absoluto” secreto.

Hay damas, y de toda condición social, que guardan el amuleto en sus carteras o alguna prenda de vestir,  de un modo confidencial, en privado.

 En mi infancia participé en un acto de despedida, signado por la tristeza y el llanto, de cuatro jóvenes que partían al frente de batalla. Cada cual con su pluma  protectora obsequiada por sus respectivas madres. Los cuatro gallardos jóvenes murieron en la vorágine del Chaco, ya en su primera actuación, en la famosa jornada de la retoma de Saavedra, a la misma hora y en el mismo lugar. No sé si aquellas madres dejaron de creer. Es probable que no, dada la forma indisoluble en la  fábula se une al espíritu.

 Aunque la suerte no siempre acompaña a quien es portador de una pluma de este pájaro seductor, de tan raro privilegio, la supertición se mantiene inalterable, y es parte distintiva de nuestras leyendas nativas, de nuestro ser nacional.

 

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 24 de Setiembre de 1988 (Asunción, Paraguay). 

 

 

 

 

 

Postales de la Asunción de antaño
 


Fernando Centurión
Hijo  del Cnel. Juan C. Centurión,
eximio ejecutante y profesor de
violín, laureado en el Real Conservatorio
de Lieja, Bélgica.

 

                          MÚSICOS(x)
 
 

                                                                                                            por: Jorge Rubiani(xx)
 

                                            Una prueba de la afinidad de los paraguayos
                                            a la música es el número de presidentes, ministros,
                                           ministros, magistrados que o fueron músicos o
                                           formaron parte de las primeras sociedades melómanas.
 
 

Investigaciones de historiadores así como las crónicas de ”pasajeros” por Asunción en la época colonial han testimoniado la capacidad de asimilación de los indígenas de las Reducciones Jesuíticas y de los criollos en general, de las técnicas musicales extranjeras no sólo en cuanto a la ejecución sino en la misma fabricación de cualquier instrumento incorporado a la Colonia. Una  de las historias conocidas a través del trabajo de Juan Max Boettner es el legendario Cristóbal Pirioby, indígena paraguayo que había hecho su aprendizaje musical con alumnos de los jesuíticos, remanentes en la reducción tras la expulsión de aquéllos en 1767. Pirioby nació en San Carlos en 1764; a los 16 años, según recomendaban los jesuitas, se casó con María Moño y ya músico y luthier se dirigió a Buenos Aires, donde se instaló.

Adoptó el nombre de José Antonio Ortiz, vistió a la moda con calzones de raso ”turquí”, sombrero de copa alta y capas de ”anafalla”. Hasta se pegó el lujo de tener un criado: el negro Roque.
En la capital del Virreinato Pirioby enseñaba canto, clave, violón, espineta y guitarra, hasta 1794, año de su fallecimiento.

Sin los mismos detalles pintorescos de la vida de Pirioby, hubo –por la misma época, entre criollos e indígenas- otros músicos y luthiers destacados. Una prueba de la afinidad de los paraguayos para la música es que un buen porcentaje de presidentes, ministros, magistrados o fueron músicos o formaron parte de las primeras sociedades culturales que fomentaron la difusión de la música en nuestro país. Entre los jefes de Estado que –se sabe- ejecutaban la guitarra estaban el Dr. Francia, el Mariscal López, el coronel Albino Jara y el Mariscal Estigarribia. Casi todos los descendientes de don Antonio Taboada, fundador del Partido Liberal, fueron músicos y, hasta hace poco, le sobrevivían sus nietas, profesoras de música en cuanto colegio hubiera en Asunción. El hijo del Cnel. Juan C. Centurión, Fernando Centurión, fue violinista; el hijo del presidente Cecilio Báez, Quirino Báez Allende, fue un destacado guitarrista y ofreció conciertos en la corte de los Zares en Rusia y – se dice- en toda Europa. Otro personaje de la misma prosapia, ”Nonón” Domínguez,  hijo del Dr. Manuel Domínguez, era concertista de piano y obligado protagonista de la vida musical asuncena.

De la formación de la Sociedad del Cuarteto, en 1889, formaron parte Bernardino Caballero, el ya mencionado Juan C. Centurión, Juan B. Gaona, Christian Heisecke y Pedro Saguier, presidentes o vices o ministros de gabinete, desde 1874 en adelante.

Ya en este siglo y merced a la labor de profesores extranjeros y sociedades culturales, en especial de la Sección Musical del Instituto Paraguayo, se multiplicó la dotación musical paraguaya y hasta hubo casas construidas para dar lugar a pequeños conciertos y/o veladas musicales como la del Dr. Di Martino, que aún ostenta el gran diseño de Esmagailoff, constructor ruso, en Eligio Ayala esquina Constitución.

Ya entonces se sucedían en Asunción conciertos de Agustín Barrios, Gustavo Sosa Escalada y Dionisio Basualdo. En 1926 se estrenaba la guarania de José Asunción Flores y se inauguraba el período de bares con música, desde el mediodía.
 
 

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 11-12 de Julio de l998 (Asunción, Paraguay).
(xx) Este escrito forma parte del libro POSTALES DE LA ASUNCION DE ANTAÑO (255 pgs.) editado por su autor en el mes de  Octubre de 1999, y que se encuentra en venta en las principales librerías de Asunción (Paraguay). El internauta que quiera comunicarse con el Arq.Jorge Rubiani (urbanista de prestigio, periodista, estudioso del idioma guaraní, habla varios idiomas, viajero incansable..) puede enviar su mensaje a :
jrubiani@highway.com.py