28.Parte

 

“Fuiste el idioma de mis abuelos
y me arrullaste cuando nací,
y en mi partida será un consuelo
oir palabras en guaraní. (x)

ANTONIO ORTIZ MAYANS (x) De su poesía “El Guaraní”

”Cuidemos con amor la lengua madre,
el guaraní rudimentario y dulce,
formado de susurros de la selva,
de cantos de aves, de rumor de fuente.” (x)

ELOY FARIÑA NÚÑEZ (x) De su  poesía ”Canto Secular”

DEL PARAGUAY PROFUNDO

 

(Mburucuya - Flor nacional del Paraguay - Passiflora Coerulea - Mburucuya Guasú - Pasionaria)

Sobre el idioma guaraní                                                                                          

           –Fragmento-

EL GUARANÍ: ”..plasticidad asombrosa..” (x)

por: Osvaldo Chaves

El guaraní es considerado, a justo título, uno de los idiomas más notables del mundo.

Su plasticidad asombrosa para la creación de nuevos vocablos, por la simple yuxtaposición de elementos semánticos, explica el que, en labios de misioneros que llegaron a dominarlo (Bolaños, Montoya, Restivo, Insaurralde), haya servido para expresar aún los conceptos mas abstrusos de la teología.

Hay una literatura en guaraní de extraordinaria riqueza y cuyo conocimiento es imprescindible para penetrar  en el alma del pueblo paraguayo. Florece especialmente en la lírica, en el teatro, en el cuento, pero, curiosamente, no ha abordado la novela. Entre sus cultores han surgido algunos poetas más inspirados y representativos que tiene el Paraguay (sin excluir a los que han escrito en castellano), entre ellos, Darío Gómez Serrato, Emiliano R. Fernández y Félix Fernández. En el teatro Julio Correa dejó obras que han de perdurar como clásicas de esta notable literatura.

En cuanto a su material fonético, el guaraní se distingue por ciertos sonidos peculiares. En primer término, la vocal y, que es “la desesperación de los extranjeros”. Es ese un sonido gutural, que se produce en el fondo de la laringe invirtiendo el mecanismo de articulación  de la u francesa (o sea, poniendo los labios para i y la lengua para u). Hay un sonido aspirado que se semeja a la h del castellano antiguo y que en la moderna literatura popular del Paraguay se representa por jh (jhe ´í=dice). Hay una fricativa  sorda (ch), semejante a la x del castellano antiguo (dixo), a la ch del francés (chant) y a la sh del inglés (shall), como el pochy (“enojo”). No existen la l ni la ll; cuando el guaraníhablante se encuentra con este ultimo sonido a la llegada del europeo, lo reduce a sonidos equivalentes de su propio sistema (“caballo” se hace kabayú, “morcilla” deviene mbusía), pero posteriormente aprende a pronunciar ambos sonidos (l y ll) y los usa en sus hispanismos.

Tampoco existen en guaraní ciertos grupos consonánticos como tr, dr, pr; en cambio, hay consonantes compuestas, como mb y nd (mbuyapé =´pan´, nde=”tu” o ”tuyo”). En la prosodia es notable el hecho que la mayoría de las palabras es aguda. No se conoce la s como final de sílaba, de donde proviene la dificultad del paraguayo para los plurales del castellano.

De su vocabulario ha de decirse que es la lengua americana que más palabras ha aportado a la botánica y a la zoología descriptivas, pese a que pocos saben que vocablos tales como viraró, peteribí, ñandú, yaguareté, son guaraníes. A partir del siglo XVI al contacto con la cultura europea, el vocabulario del guaraníhablante se puebla de palabras de origen extranjero, adoptadas para mentar objetos o conceptos desconocidos por los naturales. Hoy día el paraguayo habla el guaraní con un alto porcentaje de hispanismos que se han incorporado para expresar novedades o que, simplamente, han desplazados a antiguos vocablos guaraníes caídos en desusos por alguna razón cultural o psicológica. No en todos los casos, sin embargo, la presencia de un objeto nuevo para la comunidad motiva la recepción de un extranjerismo: a menudo el guaraní encuentra en sí mismo los recursos necesarios para nombrar el objeto o concepto extraños, así tupa´ó (literalmente “Dios-casa”) es “iglesia” y pepo atã (“alas duras”), es “avión”.

(x) Del libro “La formación del pueblo paraguayo” por  Osvaldo Chaves. Ediciones Amerindia (1976). Buenos Aires.

 

 

NATALIA KRIVOSHEIN DE CANESE

                                                        La gringa guaraní (x)


"Nací en Praga (Checoslovaquia) en 1926 y vine a los 3 años.
Soy rusa, pues mis padres eran de ese país, y en Europa uno tiene la nacionalidad de los progenitores y no la del lugar donde nació. Mi padre era ingeniero y vino contratado por la Facultad de Ingeniería y se quedó aquí 15 años. Cuando me casé y quedé bien acompañada, se fue a la Argentina donde trabajó en la Universidad de La Plata". La hoja de vida de Natalia Krivoshein de Canese es la de una gringa admirable que aprendió y asimiló el guaraní ya en la madurez -a los 40 años egresó del Instituto de Lingüística Guaraní-. La dedicación y el esfuerzo de diez años dieron sus frutos en uno de los mejores diccionarios de plaza: "Ñe'eryru".

Antes de comenzar la entrevista ya adivinó la primera pregunta y dijo... "Ah vas a empezar preguntando cómo es que una gringa aprendió el guaraní"...

Es que lo más curioso en esta rusa es haber estudiado al dedillo el guaraní y ser autora de un diccionario. Quizás la primera inspiración se la dejó el padre, que había comprado el diccionario de guaraní del padre Guash y se lo dejó antes de ir a la Argentina en 1946. "Todavía lo conservo", dice mostrando el anaquel.

- Efectivamente, ¿cómo es que una mujer como Ud. aprendió tan bien el guaraní?

- Desde los 3 años este es el único país que conozco. Me nacionalicé como paraguaya y siempre quise aprender el guaraní. Pero recién a los 40 pude estudiarlo porque antes no había forma. Por recomendación de uno de mis hijos, ingresé al Instituto de Lingüística Guaraní del Paraguay, entonces a cargo de Almidio Aquino. Al terminar los tres años ingresé en el Instituto Superior de Lenguas que tiene la Licenciatura en Lengua Guaraní y, estando allí, ya empecé a hacer publicaciones con algunos compañeros.

- ¿En su casa hablaban ruso?

- Sí, y hasta ahora puedo hablar, leer y escribir en ruso. Luego aprendí el inglés y francés...

- ¿Pero lo que más le llegó es el guaraní?

- Sí. Porque es el idioma que todo el mundo habla en este país. Las canciones que escuchaba y las comedias que iba a ver al teatro no entendía. Tampoco asimilaba lo que escuchaba en la radio o en la calle. Por eso quería aprender.

- ¿Cuánto tiempo le llevó?

- Sigo aprendiéndolo porque no es mi primera lengua. Aparte recibí mi educación en español.

- ¿Y el diccionario?

- Esto me llevó diez años. Trabajé con Feliciano Acosta, quien es hablante nativo del guaraní.

- He leído que tiene 18.000 palabras.

- La última edición tiene 20.000 porque tiene los neologismos, hispanismos y también las categorías gramaticales de las palabras. Si es verbo, sustantivo o adjetivo. Los otros diccionarios de guaraní no lo tienen.

- ¿Por qué llama tanto la atención el guaraní?
El cónsul japonés fue mejor egresado del Ateneo de Fernando de la Mora.

- Me contaron que él es políglota. Cuantos más idiomas uno sabe, más fácil es aprender uno nuevo.

- El dice que el guaraní es un idioma riquísimo.

- Claro. Cuando llegaron los españoles a América, el guaraní era la lengua general para América del Sur porque los indios que tenían otros idiomas buscaban aprender guaraní como nosotros el inglés.

- ¿Se puede calcular cómo surgió el guaraní? ¿De dónde lo aprendieron los indígenas?

- El guaraní es un idioma que se formó en América del Sur. Dicen que tiene cierto parecido con el japonés y coreano. El padre Guash, que hizo la primera gramática y el primer diccionario, estuvo en Japón y dice que hay similitudes porque la gran inmigración que vino a América hace 50.000 años tiene origen en las invasiones asiáticas y de las islas del Pacífico. Ellos habrán traído su idioma que se fue modificando aquí. Del guaraní hay muchos dialectos: el que hablan los indios que viven en el Amazonas así como los chiriguanos que viven en Bolivia. Es un guaraní diferente. Incluso, en la actualidad, los correntinos hablan un guaraní distinto.

- En España dicen que el guaraní se parece al euskera (lengua del País Vasco) porque es muy distinto a todos los otros idiomas de origen latino.

- El euskera es un bolsón que quedó porque los romanos no llegaron a conquistar esa zona. Era una lengua muy antigua que no se sabe de dónde proviene. El español derivó del latín, tiene mezcla del árabe y godo. En cambio, el guaraní es una lengua pura. Tiene algunos extranjerismos, pero muy pocos. Ahora tiene muchos hispanismos por la influencia de los españoles durante tanto tiempo.

- Leí por allí que la lengua humana tiene 100.000 años, ¿se puede calcular la edad de los idiomas como el guaraní?

- Se piensa que los guaraníes habrán llegado hace 50.000 años a estas tierras, pero no se sabe cuánto cambió la lengua en ese tiempo. Las lenguas evolucionan según las necesidades de las personas que las hablan.

- Cuando llegaron los españoles... ¿cómo lograron descifrar el significado de las palabras?

- La mayoría de los españoles que llegaron al Paraguay eran muy ignorantes. Los únicos que tenían instrucción eran los eclesiásticos, los padres jesuitas; y Fray Luis de Bolaños fue el primero que hizo un catecismo guaraní. Después vinieron las misiones jesuíticas y allí el idioma oficial era el guaraní. Inclusive, cuando escribían a España, lo hacían en guaraní. A los niños se los enseñaba en las escuelas de las misiones a leer y escribir en su idioma. Para ello los padres jesuitas lo aprendieron, hicieron una gramática y un diccionario. Eran personas cultas y eso creo que ayudó a mantener el guaraní en el Paraguay.
- Y ese fue nuestro legado...

- Este es el único país en Sudamérica donde el guaraní es hablado por toda la población. En Bolivia, por ejemplo, están los aymarás y quechuas que hablan su idioma y viven aparte. No se mezclaron con los españoles. Inclusive los que se mezclaron viven apartados y eso pasó en casi todo el continente. En Paraguay hubo una mezcla porque vinieron pocos hombres y casi nada de mujeres. Los españoles tomaron a las indias en el Paraíso de Mahoma. Cada uno tenía muchas mujeres, las hacían trabajar en la chacra y les daban hijos y éstos por supuesto aprendían la lengua de la madre que los amamantaba.

-Entonces, la primera palabra la aprendían en guaraní.

- Exactamente. Y los padres también tuvieron que aprender guaraní.

- Hace poco me enteré que "ananá" es una palabra guaraní...

- Como la piña es oriunda de América del Sur y no se conocía en Europa, conservó el nombre según el dialecto regional porque en Brasil es abacaxi y así lo llaman en Portugal.

- Las normas gramaticales y neologismos, ¿los establece la Academia de la Lengua Guaraní?

- No existe una Academia de la Lengua Guaraní. Es decir, existe teóricamente, pero no funciona. Creo que existen hasta dos o tres pero ninguna funciona. Entonces no hay una política de Estado que fije un alfabeto, un diccionario o una gramática...

- Hay palabras que se crean y rayan lo ridículo como "koty jekakaha" (cuarto de baño) que no tenían los guaraníes, pues para sus necesidades iban al “ñanáme” (yuyal).

- A veces, hay necesidad de crear nuevas palabras porque la vida cambia y se necesita usarla. Pero hay varios modos de incorporarlas. Una forma es el hispanismo y otro el calco o una traducción de lo que es el objeto y también se acepta. Pero no hay que exagerar en la formación de nuevas palabras, sino hay que ir introduciendo poco a poco, con la escuela, para que los niños vayan aprendiendo, pero nunca de golpe.

- ¿Por qué existen arcaísmos en guaraní? He visto que "aguyje" (gracias) es un arcaísmo...

- Se puso como arcaísmo porque no se usaba más. Ahora un campesino dice “gracia” o “gracias”. No dice más aguyje. Pero esos arcaísmos también se pueden usar para ampliar la lengua, para rescatar...

- ¿Cuántas palabras usa normalmente la gente que habla en guaraní?

- Se dice que las lenguas no escritas suelen tener hasta 10.000 palabras, pero las escritas tienen muchas más. El español tendrá unas 100.000 palabras y se usan pocas. Además hay palabras técnicas y de cada especialidad.

- ¿Cuántas se calcula para el guaraní?

- En este diccionario hay más o menos 8.000 palabras puras, pero hay además frases hechas. Por ejemplo, dos palabras que forman un solo concepto: "lucero del alba" es "mbyja ko'e" (se forma con "estrella" y "amanecer").
- En onomatopeya nadie gana al guaraní. Para ruido encontré una palabra con las cinco vocales: Pararã, perere, piriri, pororo y pururu. ¿Qué me dice?

- Creo que en el guaraní existen pocas palabras cultas. Es decir, son palabras de uso común. Como no era lengua escrita y ahora recién se está volviendo lengua escrita o literaria, va a ir aumentando el número de palabras.

- En esto que decía idioma culto y hablado, hay "upéa" y "upéva" (eso), ¿cuál es la forma más correcta?

- Se usan las dos. Generalmente, la gente que habla más rápido dice "upéa", o "péa", en vez de "péva".

- ¿Y Lo mismo está bien?

- Claro. Hay que seguir lo que la gente usa. ¿Para qué inventar palabras que nadie usa?

- ¿Cómo hace para escribir muchas palabras de guaraní en su computadora?

- Tuve que hacer modificar mi computadora para ponerle las tildes a las vocales porque es un teclado español. Mi nieta que se dedica a computación me hizo un programa que al apretar dos vocales ya tengo la vocal con la tilde.

-¿Ninguna otra lengua indígena es oficial en América?

- Ahora el guaraní también es idioma oficial en la provincia de Corrientes (Argentina). Pero el quechua, el aymará, los idiomas de Centroamérica y México no son oficiales ni objeto de educación bilingüe. Aquí la educación bilingüe es una necesidad muy grande porque hay muchos niños que no saben hablar español y muchos que no saben hablar guaraní. Mis hijos, después de grandes aprendieron, porque sintieron la necesidad de hablarlo; porque si no, los obreros hacían chistes sobre ellos, sobre gringos.

- ¿Terminó aquél reproche de "guarango"?

- Ya se superó. Cuando vamos por la calle escuchamos gente bien puesta que viene en auto lujoso y que habla en guaraní. Antes no lo hacían por vergüenza. Ahora el idioma adquirió más prestigio y la gente no tiene problemas de hablar en la calle eso que hablan en la casa.

- ¿Qué cree Ud. que necesitamos hacer por nuestro idioma?

- La educación es lo principal; resulta que muchos de nuestros maestros no hablan guaraní y no se los prepara para enseñar una segunda lengua. Por ejemplo, en la campaña, a un chico que no habla castellano se le tiene que enseñar y tiene que tener el método de enseñanza de segunda lengua. Eso se les enseña al dedillo a los profesores de inglés y no a los de guaraní. Tampoco hay en las escuelas un profesor especializado en guaraní, sino la misma maestra que enseña todas las asignaturas tiene que enseñar este idioma. Para salvar los exámenes les dan a los alumnos una cosa prefabricada que se aprenden de memoria para pasar. Contestan sin entender.

- ¿Para los alumnos es muy difícil?

- Es porque no se les enseña bien, no se tienen buenos textos. Deben ser libros divertidos, que tengan ilustraciones. Se tendrían que incorporar textos para que los niños puedan tener algo ameno, si no se aburren de tanta gramática.

- En la Colmena, los colonos y sus descendientes hablan japonés y guaraní.

- También me contaron que en Nueva Germania hay descendientes de alemanes de varias generaciones que hablan alemán, español y guaraní. Cuando se les preguntó cuál elegirían si se quedaran con un solo idioma la mayoría optó por el guaraní porque es el que más se usa en este país. Se habla más que el español que utiliza la mitad de los paraguayos, y el guaraní el 90%. Por eso quisiera que el guaraní se siga promocionando, que se dé una buena educación para que los niños lo aprecien y quieran aprenderlo porque recién después de grandes, cuando tengan que trabajar, ven la necesidad del idioma.

- ¿Eso para todos?

- Con mi marido, que es médico, hemos editado un libro de Guaraní Para Uso Médico. Resulta que la mayoría de los doctores son de clase alta y casi no hablan guaraní. Cuando practican en el Hospital de Clínicas no pueden comunicarse con un enfermo que viene del interior. Incluye diálogos del médico con el enfermo, un diccionario de palabras médicas y algunas palabras necesarias. También una breve gramática del guaraní. Con estos aportes, nuestro idioma goza de buena salud.

Pedro Gómez Silgueira 

(x) Del diario ABC COLOR (Revista),  13 de marzo de 2005 (Asunción, Paraguay)  

LA MAS ANTIGUA EMISORA CUMPLE AÑOS

                                                      
Una vieja compañera (x)

En la fecha se cumplen 68 años de la salida al "éter" de la más antigua radioemisora en funcionamiento de nuestro país. Su historia está íntimamente unida con la historia reciente del país, pues le cupo ser testigo y partícipe de no pocos hechos destacados de la sociedad paraguaya.

La sede original de la veterana emisora radial sobre la calle Herrera, y sus transformaciones antes de mudarse a su actual local en el ex Seminario Metropolitano.

La sociedad paraguaya estaba restañando sus heridas, luego de tres sangrientos y sacrificados años de guerra con Bolivia, con todo lo que aquello implicaba. Luego de aquellos agrios días y como consecuencia de ellos, los ánimos estaban exaltados, a tal punto que se sucedieron golpes de Estado, apresamientos de presidentes y jefes militares, excombatientes descontentos, ebullición política, incorporación de ideologías de moda, etc.

Ese ambiente caldeado y esas introducciones ideológicas en el espectro político nacional fueron el marco y el motivo por los que un sacerdote franciscano decidió utilizar la entonces relativamente nueva tecnología comunicacional que significaba la radio, para tratar de contener las pasiones y el avance de ideologías foráneas.

Efectivamente, con el nazismo y el fascismo en pleno auge y con el comunismo bastante influyente en algunos segmentos de la sociedad paraguaya, fray Luis Lavorel decidió contrarrestar sus prédicas por medio de un órgano de propaganda cristiana, por lo que empezó las gestiones a través de la Juventud Antoniana, una organización de jóvenes católicos para comprar una estación radioemisora.

Por sus estudios pasaron numerosos profesionales, y la emisora conoció de varios directores, desde el padre Lavorel, su fundador.

Nace una radio católica
El proyecto se materializó con la adquisición de la antigua emisora ZP13 Radio La Voz del Aire, de don Silvio Picozzi Villagra, uno de los pioneros de la radiofonía paraguaya.

El transmisor, atendido por el técnico Ramón Escobar, según contó en su momento un viejo periodista, don Fernando Cazenave, fue ubicado bajo un techo precario, rodeado de adobe, "las mismas que revestían a los estudios sin muchas exigencias estereofónicas, porque el fuerte estaba en la consola para difundir música clásica... y en el cable que cruzaba la calle Herrera para conectar con el templo (de San Francisco) a fin de irradiar la santa misa y el rosario vespertino que acaparaban audiencia y vitalizaba la fe popular".

La emisora fue rebautizada con el nombre de ZP11 Radio Cháritas, instalada en una añosa y semiderruida casa donde, desde años atrás, funcionaba y sigue funcionando la escuelita franciscana.

El presidente Stroessner inauguró las remozadas instalaciones a principios de los años 60, poco antes de que Cháritas pasara a ser una de las más críticas a su gobierno.

De golpe a golpe
Con el lema de Por Dios y por la Patria... Paz y Bien para todos, el 21 de noviembre de 1936 empezaron las transmisiones de la emisora.
El primer locutor fue don Juan Vicente Servín, el mismo que una mañana de 1937, fue sorprendido por una horda que tomó la radio para transmitir consignas políticas. La pronta intervención del padre Lavorel, devolvió la tranquilidad a los oyentes.

El padre Lavorel era, según recuerda otra persona muy unida a la emisora, don Víctor Barrios, "un orador nato que hizo del micrófono un instrumento de evangelización en una época de notable convulsión social", como lo fueron los años de posguerra y los de la guerra civil de 1947.

Justamente en los días en que se desarrollaba la revolución del ‘47, la emisora sufrió otro ataque de personeros políticos, esta vez liderado por Enrique Volta Gaona, a quienes tuvieron que enfrentarse a tiros, y que obligó al padre Lavorel a salvarse saltando murallas y corriendo sobre los tejados de las casas vecinas. Inclusive, en algún momento hasta estuvo a punto de batirse a duelo con el líder comunista Oscar Creidt.

Cuando el padre Lavorel salió del país, la radio pasó nuevamente en poder de los franciscanos. Durante breve tiempo ocupó la dirección de la emisora el señor Fructuoso Mosqueira, uno de los primeros locutores de la radio. Después la dirigió el padre Azcarate, quien estuvo poco tiempo y fue sustituido por el padre Ignacio Sudupe, bajo cuya dirección la emisora cambió de orientación, con mucho contenido cultural, no exento de desafíos y valentía: Cuando el Gobierno prohibió tocar música de José Asunción Flores o de Epifanio Méndez Fleitas, el padre Sudupe difundía esas músicas por Cháritas, cuyas grabaciones le llegaban clandestinamente.

En las casi siete décadas de historia de esta veterana estación radial, se fueron sucediendo otros directores, cada uno dándole su impronta a la emisora, como el recordado padre José Arketa, aquel de la campaña De Corazón a Corazón y el Banco de Caridad, y su conocida frase "¡Sois formidables!" Su prédica y su accionar en una época de férrea dictadura, le valieron el extrañamiento del país.


Defensor de condenados
El lunes 17 de diciembre de 1962, el capitán Modesto Napoleón Ortigoza fue apresado y conducido a un calabozo del Gran Cuartel General, a cargo de la Policía Militar. Ese lunes comenzó su vía crucis, entrando en la vorágine de burdas maniobras para involucrarlo en una supuesta conspiración contra el gobierno del general Alfredo Stroessner.

El caso conmocionó a la sociedad paraguaya de la época. Varios meses después, el 16 de septiembre de 1963, se anunció por la prensa oral y escrita el fallo por el cual se les condenaba a muerte al capitán Modesto Napoleón Ortigoza, a Domingo Regalado Brítez y a Escolástico Ovando.

La notoria injusticia de que eran víctimas los condenados, además de otras personas consideradas cómplices, indujo al padre Arketa a defender públicamente a los desgraciados. Aprovechando su audición "De corazón a corazón", el franciscano hizo una serie de férrea y vehemente defensa de los condenados, a quienes logró salvar de la pena capital.

Con esa férrea defensa, el director de la emisora se ganó la admiración de la ciudadanía y la enemistad de la gente del Gobierno, a tal punto que luego de un viaje a su país natal, ya no le permitieron ingresar al Paraguay.


Colofón
En los años finales de la dictadura stroessnerista, con varios medios de prensa clausurados (diario ABC Color, semanario El Pueblo, radio Ñandutí) radio Cáritas tuvo un importante papel en la tarea de ir minando los cimientos del régimen, y recordada es su participación en febrero de 1989, transmitiendo a la ciudadanía los pormenores del golpe de Estado contra el gobierno del general Stroessner.

Esa es, grosso modo, la historia de la emisora más antigua vigente en el Paraguay.

Luis Verón   

(x) Del diario ABC COLOR (Revista) 24 de noviembre de 2004 (Asunción, Paraguay)

 

Carro


MEMORIA VIVA | LA VOZ DE LA NOSTALGIA

Ndavy'áigui apurahéi


Recién casado, en San Pablo, el guaireño Gumersindo Ayala Aquino -cuyo aniversario de fallecimiento acaba de recordarse- compuso una música para su esposa ausente.

Mario Rubén Álvarez
alva@uhora.com.py

El poeta, músico y compositor guaireño Gumersindo Ayala Aquino -nacido en Villarrica el 13 de enero de 1910 y fallecido en Asunción el 29 de febrero de 1972- era ya un hombre maduro.
Con su trío Guaireños (con Luis Osmer Meza -quien con el tiempo sería el universal Luis Alberto del Paraná- y Digno García), que luego pasaría a ser conjunto Los Guaireños, había recorrido buena parte de Latinoamérica. Antes de recorrer los diversos aires, había estado en la capital argentina (1), en la década de 1930, junto a los grandes de la música paraguaya, incluyendo al maestro José Asunción Flores, cuya orquesta _Ortiz Guerrero_ integró.
En Venezuela había anclado por algún tiempo como docente de la Escuela Superior de Música de San Cristóbal, en el Estado de Táchira.

Cuando regresó a Asunción tenía ya más de 50 años. Pese a recorrer tantos caminos, su corazón seguía sin dueño definitivo. Estaba aún a la espera de la musa inspiradora que cautivara para siempre su espíritu andariego y lo retuviera en una geografía sin puertos para partir de nuevo.
En julio de 1962 ocurrió un episodio que cambiaría el rumbo de la existencia del artista guaireño. Trabajaba por entonces en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. Era su compañero de trabajo y amigo el escultor Báez Rolón. Con él se fue un día a la Alfarería Guida -de Víctor Guida-, ubicada en el kilómetro 18 de la ruta II. Razones de trabajo eran las que les llevaron, pues el artista plástico le hacía los moldes al alfarero. Dio, sin embargo, la casualidad de que era el cumpleaños del dueño de casa.

Allí, por primera vez, se vieron Gumersindo Ayala Aquino y la profesora Georgina Ester López, docente del sexto grado de la Escuela General Díaz, de Asunción. "Era en vacación de invierno. Yo estaba invitada allí, pues era muy amiga de la familia. Él y su amigo cayeron por casualidad al lugar. Invitados a comer, intercambiamos algunas miradas. Yo cantaba guaranias, él recitaba", recuerda doña Ester.

La maestra regresó en colectivo a su casa, en la Capital. Gumersindo, ni corto ni perezoso, la acompañó. Conversando, ella le contó que necesitaba una foto del poeta Eloy Fariña Núñez. Él le dijo que tenía una y prometió poner a su disposición, entregándole una tarjeta personal con la dirección de su oficina.
"Después conseguí lo que andaba buscando y no hubo necesidad de recurrir a quien me había ofrecido con tanta amabilidad su cooperación. Un día, estando en el colegio, mi directora me avisó que tenía una llamada telefónica de mi profesor. Yo seguía estudiando y había faltado a una clase de investigación en el Archivo Nacional. Pensé que me iba a reclamar esa ausencia. 'Buenas tardes, profesor' saludé. Desde el otro lado de la línea escucho: 'Ya quisiera ser su profesor'. Era, había sido, Gumersindo, quien me invitó a tomar un cafecito en el centro", cuenta la viuda del poeta.

"El romance se puso en marcha. Sin embargo, yo estaba de novia con otro, a punto de casarme. Dudaba, sin embargo, de mi candidato. Supe que le había embarazado a otra chica. Rompí entonces mi compromiso, le llevé su anillo y me quedé libre. Luego, todo fue tan rápido con Gumersindo, que el 18 de diciembre de ese mismo año ya nos casábamos", rememora.

Tras la boda, la pareja viajó a San Pablo, Brasil, donde el escritor tenía el compromiso de traducir al guaraní una obra del poeta persa Omar Kayan.

"Estuve apenas unos días con él y luego volví a Asunción. Él se quedó y en mi ausencia, en enero de 1963, me escribió y le puso la música a Ndavy'áigui apurahéi, que grabó el conjunto de Papi Meza. Era la voz de su nostalgia hacia mí. Yo después regresé de nuevo junto a él, pero volví otra vez a Asunción, hasta que después ya vino a quedarse conmigo", concluye doña Ester, quien tuvo tres hijos con su marido: Francisco Solano, Víctor Paraguay y Gumersindo Jorge.

(1) Szarán, Luis: Diccionario de la Música en el Paraguay. Asunción, 1997.


Ndavy'áigui apurahéi (*)

Aguapy ne pore'ÿme
ndavy'áigui apurahéi
hi'ãitégui ajohéi
che ñe'ãgui ñemboasy
ha añandúko che jopy
hatãite ko che ñe'ãme
ha mante che resa'ãme
rohecha jey jey.

Ha ha'e che py'apýpe
oime pipo che kamba
che rehe imandu'a
mombyrýma chehegui.

Ha'eténte ahendúva
ne ñe'ê mbeguekatu
ha upéva oikutu
hatãite che py'apy
ha ou pe vy'a'ÿ
oikepa che apytu'ûme
techaga'u ypytûme
ajechágui tyre'ÿ.

Ha ha'e che py'apýpe
oime pipo che kamba
che rehe imandu'a
mombyrýma chehegui.

Che añoite ne pore'ÿme
ndavy'ái, che tapere,
che ñe'ã operere
nderehe che mandu'a
ha aipyhy che mbaraka
ainupãvo purahéipe
che moîva yuhéipe
vy'a'ÿ akãhãtã.

Ha ha'e che py'apýpe
oime pipo che kamba
che rehe imandu'a
mombyrýma chehegui.

Letra y música: Gumersindo Ayala Aquino



(*) Letra publicada por Ocara Poty Cué Mí. Asunción, abril de 1972. Nº 218.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (EL Correo Semanal), 6-7 de marzo de 2004 (Asunción, Paraguay)

 

La leyenda de Anahí

por: Girala Yampey (x)

“Estamos seguros de que Anahí, es vocablo guaraní, pero no sabemos su correcto significado. Suponemos que su original sonido ha sufrido alguna modificación, y conjeturamos que provendría de: ana-i (pequeño pariente); ananá (piña pequeña); o angai (pobrecita). También podría ser deformación  de andai (calabaza), debido a que los guaraníes estaban inclinados en darse nombres de la flora y la fauna. Pero, nos  confunde la h intermedia. La incorrecta grafía , al no ser unificada, perjudica al idioma. Anahí, en guaraní se leería Anaji, expirando la h.

La leyenda de Anahí, llamada a veces: Leyenda de la Flor del Ceibo, es una bella narración y está muy difundida. Las versiones  coinciden en que se trata de la inmolación de una joven aborígen, quemada en la hoguera por los españoles o una tribu enemiga. En alguna se le asigna el nombre de Akã´e (Urraca) a la protagonista.

El relato cuenta que la valiente muchacha guaraní pertenecía a una belicosa e indomable tribu y que, al ser capturada prisionera durante una batalla, se la condenó a ser quemada viva. El martirio de la valiente joven, fue motivo de su transformación en la planta o la flor del Ceibo, según sea la versión que se escuche.

Dicen que no fue agraciada por la belleza. Era la más fea de todas pero tenía una maravillosa voz y cantaba con tanta dulzura que encantaba a todos cuando modulaba las melodias de su tribu. Era noble de corazón y de manera afables. Su espigada estampa era signo de vigor, audacia y valentía, cualidades que demostraría muy pronto. No tenía hermosas facciones, pero sí belleza de alma y un coraje solidario que ennoblecía su persona,

Un día, sobrevino un ataque al táva (pueblo) de su grupo. Sin titubear, la joven Anahí, se sumó a los guerreros de su tribu para defender el hogar y la comunidad. Lo hizo con increíble bravura. En medio del combate, se le veía altiva y decidida. Los españoles, enviando a guerreros guaikuru por delante, venían a llevar cautivos para sus servicios. La bravura de la muchacha despertó enseguida la admiración de todos, defensores y atacantes. En denodada lucha demostró las ansias de libertad de su estirpe. Pero la ferocidad de los guaikuru y el tronar de arcabuses, consiguieron reducir a los defensores. A Anahí, la tomaron prisionera y fue llevada atada, por el temor que inspiraba su irreductible decision de luchar. La pequeña muchacha de la hermosa y dulce voz, resultó ser una admirable guerrera.

Anahí, la más fea de su tribu, fue encerrada con centinela. Triste y sola, no perdió su apostura. Por momentos cantaba con su invencible y melodiosa voz. Era tan cautivante su dulce voz, que el propio centinela quedó a su vez preso de sus canciones. No faltó el momento del descuido. Anahí, le asestó un un sorpresivo  y violento golpe con un trozo de palo que pudo tomar. Dándole en la nuca, con todas sus fuerzas, dejó tendido al cuidador y salió prestamente, en frenética huida del lugar.

Ya había ganado el bosque cuando la alcanzaron. Nuevamente fue capturada y condenada a morir en la hoguera. Los españoles alentaron y permitieron el sacrificio para complecer a sus furiosos aliados guaikuru, y para dar un castigo ejemplar a quienes querían escapar al yugo del vasallaje. Además, creían que Anahí podría tener poderes ocultos de hechicera o bruja.

Esa noche, cuando la luna llena alumbraba con todo su vigor, el pequeño cuerpo de la abnegada y decidida muchacha, fue atada a un poste a orillas del río. Enseguida trajeron montones de leñas que fueron apiladas alrededor de la prisionera. Un danza ritual de los guaikuru, acompañó la ceremonia y dio comienzo a la inmolación de Anahí. Un denso humo negro cubrió la escena de la quema en vida de la infortunada víctima. No se escuchó ningún grito desesperado, ni llantos. Solamente una quejumbre que más bien parecía un murmullo de amenazas, un sordo canto fúnebre. Seguramente tenía conciencia de su sacrificio era el símbolo de la defensa de la heredad y las ansias de libertad de su pueblo. Ofrendó su vida con serenidad y coraje. La India más fea de la tribu, pero que poseía la más dulce voz que habían escuchado sus hermanos, fue quedamada viva, en la hoguera.

Una vez que ardieron los leños, el negro humo fue disipándose. Al llegar los resplandores del alba, cuando las llamas habían consumido el cuerpo sacrificado en un holocausto de venganza sin piedad, quienes martirizaron a la pequeña y valiente guerrera, vieron con asombro que sobre las cenizas que dejaron las lenguas de fuego, algo se agitaba. La luz de la madrugada mostró que, en el lugar del tronco que había servido para atar a la joven de dulce voz, estaba erguido un árbol cuya rugosa corteza formaba unos canales que parecían llamas danzando. En sus verdes ramas, lucían ramilletes de rojas flores. Eran como si la sangre de Anahí estuviera manando en gotas vegetales. El Ceibo, representa el alma indomable y altiva de una estirpe que no quiere morir. Su presencia, muchas veces solitaria en los montes, recuerda a quienes supieron morir por su libertad. Es un árbol rústico, casi hosco, cuya flor, por el indomable espíritu de Anahí, no puede llevarse sobre el pecho. La voz dulce de la indiecita fea, anida en ella.

Afortunadamente, la poesía y la música, se juntaron en una hermosa canción sentimental que con acierto perpetúa la leyenda de Anahí, dándole la merecida trascendencia. Parte de la letra dice: ”Defendiendo altiva tu indómita raza fuiste prisionera. Anahí, indiecita fea de la voz tan dulce como el aguai”.

(x) Del libro ”Mitos y leyendas guaraníes” de Girala Yampey (Edición del autor;2003; Asunción, Paraguay). Cortesía de don Elías Fadlala, distinguido amigo de FA-RE-MI.

 

 

Rincón Poético

Bécquer en castellano y guaraní (De: ”Las golondrinas”- fragmento-)


“Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez, a la tarde, aún hermosas,
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…
ésas…, !no volverán!

Gustavo Adolfo Bécquer

Oú yevy vaerá cu omi yboty etá
nde roga tapia rehé oyupí yoá,
ha hó´ávo caarú npea ipoty cuera,
oyepeá poravé reí vaera.

Pero acó ysapygüi henyhémiva,
ysapy yahechámiva oryry-i,
ha otyquy-ramo, ñaimoá ára resay,
umiva…, !ndou veichene!

J. Natalicio González 


 

 

 

PERIODISMO EN EL PARAGUAY


                                            
Y la prensa se hizo Eco...(x)



Hoy se cumple el sesquicentenario de la publicación del Eco del Paraguay, fundado por el español Ildefonso Antonio Bermejo. Fue el primer ensayo de periodismo independiente de la historia paraguaya

"Hétenos por fin en la palestra periodística; ya h
a llegado el momento de la aparición del primer número del ECO DEL PARAGUAY, periódico que sólo abriga la modesta aspiración de ser útil y provechoso á los intereses morales y materiales de una república llena de porvenir. Confesamos que al lanzarnos en el terreno de la política, el pensamiento ha divagado, y ha penetrado con pié vacilante en un sendero hasta cierto punto desconocido para nosotros, pues acostumbrados á cultivar nuestras ideas en campos más fecundos en el movimiento intelectual, á un que más estériles en los resultados, nos hemos visto en la precisión de compulsar las consecuencias antes de emitir nuestras ideas, puesto que la marcha periodística tiene precisamente que armonizar con la índole y la situación más o menos avanzada del país para quien se escribe".

Portada del primer número del Eco del Paraguay.

Con estas líneas, el 19 de abril de 1855 -hace siglo y medio- salía a la luz el primer número del periódico Eco del Paraguay, fundado y dirigido por el escritor español Ildefonso Antonio Bermejo.

El periodismo paraguayo se había iniciado una década antes con la publicación de El Paraguayo Independiente, el primer periódico paraguayo de aparición regular, cuyo principal objetivo fue el de bregar por el reconocimiento de la independencia política y la soberanía nacional del Paraguay, especialmente por parte de la Argentina, puerta de entrada hacia nuestro país -casi siempre cerrada-. El otro periódico fundado, luego de El Paraguayo Independiente, como órgano de prensa oficial del Gobierno paraguayo, fue El Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles.

El tercer periódico, apartado de la esfera oficial, fue el denominado Eco del Paraguay, cuyos 150 años de fundación recordamos hoy.


BERMEJO EN EL PARAGUAY

Ildefonso Antonio Bermejo.





En 1855 llegó al Paraguay el intelectual español Ildefonso Antonio Bermejo Barrientos -que entonces estaba exiliado en París por sus ideas políticas- contratado por el general Francisco Solano López para llevar adelante trabajos de promoción educativo-culturales en el Paraguay.

Desde su llegada, Bermejo se encargó de organizar y poner al día cuestiones relacionadas con la educación y la formación cultural de los jóvenes paraguayos.

Nacido en Cádiz el 20 de diciembre de 1820, Bermejo realizó sus estudios en un colegio religioso de Sevilla, luego siguió cursos universitarios.

Cuando vino contratado al Paraguay, Bermejo contaba con 35 años y un currículum más que interesante en su haber: Periodista, autor teatral, incursionó en política, lo que le valió un tiempo de destierro, pasando aprietos económicos, pero a la vez aprendiendo francés y algo de la literatura francesa.

Esa fue la época en que conoció al general Francisco López, en misión diplomática ante varios países europeos, quien le contrató para secundar la labor gubernativa de don Carlos Antonio López en el campo cultural.

Si bien no era un intelectual de primera línea, tampoco fue un oscuro ni mediocre, pues el resultado de su labor en el Paraguay fue más que interesante. "De las aulas de Bermejo salieron los jóvenes más ilustrados de la época", según don Juan Crisóstomo Centurión.


EL "ECO DEL PARAGUAY"

El periódico de Bermejo fue el primer intento de contar con una prensa ajena a la esfera oficial, como lo fueron sus antecesores -El Paraguayo Independiente y El Semanario, ambos voceros del Gobierno-.
Pero las condiciones de libertad eran terreno accidentado en el Paraguay a mediados del siglo XIX. No era fácil hacer un periodismo libre de los avatares derivados del humor de los gobernantes que, incluso, meses después -el 1 de agosto de 1855- se habían cuidado las espaldas, emitiendo un severo decreto regulador del ejercicio de la prensa.

La sede del periódico estaba ubicada sobre la calle Atajo, actual Alberdi, en la capital paraguaya. Posteriormente se trasladó a una casa de la calle Del Sol (actual Presidente Franco). Así como la dirección, la administración del periódico estaba a cargo del señor Bermejo, con la estrecha colaboración de su esposa, doña Pura de Bermejo.

La aparición del periódico fue saludada con entusiasmo por la ciudadanía asunceña, así como por la prensa de la época, representada por El Semanario, que le dedicó una efusiva bienvenida el 21 de abril de 1855: "Saludamos con el más sincero placer la aparición de éste periódico, porque creemos que será un agente y promotor ilustrado y poderoso de los adelantamientos del país".


LA ESPADA DE DAMOCLES

Carlos A. López.

A poco de salir a luz ese primer intento de realizar un periodismo alejado del ámbito oficial, el Gobierno preparó una medida reguladora del ejercicio de la prensa. Al efecto, el 1 de agosto de 1855 emitió el "Decreto que establece el uso de la prensa", por medio del cual decretaba que: "Teniendo en consideración que el tiempo ha modificado las circunstancias en que se hallaba la República cuando la administración actual ordenó alguna limitación sobre publicaciones por la prensa; y que en el estado presente de la sociedad para mantenerse el respeto debido al orden constituido, a la autoridad, a la moral y al honor y fama de los particulares, bastarán algunas disposiciones preventivas tendientes a garantir esos grandes objetos, que toda sociedad bien ordenada debe mantener con el mayor celo", acordó, y decretó que cualquier ciudadano tenía derecho a publicar sin censuras por la prensa "sus ideas y opiniones", además de poder denunciar las faltas y abusos que cometieran los funcionarios públicos en el desempeño de sus funciones, pero así también, y en contrapartida, fijó una larga lista de delitos y penas por cualquier abuso y delito a que pudiera incurrirse por medio de la prensa, que hacía casi impracticable el ejercicio de una prensa libre.

Así fue como el Eco del Paraguay, en algún momento incurrió en cuestiones susceptibles de poner malhumorado al presidente López, que, por medio de la prensa oficial, advirtió severamente a dicho periódico lo que consideraba enojoso.

En efecto, cuando en un arranque de adulonería Bermejo propició la candidatura del general Francisco Solano López para un nuevo periodo, El Semanario publicó un suelto en el que se recriminaba que: "Creemos un mal ejemplo en la República el anuncio y discusión de una candidatura.
El Honorable Congreso Nacional no necesitará de apuntamientos de ningún periodista para hacer su elección en la persona que hallare a propósito".

Algún tiempo después, para no incurrir en nuevos enojos de sus patrones -las autoridades nacionales-, Bermejo clausuró su periódico el 9 de abril de 1857, a casi dos años de publicación continuada. Así acabó su aventura de empresario periodístico. Poco después pasó a dirigir El Semanario, donde la cosa sería más fácil por las reglas claras bajo las cuales se publicaba este periódico.

Luis Verón

(x) Del diario ABC COLOR , 19 abril de 2005 (Asunción, Paraguay).



IN MEMORIAM

Doña Miguela Vera: La artista falleció sólo unos pocos dias antes que Roa Bastos (x)

Más de cincuenta años dedicados al arte es toda una vida entregada a una causa, especialmente cuando, al final de esa vida, la artista observa que, para cumplir la misión que se ha propuesto, necesitaría muchísimos años más, que necesitaría otras vidas. El arte, claro, no se agota en una vida.

Vicky Torres

Doña Miguela Vera, grabadora dotadísima, vivió la mayor parte de esos más de cincuenta años intensísimos en los que se entregó al arte fuera de su país dedicada a dar cuenta, en los distintos salones del norte argentino, de las distintas manifestaciones de la cultura popular paraguaya. Nos legó, así, uno de los más importantes registros gráficos, no de nuestra reciente historia, sino de esa corriente subterránea que nutre la vida de los pueblos y a la que don Miguel de Unamuno, en uno de sus tantos aciertos, denominara intrahistoria: la verdadera historia.
El valor de los trabajos de esta grabadora excepcional que acaba de desaparecer no se relaciona, sin embargo, solo con la memoria colectiva, ese tesoro compartido por cuantos vivimos y morimos en un determinado espacio del planeta al que denominamos nuestro país y lo sentimos como tal, ni con la transcripción artística de los gestos reiterados que constituyen nuestro ser histórico, sino con el registro de formas, perdidas o por perderse, de convivencia y cultura que han hecho del nuestro el país que actualmente es y, por cierto, con una mirada -la mirada de la artista que era- cargada de profunda humanidad. Como don Augusto Roa Bastos desde la literatura, doña Miguela Vera supo poner misericordia en su mirada y sentir el dolor y las alegrías de los otros como si fueran propios. Esa mirada de la artista hace que su arte transcienda el estrecho marco del registro etnográfico o de la anécdota efímera para instalarse en la amplitud de lo humano, en la universalidad del arte.

Doña Miguela Vera, nacida en Asunción en 1920, vino al final de su vida a morir en su país y en la ciudad que le viera nacer ochenta y cinco años antes. Desde que pisara por vez primera, como transterrada, tierras no paraguayas, se instaló con su familia en Santa Fe, Argentina, de cuya Escuela de Bellas Artes fue, durante años, destacada profesora de grabado. Doña Miguela Vera fue, en efecto, una transterrada que vivió intensamente la experiencia del transtierro, término acuñado por el filósofo español José Gaos en México para explicar la especial situación de quienes, viviendo fuera de su tierra, sienten la nueva como propia sin sentirse en ella jamás extranjeros, pero que llevan la suya consigo y la viven a diario con la alegría y el dolor de quienes en ella habitan, como si jamás hubieran salido de ella.

Lo suyo fue el grabado y, especialmente, el grabado en madera -el xilograbado- adoxilogrolor que, aplicado a sus trabajos, la convertían en una consumada pintora. Excelente dibujante y ojo atento a lo esencial, registró con su lápiz inquieto, buceando en su memoria, las imágenes que más le habían impactado cuando pasara los años de su infancia y primera juventud en ese Paraguay del que jamás estuvieron ausentes sus afectos. Después, con paciencia infinita y evidente amor por su trabajo, fue grabando con un magnífico estilo y con un rigor del que estaban siempre ausentes el sentimentalismo y la demagogia de plazuela lo que su lápiz había previamente copiado de su memoria. En su peregrinar por el transtierro argentino siempre llevó consigo las imágenes del Paraguay y, en especial, las de los más humildes.

En los trabajos de doña Miguela hay, registrados por igual, dolor y alegría y, con mucha frecuencia, añoranza, saudade. Los paisajes, los tipos humanos, las escenas cotidianas y los ritos y costumbres registrados conforman una galería más o menos completa del país de su infancia y de sus amores perdidos al salir, junto a su esposo, hacia Argentina. No es casual que, como los personajes de algunas novelas de Casaccia, doña Miguela y su familia buscaran en el país vecino la proximidad al Paraguay y se instalaran en una ciudad del norte. Tampoco lo es que, llegada a cierta edad, volviera al país del que, si bien había salido, jamás había abandonado en su memoria.
Hay salidas que consisten en estar cada vez más adentro del lugar que se ha dejado físicamente, que se ha abandonado. De ahí que todo el arte de Miguela Vera haya tenido como tema casi único el Paraguay que ella conociera antes de salir hacia Argentina.
Si Paraguay ocupa su memoria y su arte, son los humildes entre los humildes los que se asoman a sus imágenes más representadas. Quizá no se lo propusiera jamás doña Miguela, pero su mano firme, su trazo fuerte, su estilo carente de retórica y de excesos, sobrio en sí mismo, y la elección de los temas convierten sus grabados realistas en un catálogo de ensoñaciones magistrales cargadas de lirismo y de añoranza. Tal vez la artista se propusiera tan solo dejar constancia de lo que fuera el mundo que ella había conocido en su infancia y su primera juventud, pero ahí están los rostros y los gestos de los niños y mujeres de sus grabados para convertir los paisajes en los que se enmarcan en verdadera fantasía poética equivalentes en el arte del grabado a las igualmente realistas y, a la vez, fantásticas escenas registradas por don Augusto Roa Bastos en las mejores páginas de Hijo de hombre o de El trueno entre las hojas. Ambos, contemporáneos, cargan consigo en otras tierras la memoria de lo que fueron y la esperanza de lo que el Paraguay podría ser, y en esta conjunción de añoranza y de deseo descubren al hombre y a la mujer paraguayos trascendiendo los límites de su circunstancia vital: se descubren a sí mismos.

Doña Miguela nos dejó apenas unos días antes de que nos dejara don Augusto. Ambos conocieron desde muy temprano en qué consistía ese vivir sin los paisajes, los rostros y las palabras con los que habían crecido y en los que se habían formado. Ambos volvieron al final de sus días al calor de sus recuerdos. Ambos fueron igualmente memoriosos y se identificaron con quienes cargaban sobre sí lo que Rafael Barrett llamara alguna vez “el dolor paraguayo”. Ambos, desde espacios de creación distintos y complementarios, nos legaron su visión del Paraguay y enriquecieron la nuestra. Ambos merecen estar en nuestra memoria.
Doña Miguela Vera ha muerto, pero grabó para nosotros de manera realmente magistral lo que su memoria le dictaba cuando estaba lejos del Paraguay, y esos grabados es todo lo que nos ha dejado. En esos grabados está nuestra historia, la esencia misma de que somos y de lo que podemos ser. Su legado es enorme.

(x) Del diario ABC COLOR (Suplemento Cultural), 15 de mayo de 2005 (Asunción, Paraguay).