34.Parte

“Te imagino en la distancia, aguardando mi llegada,
Y en tu negra cabellera una flor de resedá.
Bellas tardes asuncenas, yo presiento que han de oirme.
Y en un cofre de silencio a mi novia guardarán.”-x-

 

 

 

-x- (De la canción ”Tardes Asuncenas” -L:Néstor Romero Valdovinos; L: Teófilo Noguera-)

DEL PARAGUAY PROFUNDO

Felíz Connubio Americano (x)

  Cuando el descubrimiento de América, los conquistadores trajeron, no solamente la cruz y la espada como signos de conquista, sino también fueron transportadores de otros elementos, espirituales y de seducción, que coadyuvaron eficazmente al logro de su cometido; nos referimos, concretamente a los instrumentos musicales y muy especialmente, al arpa y la guitarra.

  Estos hombres místicos y soñadores, alucinados por visiones de minas y fabulosos tesoros, se sintieron defraudados ante la ausencia del oro y, como consuelo, templaron su arpa, instrumento bíblico del rey David, y su morisca guitarra, para enamorar a las lugareñas y acompañar musicalmente sus romances.

  Grupos de estos hombres fueron subyugados por la bella y roja tierra de los Carios, en donde se aposentaron definitivamente, al amparo del límpido y azul cielo tropical; y allí en ese ámbito hispano-guaraní, los barbudos conquistadores, al encontrarse con las cobrizas hijas de Venus, de cintura cimbreante, busto erguido y piel elástica y firme, hallaron algo más valedero y embrujante que el metal esquivo: hallaron el oro de la felicidad, del goce de la vida, en el descorrer inefable de días espléndidos y noches divinas puestos sobre la ardiente naturaleza como escenario propicio para las deliciosas jornadas del amor.

  Y allí también, como contagiados de ese efluvio incitante del “Paraíso de Mahoma”, se encontraron el arpa y la guitarra transoceánicos viajeros, juntaron sus afanes para hacer surgir el idilio entre estos líricos conquistadores, romance cuyo epílogo sería el matrimonio.

 

 

El arpa, viajero y solterón empedernido, halló en la guitarra, fecunda y sonora, la novia ideal; y al corresponder ésta con un ”sí” moruno y cadencioso a la solicitud del arpa, ancló este hijo del Egipto inmemorial, su peregrinaje por valles y comarcas, en el suelo encendido de sol y de belleza de los Carios.



Y usó para ambientarse, pantalón blanco o negro, según las circunstancias, pañuelo airoso al cuello y sombrero “caranda´y”, y se llamó “raído potí”; y la guitarra se vistió de nativa con el “typói yeguá”, lució los aros de tres pendientes, anillo de siete ramales, su rosario de oro y coral y la reluciente “kyguá verá”, centelleando de oro y piedras preciosas bajo el sol. Y de ahí en más, por siempre y para siempre, se bautizó con la voz de la tierra y se llamó: “mbaracá”.

  Se casaron, unieron sus destinos y sus notas, y en ceremonia inolvidable testimoniaron el acta nupcial, el alto y portentoso sol y la dulce luna guaraní, en tanto formaban cortejo la fauna, los ríos rumorosos y la aromada y sonora floresta.

  Bajo este nuevo ambiente y con el efluvio de la tierra guaraní, embriagados y felices con este raro amor, dialogaron y canturrearon en el idioma de los Carios.

  El arpa y la guitarra, flamantes consortes, saturadas sus almas de nuevas sensaciones, amalganaron sus voces y emitieron sones hasta entonces desconocidos. Era que se estaba gestando las trasculturación del arte musical, con el aditamento de la nueva savia de este continente y que hoy constituye nuestro orgullo.

  La guitarra, mujer al fin, se convirtió en sonora y fecunda fragua; de sus entrañas nacieron los auténticos RITMOS PARAGUAYOS, en agrestes rasgueos. El arpa, con su privilegio de varón, trazó los arabescos de cristal, bebió de las fontanas la melodía aprisionada en ellas, tomó el rumor de cascadas, y en sus glisados, onomatopeyizó los selváticos ecos que vibraban sus diapasones en los bosques húmedos y lujuriosos.

  Y hoy van de brazos por el mundo el “raído potí” y la ”kyguá verá: el arpa y la guitarra, más místicos que nunca y más unidos en su felíz connubio americano, camino de la gloria para ofrendar al mundo, el milagro sonoro de la música paraguaya.

(x) Del libro. ”Mis bodas de plata con el folklore paraguayo” (Memorias de un Pychäi), por: Mauricio Cardozo Ocampo (Asunción, Paraguay; Segunda edición: 1980). Edición del autor

Agustín Pío Barrios, genial compositor e intérprete paraguayo. El remonbrado guitarrista australiano John Williams, aseveró lo siguiente: “…fue el más grande compositor de guitarra de todos los tiempos”.

La última creación de Mauricio Cardozo Ocampo

por: Hipólito Sánchez Quell

(Historiador, jurista, diplomático)

  Elisa Lynch, la bella irlandesa que el General Francisco Solano López conociera en París en 1863, fue durante 17 años la compañera de su vida en el esplendor y en el dolor.

  Ella ejerció gran influencia social y cultural en el Paraguay de mediados del siglo XIX.

    Su casa –edificio que hoy ocupa la Facultad de Derecho- era un importante centro de cultura y sociabilidad. Como en las tertulias de Madame Recamier y de Mariquita Sánchez de Thompson, a las de Elisa Lynch, concurrían diplomáticos, cónsules y la gente de arte y letras de la época.

  Ella impuso  la moda de los vestidos, platos y confituras europeas, pianos y muebles finos, el amor a los jardines. Trajo una danza de salón llamada “Londón” que se bailaba en los elegantes salones del “Club Nacional”.

  La gente del pueblo imitó luego  esa danza en sus fiestas, denominándolas ”Londón Carapé”. Los mocetones  vestidos de “ao po´í”, chiripá y poncho y las criollitas de “Typói”, rebozo y florida falda de percal, llenaban así las noches de los suburbios asuncenos bajo el romántico claro de luna, con el ritmo alegre y vivo del “Londón Carapé”.

  Pero el imperialismo colonialista trajo la Guerra contra el Paraguay. Todo el pueblo concurrió a la defensa de la patria. Elisa Lynch colaboró como enfermera en los hospitales de sangre. Grande fue el sacrificio colectivo del pueblo paraguayo. La Guerra terminó en 1870 con la muerte del jefe al frente de su último puñado de valientes. Elisa Lynch con sus propias manos enterró a Solano López y a su hijo Panchito. Siguió siempre fiel a la memoria de su marido. Y en el modesto piso que alquiló en París, en el boulevard Pereire, Elisa Lynch falleció en la tristeza crepuscular del 25 de julio de 1886.

  A casi 100 años de aquellos días, las memorias de Solano López y de Elisa Lynch –que fueran a la par objeto de vilipendio y de calumnias-  son hoy estudiadas a la luz del revisionismo histórico.

  Mauricio Cardozo Ocampo –ilustre compositor, poeta y folclorista paraguayo-, con el cariño a su tierra natal y el don evocativo que le caracterizaba, ha logrado con el “Romance de Elisa Lynch” una magnífica restauración histórico-musical del Paraguay de antaño. En armoniosa conjunción con su familia, elaboraron eficazmente esta obra su esposa Doña Fidelina, su hija Amambay y sus hijos  Oscar, Aníbal y Pinchi, a quienes él acostumbraba llamar cariñosamente ”El clan Cardozo Ocampo”.

  Este long-play, lanzado poco antes de su partida, constituye su última joya y un mensaje destinado al pueblo paraguayo en homenaje a la causa de nuestra verdad nacional.

(x) Del diario ABC COLOR, sábado 12 de junio de 1982 (Asunción, Paraguay)

  ACOTACION DE FA-RE-MI: Por la Orquesta Philomusica de Asunción, bajo la dirección del maestro Luis Szarán, se puede escuchar en este Sitio, dos versiones de London Karape I y London Karape II.

Entrar en Escuchar Músicas Paraguayas: MP3; haciendo click sobre lo subrayado); y buscar su nombre.

en esa sección. (Más detalles sobre el CD se encontrará en ese apartado).


-Fragmento-

 El Trío Los Paraguayos graba con gran orquesta (x)


…………

  “A inicios del mes de noviembre de 1955 viajamos a Holanda para hacer una gira relámpago por sus principales ciudades. Comenzamos en Rotterdam donde ya habíamos dejado una muy buena impresión durante su Feria Internacional, después proseguimos en La Haya, volvimos a pasar  por Leiden, pero esta vez nos presentamos en un teatro, hasta llegar a Amsterdam.

  En la segunda etapa actuamos en Utrecht, Baarm, Rembrandt, Dordrecht, Breda y culminamos nuestra labor en Eindhoven.

  Nosotros ya éramos muy conocidos del público holandés a través de las grabaciones discográficas y nuestra presencia en las distintas ciudades no hizo otra cosa que confirmar la certeza de la “Philips” de que en Holanda éramos tan populares como en Bélgica.

  En la segunda quincena de noviembre nos trasladamos directamente a Suiza para cumplir con la última parte de nuestro contrato. Al llegar a Berna fuimos invitados por una distinguida compatriota, la señora Hilda Ferh. Muy gentilmente nos ofreció un emotivo agasajo en su domicilio. Cantamos con mucho entusiasmo y por primera vez para el público en Suiza ante el atento y afable auditorio constituido por los amigos de la bondadosa señora de Ferh.

  Como el tiempo apremiaba cumplimos nuestro compromiso en Berna durante dos días y nos dirigimos a Ginebra, para luego actuar en Lausana y Montreux.

  Desandamos el camino hasta Zurich y culminamos nuestra labor en Basilea, una ciudad fronteriza con Francia. La gira por Suiza, aunque corta, resultó igualmente muy exitosa y más tendiendo en cuenta que era una plaza en la que no habíamos trabajado anteriormente.

  Después de una actividad ininterrumpida de tres meses, durante los cuales obtuvimos los más significativos triunfos y una fama definitivamente consolidada, volvimos a Bruselas con los mejores estímulos para abocarnos a la grabación de nuestro tercer disco.

  Waldemar vino de Amberes para acompañarnos en esa actividad y trajo consigo un álbum con recortes de periódicos y revistas en los que a través de reportajes, crónicas y fotografías se podía seguir perfectamente el itinerario de nuestra labor artística y el paulatino encumbramiento que había llegado el trío.

  Como Waldemar era nuestro intermediario insustituible con la “Philips”, en ocasión de una reunión con los responsables de la empresa, les recordó la modesta oportunidad que se nos dio  al comienzo y les hizo notar que en poco más de un año habíamos logrado vender más de un millón de placas, contribuyendo activamente a mantener la preeminencia de la firma en el mercado del disco.

  Los directivos reconocieron con franqueza la importancia y la trascendencia de nuestra gestión y adelantaron la noticia de que para la grabación pendiente iban a poner a disposición los últimos adelantos técnicos para registrar lo mejor posible la calidad interpretativa del trío “Los Paraguayos”.

  Nos juntamos con el director artístico de la “Philips” y Luis Marechal para planificar los detalles de la grabación. Luis Alberto y Digno me confiaron la gran responsabilidad de escoger el repertorio.

  Acompañados de una orquesta de veinte músicos bajo la dirección de Marechal nos dispusimos a grabar el primer tema. Nos pusieron delante unos micrófonos que tenían la exacta forma de un buzón de calle, rematados hacia arriba en una suerte de cubetas cubiertas con una fina redecilla de material plástico que tenían por objeto captar mejor los sonidos y amplificarlos debidamente.

  Elegí “Bajo el cielo del Paraguay”, una canción que acababa de componer Luis Alberto del Paraná sobre versos de Antonio Ortiz Mayans y que sirvió de título del álbum. Luis Alberto le dio el aire de polka canción a una acuarela sencilla, pero de elegante concepción poética.

  Digno García prescindió de su arpa y apeló a su habilidad con la guitarra para puntear parte de la introducción y Marechal le agregó dos flautas dulces para acentuar el ritmo y hacer contrapunto con los cantores. Como ya era costumbre, nos dividimos las estrofas como solistas entre Luis Alberto y yo y los estribillos los hicimos con Digno.

  La gran guarania “India”, de Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores fue el segundo tema seleccionado. Si bien figuraba en nuestro repertorio y la cantábamos con frecuencia, porque era la más apreciada por el público europeo, no la habíamos grabado antes, tal vez intuyendo que la belleza de su texto y su impecable frescura musical bien merecían el concurso de una gran orquesta.

  Marechal le agregó al arreglo que le había cedido, un excelente trabajo de José Bragato, toda su capacidad técnica y experiencia en el manejo de los instrumentos. Como le costó mucho esfuerzo ponerlo a punto, nos reclamó una rigurosa preparación.

  Antes de encarar los ensayos, Marechal vino a conversar con Digno y le pidió que lo acompañase para ocupar un lugar entre los músicos aclarándole que debía ejecutar su parte en el arpa de concierto.

  Digno se quedó muy sorprendido y algo molesto, quizá porque consideraba excesivo el celo mostrado por el director. Miró varias veces hacia el estrado donde estaba ubicada la orquesta y señalando con un movimiento de cabeza el arpa grande y plateada que estaba recostada en un rincón, dijo tajante:

-Che nambopumo´ai amo mba´ekuetuja. (No pulsaré aquella mole).

  Para evitar malentendido, le manifesté a Marechal que Digno debía estar necesariamente con nosotros para cantar la parte del trío y que de todos modos él podía resolver con su arpa cualquier exigencia que le plantease la partitura.

  Marechal arguyó que el arpa de Digno no era cromática ni tenía pedal y que esas limitaciones podían disminuir sus posibilidades para hacer una buena interpretación.

  Tratando de disipar su preucupación le aclaré que Digno era un verdadero maestro y que bastaba con mostrarle la notación musical para que hiciese prodigios con su instrumento. Le pedí finalmente que se concentrara en dirigir y controlar a los músicos para alcanzar la correcta división de la guarania y que nosotros pondríamos de nuestra parte el mejor empeño para no defraudarlo.

  No del todo convencido volvió a su tarima, tomó la batuta y dio entrada al grupo de violoncelos e inmediatamente un timbal dio tres golpes, buscando imitar un tambor indígena, pero el sonido fue tan estridente que el propio Marechal detuvo la ejecución.

  Fui hasta donde estaba Marechal y le dije que podía lograr su deseo percutiendo la tapa armónica de mi guitarra que daría una vibración más sorda. Aceptó la sugerencia y volvimos al trabajo. Yo cumplí mi cometido sin errores y cuando llegó su turno, Digno pulsó su arpa con gran precisión y se acopló a la melodía de la introducción a entera satisfacción. Sonaron las flautas transversas y los violines y abordamos las estrofas principales como solistas y los estribillos en trío. Contento con el resultado, Luis Marechal ordenó la grabación de inmediato.

  Solucionados todos los inconvenientes iniciales, volvimos a repetir “India”, esmerándonos al máximo para entonarla y conseguimos una versión a la altura de la inspiración poética de Manuel Ortiz Guerrero y la calidad de José Asunción Flores.

  Marechal, muy emocionado, vino a abrazar a Digno, elogió su pericia musical y nos felicitó por nuestro canto, porque según su opinión fue impecable”.

(x) Del libro "RUEGO Y CAMINO", por Agustín Barboza. Este libro se puede adquirir en: Fundación Agustín Barboza. Calle: Simón Bolivar No. 337, Asunción, Paraguay. Tlf./Fax: 00595-21-441-126.

Luego de la separación amistosa, en Europa, del Trío Los Paraguayos, se reunen en Asunción estos auténticos embajadores musicales del Paraguay. De izq. Digno García, Agustín Barboza, Bernardo Garcete Saldívar (creador de esta Página Digital FA-RE-MI) y Luis Alberto del Paraná

-Fragmento-

NARCISO R. COLMAN (ROSICRAN)

FUE PROCLAMADO “GLORIA NACIONAL” (x)

por: Dr. Roberto A. Romero

Narciso R. Colmán nació en la localidad de Ybytimí, el 29 de octubre de 1876, El pseudónimo “ROSICRAN” se forma con las letras de Narciso R., partiendo de derecha a izquierda.

  En el año 1950 recibió un homenaje de sus conciudadanos en su pueblo natal, el 20 de enero, donde  participaron intelectuales y artistas, así como representantes de diversos centros culturales, diarios y revistas de la Capital y del interior. En el programa de agasajos, además de los discursos del Dr. Juan Boggino, Fernando Rivarola y otros, recitales de Roque Centurión Miranda, Félix Fernández, Carlos A. Jara y Pedro Encina Ramos, Darío Gómez Serrato le dedicó una poesía desde Peña Hermosa-, figuraba un número especial y original, a pedido de ROSICRAN: Reunión de la población y de los visitantes, a las 5 horas del día sábado 21 de enero a orillas del tajamar del pueblo, PARA CONTEMPLAR LA NATURALEZA!

  Formó parte de diversas Academias e instituciones culturales. En el acto de fundación de la Asociación de Poetas, Escritores y Artistas Guaraníes, en la Asamblea del 30 de abril de 1950, fue proclamado ”gloria nacional”, juntamente con Manuel Ortiz Guerrero y Emiliano R. Fernández.

  Recibió honores del extranjero, entre otros: En 1922, el Congreso Internacional de Americanistas reunido en Río de Janeiro, le designó socio efectivo y le envió una medalla de bronce por su trabajo: “ÑANDE YPY CUERA”; en 1931 fue invitado a participar del 7° Congreso Americano celebrado en Méjico; en 1939 fue invitado a asistir a la Asamblea de Unión Panamericana de Washington; en 1928 fue invitado por el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de París para concurrir al Congreso de Artes Populares y dirigir la “Sección Paraguay”.

  El 23 de diciembre de 1953 le fue impuesta la Condecoración de la Orden Nacional del Mérito, en el grado de Caballero por el Gobierno Nacional.

  Algunos días después de su fallecimiento, la prensa daba la infausta noticia: ”HA MUERTO NARCISO R. COLMAN (ROSICRAN). El más Eximio Cultor del Idioma Guaraní, a las 3 de la mañana del día martes en una sala de Hospital de Clínicas, entornó los párpados para siempre el máximo cultor contemporáneo del idioma guaraní, Narciso R. Colmán (Rosicrán). Filósofo, poeta, literato nativista, murió de pobre y murió de viejo”.

  ”Era de cohibido ademán y de reposada palabra, de aspiraciones contenidas y de resignación jesucristiana, y por eso su existencia transcurrió como transcurre la existencia de la generalidad de los bohemios”.

  Tan conmovedora relación de la escena final de la existencia del poeta, debe movernos a una reflexión. Es una tremenda acusación contra la injusticia de una sociedad que deja morir  en el infortunio “de pobre y de viejo“ a los creadores de la belleza, a los que nacieron para alegrar la vida de los hombres.

  Narciso R. Colmán fue un pensador y un artista. Y frente al pensador, nuestra sociedad siguió siempre un camino de doble dirección: O atraerlo para domesticarlo, o perseguirlo y humillarlo hasta concluir con él.

  Percibía  Rosicrán, hasta el fin de sus días, como jubilado del Estado, la suma de CINCUENTA Y SEIS GUARANIES, más que irrisoria.

Pero nada, ni los apremios de la necesidad, ni la tiranía de los fuertes prejuicios contra la lengua vernácula, ni la incompresión del medio o la indiferencia de los sectores oficiales por las tareas de la cultura, pudieron abatir su voluntad inmensa para producir las obras inmortales de su talento privilegiado y de sus sueños.

  El mejor homenaje que podemos rendir a su memoria será cumpliendo con lo que fue un ideal de sus desvelos: “La unificación de la grafía guaraní, para que puedan escribirse –él lo dijo- grandes “Obras”, con una escritura inconmovible, fácil y comprensible, para nuestro pueblo, que es el dueño del idioma.

Y que también tendremos que oficializar, alguna vez, nuestra lengua nativa, el idioma de la patria y de la raza, con el que se escribió “Ñande Ypy Cuéra”.

  “Ñande Ypy Cuéra” es una tentativa global de aprehender todos los secretos del habla indígena. Cuando se lo lee, se siente que en nosotros hay un trasfondo mítico que estremece el alma, que hay una luz nocturna que todavía alumbra el subconciente del hombre paraguayo. Se puede afirmar que ROSICRAN es el padre de una corriente insoslayable de nuestra cultura.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), viernes 29 de julio de 1983 (Asunción, Paraguay)

ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: Más información sobre Narciso R. Colmán (Rosicrán), haga clik sobre lo subrayado.



Manuel Domínguez, el “más poderoso cerebro” del país (x)

Hoy se cumple otro aniversario del fallecimiento del doctor Manuel Domínguez (1866-1935), “el más poderoso cerebro que haya producido el Paraguay”, al decir de Juan E. O´Leary. Entre sus muchas actividades, estudió y defendió los derechos paraguayos sobre el Chaco Boreal.

Esta labor le consumió gran parte de su tiempo y de su talento de investigador tenaz y riguroso. Fue también la expresión de su patriotismo ejemplar. Quiso que la razón y el derecho estuvieran por encima de aventuras bélicas para zanjar el pleito. No lo consiguió. Vivió para ver, y padecer, los tres años que desangraron a su país y a Bolivia.

En 1927 dio a conocer El Chaco Boreal fue, es y será del Paraguay. De este libro dice Natalicio González: “Epítome de sus diversos estudios sobre el Chaco.
Lo menos breve de este opúsculo es el título. No es posible condensar en menor espacio mayor sabiduría ni inculcar conocimientos de por sí tan áridos con más intensa gracia poética. Las palabras se precipitan desnudas de adjetivos, henchidas de datos, evocando la rauda sucesión de los siglos.

(…) Leyendo el opúsculo, el lector no sabe cuál preferir: si la ciencia del erudito o si el arte del escritor. Pero advierte algo que le seduce más, el alma emocionada del patriota” (Introducción a El Paraguay, sus grandezas y sus glorias Edit. Ayacucho, Buenos Aires, 1946). De “los diversos estudios” a los que se refiere Natalicio González, son sus 10 conferencias, en 1919, publicadas con el título de “Paraguay- Bolivia”; en 1926 dio a conocer El Chaco Boreal. Sobre ellos, Natalicio agrega: “Su erudición, con ser pasmosa, no abruma con el peso ostentoso de su dilatado saber. Cada capítulo es un modelo de investigación y de crítica, y el libro, en su conjunto, señala nuevos rumbos en el estudio de la historia americana”.

Este aniversario coincide con un ambiente enrarecido que evoca, sin quererlo, la contienda del 32 al 35. Esta atmósfera, que todavía no es preocupante, se instaló innecesariamente en la región por la insensatez de los gobiernos venezolano y boliviano. Nuestros países necesitan impulsar su economía, no embarcarse en una alienada carrera armamentista a costa de agravar su pobreza, mayoritariamente extrema.

La suerte del Dr. Manuel Domínguez es la misma que acompaña a quienes se dieron íntegros a la patria: el olvido. Es posible que la mayoría de los paraguayos conozca su nombre sólo por una calle céntrica de la capital. Y nada más.

El Dr. Domínguez nació en Pilar. Fue hijo “natural” –como se decía entonces– del coronel Matías Goiburú. Por no haberlo reconocido, e incumplir las demás responsabilidades paternas, perdió el honor de que su apellido estuviese adherido “al más poderoso cerebro que haya producido el Paraguay”.

De una infancia difícil ascendió a la más legítima fama de la intelectualidad. Como la mayoría de sus colegas, Domínguez se inició muy joven en el periodismo. En él desarrolló la inmensidad de su talento. Ningún asunto le era desconocido aunque centró su interés en la historia, la filosofía, la literatura, la política. Fue polemista temible por sus conocimientos, su lógica, su ironía que llegaba a la mordacidad. Y sobre todo, por el admirable uso del idioma. Fue un artífice del castellano. Aunque muchos de los temas tratados por él dejaron hoy de tener el mismo interés de antes, leer sus libros sigue siendo un deleite insuperable.

Se le critica a Domínguez, como a otros de su generación, haber querido adormecer al pueblo paraguayo con la fantasía de su heroísmo; con el mito de su fuerza espiritual para vencer las derrotas del pasado y proyectarse luminoso hacia el porvenir.

Copiamos algunos párrafos de El Paraguay, sus grandezas y sus glorias, capítulo XVIII. “Síntesis y conclusiones: ¿Dónde, en América, como en el Paraguay, se construyeron tantos caminos, puentes, iglesias, hierro, fábrica de papel, azufre, pólvora, etc.? ¿Dónde, cuándo, se repartieron al pueblo tierras, dinero, vestuario, herramientas y, sobre todo, ganado vacuno? ¿Dónde todo el mundo es propietario? En ninguna parte se crearon tantos factores de progreso, marina, vía férrea, telégrafo. ¿Cuántos ferrocarriles había en el Brasil, la Argentina, el Perú, etc., en 1865? Ninguno. ¿Qué lista de extranjeros útiles contratados en Europa puede compararse a la del Paraguay? En casi toda América se les negaba el derecho de adquirir propiedad y hasta se les colgaba de los árboles.

El Paraguay era el único país con moneda sana y ninguno competía con él en producción.
Nadie le ganó ni le gana en trabajo, en resistencia, inteligencia natural.

¿Qué nación era más hospitalaria que el Paraguay? ¿Dónde se concedía protección a los emigrados políticos en masa, ni ayer ni hoy? En algunos países deben darse por bien servidos si no los reciben a palos o los echan al agua.

En fin, ¿en qué lugar del planeta eran tan puras las costumbres como en el Paraguay? ¿Qué pueblo guerrero, desde Esparta y Tebas hasta los pueblos modernos más valientes, puede compararse con el Paraguay? Y las conclusiones son ciertas, irreductibles:

a) El Paraguay era superior a todos los demás países americanos, en todo concepto. Sólo en el Paraguay se vieron y se realizaron todas las cosas grandes, buenas y bellas que hemos visto. Era el pueblo más civilizado de la América del Sur, en el sentido más elevado y evangélico del vocablo.

b) Superó a todas las naciones europeas en instrucción primaria y trabajo obligatorios, escuela- taller, hospitalidad, protección a los emigrados, ausencia de crímenes y delitos. Y en la guerra eclipsó a todas las glorias militares que en el mundo hubo. El Paraguay es el Walhalla, Paraíso de Odin donde viven los dioses de la guerra”.

La intención de superar el desánimo

Sin duda las palabras de Domínguez son hiperbólicas, aunque basadas en algunos aspectos de la realidad pretérita. Pero su intención primaria fue la de infundir ánimo a un pueblo martirizado por las penalidades de cinco años de una guerra de exterminio. Si fue grande, por qué no volvería a serlo. Si fue virtuoso, podría encontrar en sí mismo la fuerza que lo levante y seguir adelante.

El ejemplo estaba encarnado en él mismo. De una infancia y juventud penosas, pasó a la primera fila entre los grandes. Comenzó de ordenanza en la redacción de La Democracia donde se le prendió para siempre el amor a las letras.

Cursó en el Colegio Nacional y luego en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. En dicho colegio fue catedrático de Geometría, Historia, Ciencias Naturales. Enseñó Derecho Constitucional en la Facultad respectiva. Como político, fue diputado, Ministro, Vicepresidente de la República.

“Pocos hombres de esta tierra, llegados a altas posiciones públicas, podrían mostrar, como Manuel Domínguez, el antecedente honroso de haberse levantado por sí mismos y de haber ascendido en la escala social sin más apoyo que el de su propia imagen y sus propias obras” (Raúl Amaral, Escritos Paraguayos, primera parte, Ediciones Mediterráneo, Asunción, 1984).

Alcibiades González Delvalle

(x) Del diario ABC COLOR (Suplemento Cultural) Asunción, Paraguay, Domingo 29 de Octubre de 2006.





Carretas típicas en una siesta de verano. Factores positivos del progreso en el pasado, van siendo relegadas por los modernos transportes. (Cortesía de Vladimir V. Lizan; Dibujante)





La carreta campesina

I

Al despuntar la mañana va rumbeando la carreta
con sus tres yuntas de bueyes y un parlero
picador; en la fresca madrugada va entonando
una cuarteta
recordando a la amada en su nativa
canción.

II

Oimene upepe che china mombyry mbyry oma´ë
che rechaséma ne jhina ajhechasé jhaicha chupé
pe guatake güey puntero, peipycui pende rapé
omimbí páma lucero jhi´aité ma ña guajh´ë.

 

I bis

Ha marcado una etapa del progreso americano
la carreta campesina con su andar mbeguëmí, hasta el tope lleva carga y el nativo carretero matizando la jornada va cantando en guaraní.

II bis

Oimene upepe che china,  (etc.) La carreta campesina como sombra va quedando eres ya como reliquia del progreso vencedor. Ha rendido en la jornada dura faena en la historia de heroísmo jalonada en el solar de mi Nación.



Letra: Mauricio Cardozo Ocampo

Música: Diosnel Chase



Memoria Viva

Pyhare amangype:

         Retrato de una noche de lluvia (x)

por: Mario Rubén Álvarez

(Poeta y periodista)

De una manera admirable, Emiliano R. Fernández describió una noche de lluvia y tormenta en el Chaco. Toda la naturaleza forma parte de ese mundo que se inventa en medio del monte. Dos memorias rescatan aquí un episodio ignorado.

En uno de los remotos parajes de Carlos Casado, en el Chaco –tuvo que haber sido en 1927 ó 28- Cándido Samaniego Abente, montado a caballo, lidiaba con una lluvia torrencial. Estaba oscureciendo. Era como si el cielo quisiese, de una vez para siempre, desprenderse de toda su agua. El inspector de obraje –según cuenta Eugenio Hermosa Selliti, gran conocedor del lugar y de las vivencias de la región en la que trabajó durante muchos años también al servicio de la taninera-, de repente, se encontró con un improvisado rancho en medio del diluvio. Fue como hallar una tabla salvadora en medio del mar bravío.

-Eguejy che uru, ivaiterei ko tiempo (apéese, el tiempo está horrible)- escuchó decir, aliviado, el viajero de la lluvia.

En la pieza las ramas de karanda´y hacían de velas titilantes. Samaniego Abente reconoció ahí al poeta Emiliano R. Fernández que trabaja en el lugar talando quebrachos.

-E´a nde piko ra´e (Eras tú, había sido)- le dijo mientras se quitaba la ropa empapada hasta lo indecible.

Emiliano invitó al recién llegado lo poco de comer que tenía. Avivó de nuevo su fuego para calentar la comida y el ambiente. Los dos –que se conocían de mucho antes- comenzaron a hablar. De vez en cuando el poeta interrumpía la conversación y cantaba algunas de sus obras. La noche avanzaba lenta, húmeda y oscura sobre el ancho lomo chaqueño. Fuera del recinto se oían las multiples voces de la naturaleza azuzadas por la lluvia sin tregua.

Al día siguiente, en un claro del día que dejaba la lluvia- según continúa relatando don Eugenio, quien escuchó la historia de boca del mismo Cándido Samaniego Abente-, el inspector de obrajes empezó a despedirse. Tenía ya la rienda de su caballo ensillado en la mano.

-Kóva héra Pyhare amangype ha ápe ajapo (Esto es algo que escribí aquí)- le comentó Emiliano al tiempo en que le pasaba la copia en una raída hoja de cuaderno – ha arregaláta ndéve (Y te voy a obsequiar).

-No, Emiliano. Péva nemba´e ha nde repulicáta (Es tuyo y como tal lo vas a publicar)- le contestó el que tenía ya los pies en el escribo.

Por el camino, Cándido Samaniego Abente sacó de su bolsillo el papel que el poeta acababa de entregarle. A medida que lo leía se llenaba de emoción: la obra era una admirable descripción de lo que él mismo –en incontables noches- había pasado en suelo chaqueño. Aquello era una radiografía verbal de la vida en el monte en las noches de tormentas y aguas torrenciales .

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 24-25 de febrero de 2001 (Asunción, Paraguay).





PYHARE AMANGUÝPE

 

Amenazarö pyhare
Che rancho guýpe aguapy
Ajapysaka mombyry
Ahendu heta mba´e
Pytü ha overamante
Ha hayvi tyky tyky
Arasunu yvyguy
Poniéntepe ahendu
Ho´ama ave yvytu
Hyapupa karanda´yty
De tanto pe akyhyje
Tuichama ajatapy
Jepe´ama ko ambyaty
Ara vai pukukue
Ahendúma aguïete
Jaguarete orroncá
Ka´aguy omboryrýipa
Orrepuntá tohehyi
Umi guasu oñemondýi
Javoraire odispará
Guahotype apete
Oikoma la ngururu
Iñanguekoi kuriju
Vaka ra´ype omyase
Ha barrerope kure
Péina iñangu´apu
Umíva ta´ytetu
Osëva tujuypaguépe
Ha amo maciega yvatépe
Hasë aguara guasu
Bandada tajykatï
Osegui pe carretera
Taky taky pe haïkuéra
Ñahendu omoñuvaitï
Teta kuere ohu´ãi
Piritýpe ojahu
Ombo chochoka tuju
Hendupyrã ko oï
Ju´i kururu chini
Ykuakuépe ijayvu

Guyra Campana - Ave nacional del Paraguay

Guyrá (Pájaro) Campana (x)

                     (Procnia nudicollis)

Acotación de FA-RE-MI: Escuchar a Félix Pérez Cardozo interpretando esta obra musical (hacer click sobre lo subrayado). Además, en “Escuchar Músicas Paraguayas”, se podrá escuchar el mismo tema, a Mauricio Cardozo Ocampo (tres versiones diferentes); y al maestro Nicolasito Caballero.

Osapukaíma león
Mala nochepe oguata
Tuky tuky che py´a
Che aimo´ã mala visión
Osegui pe cañadón
Manada pe ovichea
Icarnada oheka
Amo rodeo jerére
Ha osahávo ñu mbytépe
Ombovuja mburika
Vecino pe ahendu
Umi jagua ogua´i
Oguereha ryguasu
Ka´aguýpe osununu
Oñemondýi mborevi
Yvyra mata ojapi
Apa´a ojapyhara
Yvate ombojupipa
Onza, jaguarete´i
Riachope jakare
Péina ocachiporrea
Huguáipe ochikotea
Omomorã pyhare
Jaguarundi, lobope
Upérupi oñomuña
Akuti ave orretoza
Coral oñombojaru
Pépe avei ahendu
Ijojoi kapi´yva
Picadare mombyry
Carrero osapukái
Takuruty nohasái
Aña mante oguerojy
He´uru kuera ipochy
Cuarta nda ipu´akái
Tapé ipo´i ndovavái
Tronkore ojesoso
Guey poriahu ojeja´o
Carrero locro ombohái
Hi´aguïvo ko´ëmba
Pe amo cerro pe ayvu
Serenátape ahendu
Opurahéi karaya
Ha ka´i mirikïna
Oasegunda chupe
Omiáu aguara pope
Ho´y ji umi kuati
Ko´ëmba porãvove.

EMILIANO R. FERNÁNDEZ

(x) Pseudónimo del poeta

 

Visión de la Patria

CANOA A LA DERIVA (x)

por: Darío Gómez Serrato

  Estamos en la grata Isla Peña Hermosa. Es una tarde en que negros nubarrones mantienen nuestro espíritu en suspensa expectativa ante el hermoso cuadro en que las fuerzas naturales amenazan desatarse. Crujen los adoloridos árboles y los templorosos galpones. Los pájaros se arrastran buscando amparo sobre la tierra quieta. Como hojas caídas.

  Canoa a la deriva…grita la unánime ansiedad clamorosa. Y bajo la tormenta desatada en locas arremetidas, tres conscriptos desnudos se embarcan en la chalupa de socorro.

  Las aguas  del río se retuercen soberbias entre el crepitar de las centellas y los latigazos del viento. Y en mitad de la corriente arrolladora, zozobra la canoa que lleva un bulto humano dando tumbos.

  La chalupa de socorro está por darle alcance. En ella los tres mocetones sudorosos, tremantes, se extienden y contraen en rítmico esfuerzo formidable. Ya se pierden de vista en los turbios precipicios del agua. Ya se alzan el tumulto de las olas. Siempre los remos barajando la furia ciega de los elementos.

  Alcanzan y atrapan a la desbocada canoa. Entonces de su fondo se levanta una mujer que aprieta contra el pecho, sobre su corazón, a un niño que gime su angustia. Lo apretuja y besa como a un escapulario. Como a una medalla milagrosa que lo diera fuerzas para sostenerse en cuclillas sobre los umbrales de la muerte.

  Llegan a la playa que abre sus brazos acogedores. La mujer con su niño empapado en lágrimas, es una visión de pesadilla. Es la hoja de un árbol sacudido por la tormenta de la vida y del engaño. Es una brizna de esperanza caída en la corriente oscura de las pasiones humanas. Es también ella misma una canoa a la deriva. Pero el niño es su ángel de la guarda que vencerá a todas las tormentas de la vida y de la muerte.

  Y los tres mocetones jadeantes y sonrientes, son tres titanes surgidos de un mundo de sombras y modestias infinitas.

(x) Del diario “LA TRIBUNA” (.hoy desaparecido..), Edición dominical, 11 de octubre 1970 (Asunción, Paraguay).

 

Un discurso memorable (x)

  Cuando en julio de 1810 se reunió una Junta General de Vecinos convocada por el gobernador Bernardo de Velasco y Huidobro, a raíz de la expulsión del coronel José Espínola, comisionado por el gobierno de Buenos Aires para persuadir a los paraguayos de que aceptaran la jurisdicción de esa junta sobre el Paraguay, el Dr. José Gaspar Rodríguez Francia dijo:

“Esta asamblea no perderá tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es Rey de España. Cada uno de ellos ha abdicado dos veces. Los dos han demostrado su débil espíritu y desleal corazón. Más sea  o no rey de España el uno o el otro, qué nos importa a nosotros? Ninguno de ellos es ya Rey del Paraguay. El Paraguay no es patrimonio de España ni provincia de Buenos Aires. El Paraguay es Independiente y es República. La única cuestión que debe discutirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos, es cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra el Brasil, cómo debemos mantener la paz interna, cómo debemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay”

(x) Del libro: Pequeña enciclopedia de historias minúsculas del Paraguay (Tomo II) de Luis Verón. Edición del autor (1996). E-Mail: surucua@abc.com.py