39. Parte

“Y por aquel tiempo la Asunción empezó a

erigir ciudades a los cuatro vientos…como el

pelícano de la fábula se desgarró las entrañas

para alimentar a sus hijos”

Manuel Domínguez

DEL PARAGUAY PROFUNDO

Cultural

                      Arnaldo Valdovinos y La Incógnita del Paraguay (x)


por Miguel Arnaldo Canale Frescura

  La luz de las estrellas extinguidas hace mucho tiempo aún llega hasta nosotros. Lo mismo ocurre con los grandes hombres que murieron siglos atrás, pero que aún hacen llegar hasta nosotros las radiaciones de su personalidad. Khalil Gibrán

  Hablar de la estela dejada por Arnaldo Valdovinos (Villeta, 1908 – Buenos Aires, 1991) es al decir de Séneca, hablar de aquellos hombres que parten al destierro para quienes es suficiente poder llevar con ellos sus propias virtudes. Sin embargo, hablamos aquí de un hombre que amó profundamente a su patria pese a hallarse por décadas fuera de ella y no haber podido retornar definitivamente nunca más a la misma. Así que propios y extraños, familiares y conocidos de él, lo recordamos como un auténtico patriota, hombre libre, de corazón sensible, sincero a los latidos de su tierra y a las circunstancias únicas que hacen a la nación paraguaya. Los familiares, en particular, todavía recordamos aquella triste anécdota, cuando en una oportunidad, en su breve estadía de días, en el año 1990, al fin, luego de más de cuarenta años de exilio, fuertemente y con lágrimas en los ojos, se aferraba a las rejas oxidadas por el tiempo, de la que fuera alguna vez la antigua casa familiar en la ciudad de Villeta, acusando así los últimos –pero letales para el espíritu que añora su tierra– rigores del exilio. El inexorable paso del tiempo y el precio de sus propias convicciones motivaron siempre la negativa del Dictador a su retorno al país. En innumerables ocasiones, tanto por medios radiales como escritos, recriminó la conducta y los actos de Gobierno paraguayo de ese entonces, ejerciendo una activa labor desde el exilio a favor del Partido Febrerista.

  Excombatiente de la Guerra del Chaco, durante la misma publicó: Bajo las botas de una bestia rubia (1933); relatos que reflejan la angustia y el horror de la contienda. Unos años después, en 1935, publicó el poema, “El Mutilado del Agro”, y en él nos replicó el conocimiento cierto que de la vida estoica y sufrida del paraguayo poseía. El “Mutilado del Agro” cobra notoria vigencia en estos días en los que el pueblo se debate entre la miseria, la falta de oportunidades y la ineficacia del actual gobierno, principales causantes de la emigración de compatriotas al extranjero.

  Político y revolucionario, a la vez, uno de los gestores de la revolución del 17 de febrero de 1936, para él y los de su generación –la generación del Chaco– el nuevo Paraguay ambicionado fue y es, en pocas palabras, un Paraguay integralmente liberado de todos los factores causantes de su decadencia. La consigna revolucionaria era reestablecer sobre la geografía paraguaya a un pueblo verdaderamente soberano y, como tal, según sus propias palabras: “... libre y liberado de crónicos tutelajes palaciegos. Un Paraguay, en fin, donde cada paraguayo pueda sentirse como un señor en su propia tierra, respetado en la plenitud de sus derechos como persona humana y como ciudadano.
Con tales propósitos, advino la revolución del 17 de febrero de 1936”.

  Circunstancias políticas lo llevarían al exilio en la Argentina donde vivió casi medio siglo hasta su muerte en Buenos Aires, siempre añorando al Paraguay como muchas otras grandes personalidades de fuerte raigambre moral.


  Arnaldo Valdovinos, quién nos señala en la La Incógnita del Paraguay (1944) que en la nación paraguaya no hay más que un solo cuerpo nacional que piensa, siente y se expresa de la misma manera.
Nos manifiesta que, a cada instante, se prueba que el extranjero aun aquel que vive a pocas horas de vuelo del Paraguay, no está informado de las cosas que quedan consignadas. En realidad, no está informado de la verdadera historia de nuestro país, ni del estado de su cultura, ni de la realidad de su existencia presente. Para él, el Paraguay no es un país incógnito, sino más bien inédito para el extranjero. Inédito aun para aquel que vive en él sin conocer su lengua aborigen.

  Cobra real belleza en su obra, entonces, el rico y misterioso idioma guaraní, al señalar que: “Resulta de todo esto que lo poco que en exterior se conoce del Paraguay no es más que una expresión unilateral de su vida y de su cultura. Lo demás todo el pensamiento, la pasión y el sentimiento nativos que se manifiestan a través de la lengua y del arte autóctono –excepción hecha de la música– queda ignorado. Es por esto que decimos que casi todo lo auténticamente paraguayo permanece inédito”. Para él, probado estaba que a cualquier paraguayo puede arrancársele sus vicios menos su acaramelada lengua guaraní.

  Es así, que en La Incógnita del Paraguay arriba a conclusiones por demás interesantes de los principales conceptos y expresiones lingüísticas originales de la raza guaraní y a señalarnos que la caracterización de todas las modalidades de la lengua de los guaraníes nos conduce a revelaciones interesantes. Veamos pues, brevemente, una de ellas: “Tomemos, por caso, entre miles, la palabra ‘pyhare’, que quiere decir noche.
El vocablo denomina un fenómeno de la naturaleza. Y nos interesa desde dos puntos de vista. En primer lugar, ¿cómo se formó esta palabra? Y luego, ¿qué concepto tenía el indio guaraní de la noche? Pues bien: al hacer el análisis respectivo, nos encontramos con las siguientes revelaciones. Vemos que esa palabra es una conjunción de otras tres que, individualmente, implican conceptos distintos. Estas son: py, que quiere decir “ancho, vasto, infinito”; jha, apócope de ahnga, que sin la jh que precede a la vocal a, para dar a ésta, al formar la palabra síntesis, una pronunciación ligeramente más prolongada y voz de pecho, quiere decir “alma”. Y, finalmente, ré (pronunciación de ere castellana), apócope de are, que quiere decir “tiempo”. De esta manera, tenemos que, por conjunción y síntesis de tres palabras, se forma una sola que es ‘pyjharé’. Y tenemos, además, que para la concepción mística y poética a la vez del indio guaraní, la noche, fenómeno de la naturaleza, es el alma infinita del tiempo”.

  Tras la caída de la dictadura en 1989, insistió en tratar la realidad social y política del país, procurando tentar también la discusión de los grandes temas nacionales, entendiendo entre otras magníficas ideas que la verdadera unión nacional debe comenzar por la dirigencia partidaria y así hacerse extensiva a la dirigencia nacional. Rescatamos las siguiente ideas: la necesidad de creación de un plan de viviendas para los más carenciados. Políticas de exportación e importación que acerquen al país a los mercados industriales competitivos, así como el aporte de tecnología en todas las etapas de la producción. La urgencia de realizar profundas reformas sociales y económicas bien definidas y lograr la reforma agraria, democratizando el crédito, así como reformar el concepto de la empresa y el empresario, teniendo en cuenta que el país siente la tremenda fuerza de una creciente inquietud social originada en sus históricas postergaciones.

  Quizás La Incógnita del Paraguay hoy esté más vigente que nunca, ya que este país requiere en forma urgente de hombres verdaderamente libres de la talla de Arnaldo Valdovinos, para que puedan acabar con la impunidad y la corrupción que han minado importantes sectores de la sociedad paraguaya y principalmente a sus gobernantes, afectando al destino mismo de la nación.

  Vale hoy entonces hacer un alto en el camino y recordar a un gran paraguayo, Arnaldo Valdovinos, perteneciente a una generación brillante que defendió con armas y letras a la patria, cuando esta se halló amenazada. Quizás resulten prometedoras sus palabras, cuando afirmaba: “Y quién dice que al cabo de tanto pasar y pasar, por la vecindad de aquellas evocadoras cenizas, no habrán de prender de nuevo en el alma y en la voluntad de las nuevas generaciones, aquellas antiguas raíces que ya una vez brotaron vigorosas en la tierra ideal de la generación del Chaco. Serán ellas entonces las que retomarán el rumbo por ahora interrumpido”.

  Que esa incógnita, que realmente constituye el Paraguay y que subyace en lo más íntimo de todo ciudadano de ésta república, inclusive de aquellos que se encuentran fuera de su territorio, y que lo conmueve –como en estos tiempos– cuando se encuentra principalmente lejos de sus seres y lugares queridos, pero que también lo hace libre, principalmente en base a su lucha y al espíritu nacional que se encuentra latente en la cultura guaraní, sea pues el faro de la regeneración de los hombres de la patria.

(x)  Cortesía del diario ABC COLOR (Suplemento Cultural), domingo 13 de enero de 2008 (Asunción, Paraguay)

-Fragmento-

Nuestra edad de oro (x)

por: Helio Vera

-Escritor-

  Nuestra Edad de Oro es ubicada en el siglo XIX; en eso coincide buena parte de los escritores de la generación del 900. Es obvio que quienes vivían en la Edad de Oro no tenían conciencia de ello. No sabían que deambulaban sobre un terreno sacro. El mapa fue confeccionado después por Juan O´Leary, Moreno, Pane y otros eminentes intelectuales paraguayos. No faltaron extranjeros, como el suizo Moisés Bertoni, que llegaron a esta Arcadia para vivificarse con sus benéficos aires. Desde Europa, anarquistas como Eliseo Reclus o diletantes como Thomas Carlyle elevaron epinicios que ayudaron a fortalecer este discurso, ya sea tomando como centro de interés la desoladora Guerra Grande.

  La terrible experiencia de la guerra no pudo menos que producir situaciones límites para la condición humana. Sacrificios inexplicables a la luz de la razón, hechos sorprendentes lindantes con la estructura de la tragedia clásica abonaron el terreno sobre el que trabajó la generación del 900. La canción épica recoge esta experiencia irrepetible y provee claves que no deben pasar desaparcibiddas.

  Recordemos, por ejemplo, “Cerro Corá” de Félix Fernández, una de las más hermosas canciones del patrimonio musical paraguayo. Allí se dice con todas las letras: “Mariscal rire, Mariscal yey; /mamópe oime nderasa hara…nembochyryry, nerejentregái, /ndéko Paraguay mombe´upyrã..ñamano rire ja pu´ã jevy/ ñahendu hagua Mariscal ñe´é”. En otras palabras: “después del Mariscal otra vez el Mariscal, dónde habrá quien  pueda superarte...te sacrificaron pero no te entregaste, eres la leyenda del Paraguay...después de muertos volveremos a erguirnos, cuando escuchemos otra vez la voz del Mariscal”.

  La generación del 900 abrió la marcha al retorno a la Edad de Oro, con un dejo nostálgico que inundó su rica labor, al grito de “a pasado de glorias, presente de infortunios”. Incluso la izquierda intelectual rinde su tributo a este discurso. Anselmo Jover Peralta coteja sus ideas con las de Manuel Domínguez con estas reveladoras palabras: “Recuerdo que el Dr. Manuel Domínguez me pidió, en cierta ocasión , durante la Guerra del Chaco, que le explicara eso de una revolución que era al mismo una restauración. Len contesté que era la misma cosa, en el fondo, que lo él quería decir cuando decía que era necesario restablcer los factores económicos tradicionales discolocados. Verdad grande como una catedral” (4)

  Surgirá  en el lector la curiosidad de saber si la generación del 900 fue sólo una respuesta al fuerte acento liberal que nos invadió después de la Guerra Grande o si traducía sentimientos más íntimos, arraigados en el inconsciente. Con la irresponsabilidad de quien carece de pruebas, apostaría por la segunda tesis. La concepción arcaica del Eterno Retorno y la búsqueda de la Edad de Oro están consustanciadas con el espíritu colectivo de las abstracciones que ingresaron en el Paraguay en las mochilas de los soldados de la Triple Alianza. No en balde los gobiernos que se sucedieron inmediatamente después de la derrota fueron formados por individuos influenciados por credos foráneos o que reconocían una fuerte influencia extranjera.

  Como en los ciclos lunares, cada época de sombras sera substituida después por una época de luz deslumbrante. Cada paradigma del mal será derrotado a su turno, inevitablemente, por el héroe solar. La luna recuperará su brillo redondo y el tiempo se habrá regenerado.

(4) Jover Peralta, Anselmo. El Paraguay revolucionario, primera parte. Editorial Tupã. Buenos Aires-Asunción, 1946, p.72.

(x) Del libro: “EN BUSCA DEL HUESO PERDIDO (Tratado de paraguayología), de Helio Vera.

(3a.Edición; 1990) EDICIONES RP. Asunción, Paraguay.

La canción nacional (x)

por: Luis Verón

(surucua@abc.com.py)

  El primer himno nacional patriótico paraguayo data de la época de la dictadura francista. Se llamó Tetã purahéi; estaba escrito en guaraní y su autor fue el poeta y guitarrista caraguatayense Anastasio Rolón, aunque hay versiones que atribuyen la autoría de la música al maestro Antonio María Quintana. En la misma época, Norberto Ortellado, delegado de Santiago (Misiones), compuso otro himno llamado A la libertad del Paraguay, que fue rechazado por el dictador Francia por tener la letra escrita en castellano. Otras canciones patrióticas que se pergeñaron  más o menos en la misma época fueron la Canción Patriótica Paraguaya y la Canción de la Independencia.

  El Tetã purahéi de Rolón tenía ocho estrofas y un ”purahéi joa” o coro. El texto del poema fue obsequiado por el autor a don Carlos Antonio López, cuando lo conoció en su estancia de Olivares. López lo tradujo al castellano luego de asumir la presidencia de la República. La música de esta composición  se perdió en la Guerra Grande, al igual que las partituras de la música del himno de Francisco Acuña de Figueroa.

  La creación del actual Himno Nacional fue solicitada por el presidente López al poeta argentino Vicente López, autor del himno ncional argentino. El poeta solicitó el pago de 1.000 pesos fuertes, petición que no fue aceptada por el gobierno paraguayo. Enterado de ello, el poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa, autor del himno nacional del Uruguay (escrito en 1828), creó el himno paraguayo, cuyo texo fue entregado el 15 de agosto de 1846.

  En el Museo de Bellas Artes se encuentra el manuscrito original de las letras del Himno Nacional Paraguayo por el poeta uruguayo Francisco Acuña de  Figueroa. Consta de dos hojas de 17 por 21 cm, autografiadas en ambas caras. El documento está guardado en un estuche de 25 por 32 cm, forrado por fuera con tafilete rojo y por dentro con muaré del mismo color que la cubierta. El título de cubierta y los cantos están impresos en tinte dorado.

  Con respecto de la música del Himno Nacional hay muchos  interrogantes. ¿Quién fue el autor de la música? ¿Dupuis o Debali? ¿Quién hizo los arreglos? Cavedagni, Guerrero, Pellegrini, Nascimento? Para esclarecer todos los cuestionamientos, en 1923 se hizo una encuesta nacional auspiciada por el Instituto Paraguayo y realizada por el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública entre los pocos sobrevivientes de la Guerra de la Triple Alianza, lo que dio por resultado que no pudo establecerse al autor de la música, pero que era correcta la restauración de la misma por el maestro Remberto Giménez, sobre la base de las restauraciones anteriores de Luis Cavedagni, de Cantalicio Guerrero y los arreglos de Nicolino Pellegrini. La restauración musical del maestro Giménez se oficializó por decreto del Poder Ejecutivo en 1934.

(x)  Gentileza del diario ABC COLOR (Revista), 13 de enero de 2008 (Asunción, Paraguay)

 

Paraguay, mañana

-Fragmento-

Los exiliados (x)

por: Bartomeu Meliá

  ”La economía extractiva impome la disolución de los grupos tribales más densos y su dispersión por  los bosques mediante el empleo de los hombres como obreros…La economía pastoril actúa ante el indio movida por la necesidad de limpiar los campos de sus ocupantes humanos para entregarlos al ganado…” (Ribeiro 1971: 337-38).

  El indígena dispersado, desalojado y definitivamente expulsado de sus tierras no podrá sobrevivir como individuo social y a veces ni siquiera físicamente. Desde ese momento el indio comenzó su largo camino de proletarización, de marginación degradante y de muerte. Como expresé al principio, la causa de esta situación y de este proceso no es la debilidad racial o cultural del pueblo autóctono, sino la relación colonial en la que se encuentra acorralado.

  Que el pueblo paraguayo esté viviendo actualmente de una manera grave la dispersión y un proceso político y económico que lo expulse literalmente del país, no lo podrá negar  quien considere las abultadas cifras de la emigración. Las razones  de esa emigración son ciertamente complejas. A mi modo de ver, más que la razón política, es el tipo de economía que cierta burguesía nacional y el capital extranjero han elegido para el Paraguay, el factor que causa el despoblamiento del Paraguay. Para estas economías el ocupante humano es un estorbo; son economías que desarraigan al hombre  y después lo expelen como residuo marginal, que tendrá que ir a buscar bajo otros cielos los elementos para simplemente sobrevivir. Para estas economías, la extractiva y la ganadera, el elemento humano carece casi en absoluto de significación productiva. En una tierra sin hombres, el paraguayo es un hombre sin tierra. No puede continuar viviendo en la tierra que lo vio nacer y ya no tiene la seguridad de que sus hijos seguirán siendo paraguayos (Benítez González 1964:60).

  Al camino del éxodo, se suma la baja natalidad y el intento por introducir campañas antinatalistas, cuyo efecto global tiene el carácter de un verdadero  genocidio.

  Hay quien afirma alegremente que el paraguayo, fuera de su país, sigue siendo paraguayo y hasta adquiere una cierta conciencia de su autonomía cultural y política que espera la vuelta al suelo patrio para afirmarse y hasta provocar el cambio. Sin embargo, un estudio sobre migrantes paraguayos en Misiones de Argentina obliga a conclusiones que “contrastan con los estereotipos habitualmente sostenidos en el país, en el sentido de que existe una cierta inmutibilidad y privilegiada persistencia de pautas y valores paraguayos”. En realidad lo que se nota es “un paulatino deterioro en este arraigo a las pautas originales y una marcada apertura a los esquemas socioculturales argentinos (Fogel 1973: 193).

  No podia ser de otro modo. El paraguayo sale del país en condiciones culturales y económicas que le orientan hacia la adaptación y la asimilación con una sociedad que para él presenta más prestigio y de la cual dependerá  económicamente durante muchos años consecutivos. Como el indígena, el paraguayo fuera de su ecología cultural no podrá hacer eclosionar las formas y los valores de su autonomía; a lo más mantendrá pasivamente y fijamente una herencia de tradiciones nostálgicas.

  El camino del exilio es un camino sin retorno, porque nunca más se encuentra a la patria en el mismo lugar donde se la dejó. Y el exiliado acaba por exiliarse de sí mismo.

(x) De su libro: “Una nación, dos culturas”. RP ediciones.CEPAG. (mayo 1988; Asunción, Paraguay)

El legendario Jaguarete en peligro de

extinción en Paraguay

WIKIPEDIA: “Nombres y etimología [editar]

En sus zonas nativas recibe diferentes denominaciones en español como jaguar, yaguareté, yaguar, nahuel, otorongo, onza, ocelote (los aztecas lo llamaban tlatlauhquiocélotl), tigre o tigre americano, pero la primera es la más común.

El origen del nombre más usual proviene de la palabra guaraní yaguá-eté que significa «parece perro»; en efecto, antes de 1492 los guaraníes utilizaban la palabra yaguá para referirse al mayor superpredador americano, es decir al yaguar, pero ante la presencia de los feroces perros de combate traídos por los europeos el término guaraní yaguá pasó a significar perro en tanto que fiera o animal feroz por antonomasia (actualmente se aplica este término en guaraní a cualquier perro) quedando redenominados los especímenes de Panthera onca como yaguá-eté («parece perro»), de allí surge la denominación yaguareté usada especialmente en Argentina y Paraguay, y de modo abreviado: yaguar o jaguar.

ACOTACION DE FA-RE-MI: Al tiempo de agradecer a www.wikipedia este valioso aporte, sólo queremos agregar una apreciación contributiva: Al señalarse que yagua-eté equivale, correctamente, a “parece a perro”; lo común hoy en Paraguay, es que se entienda ese término como jagua-rete que equivaldría a: ese animal parecido a cuerpo de perro, porque rete equivale en guaraní a cuerpo.

Esta es nuestra apreciación, salvo mejor parecer...-

Arte y espectáculos

Una guarayo de voz privilegiada

triunfa en escenarios europeos (x)

Cantante lírica. Yvoty, la indígena guarayo, ofreció

un concierto para la Asociación Staufen-Paraguay, en Wettelbrun.

por: Mario Casartelli

(Desde Alemania)

homerobach@hotmail.com

  Sus ojos negros irradian paz, mansedumbre, pero también un haz de alegría y tristeza que le fluyen desde el fondo. No podría ser de otro modo: ante su historia es imposible sustraerse a la emoción.

  Quién podría imaginar a una indígena paraguaya en escenarios europeos como cantante lírica?  Quién la ubicaría en medio de grandes músicos con violines, violonchelos, chelos, flautas, contrabajos, atriles y partituras que portan obras de grandes creadores de la humanidad?

  Yvoty Ianniello es cantante lírica, vive en Stuttgart y comenzó a investigar con mayor profundidad sus raíces paraguayas desde hace siete años, cuando conoció a Silvester, su marido , un músico alemán. Pore eso, la invitación para participar de un concierto que brindaba un compatriota suyo en tierras alemanas la llevó a emprender un viaje desde Stuttgart hasta la ciudad de Staufen. Era, para ella, una oportunidad para acercarse al país que la vio nacer.

  En Wettelbrunn, Staufen, Yvoty comenzó a evocar su propia historia. ”No supe de mis orígenes sino a los 16 años, cuando recibí una carta de un amiga que me relató pormenores ignorados de mi infancia. Mis padres alemanes viven en Stuttgart y nos visitamos normalmente, como cualquier familia alemana. Pero nunca abordamos el tema, porque es un punto de tensión entre nosotros”, admite.

  -¿Cómo llegaste a Alemania?

-Cuando yo tenía apenas seis meses, mi madre indígena agonizaba de tuberculosis en un hospital de Filadelfia (Chaco paraguayo). Pero, antes de morir, me dejó en manos de los médicos para que me cuidasen. Una enfermera buscó y encontró una familia menonita con quien dejarme. Pero con esa familia sólo estuve tres meses, porque los médicos le advirtieron que yo no crecería en forma normal, y difícilmente sobreviviría, puesto que, según ellos, el descuido y la mala alimentación hicieron estragos irreversibles en mi cuerpo. Me devolvieron a la familia Guarapo.

  -¿Que paso después?

- Al año, unos profesores menonitas de apellido Ulrike, fueron a visitar la comunidad. En medio de la miseria reinante, observaron que con mi cuerpo raquítico me arrastraba y dormía en el suelo y con hambre. Entonces, preguntaron a quién yo pertenecía, por qué estaba tan sola y sin siquiera los mínimos cuidados. Les dijeron que si querían podían llavarme, porque así quizás podría salvarme. Entonces, los Ulrike solicitaron  al cacique permiso para llevarme. Este asintió y así fui adoptada. Y con el tiempo vinimos a Stuttgart.

  -Es evidente que la vida prevaleció sobre la muerte.

-Considero que fue un milagro.Y, aunque arrastro algunos problemas de tiroides, logré sobrevivir, gracias a la familia que me rescató. Pero no estoy de acuerdo en que hayan querido ocultarme cosas de mi pasado. Intentaron convertirme en una menonita, pero, por lo visto, mis raíces son también fuertes, y me siento cada vez más llamada por ellas.

  -¿Cuándo y cómo despertaste a la música?

-A los seis años cuando vinimos a Alemania, comencé a estudiar piano en un conservatorio. A los 23 recibí lecciones de vocalización. Luego me inicié como cantante profesional a los 25.

  -Cómo se conocieron con Silvester Ianniello?

-Haciendo ópera lírica en el Teatro Aída, en Alemania.

  -¿Qué piensas del Paraguay?

-Una de las razones por las cuales acepté la invitación de la Asociación Staufen-Paraguay, para da un concierto en Wettelbrunn, fue, justamente, la relación que tiene esta institución con el Paraguay. Sé que muchos chicos logran  estudiar gracias a las mediaciones de esta entidad. Y como beneficiar a Paraguay está en mis deseos, entonces acudo a este tipo de conciertos.

-¿Cuáles son tus expectativas sobre el Paraguay?

-Viviría en Paraguay, pero de la profesión de cantante. Si no fuese posible, me gustaría aunque sea realizar un par de conciertos allí. Quiero saber más sobre los Guarayos. Alguna vez, cuando yo tenía ocho años, gente de la comunidad envió una carta a mi familia alemana pidiendo una foto mía. Les enviamos, aunque después perdimos contactos. Pero es evidente que ellos también me buscan.

Ni guaraní ni castellano

  Yvoty no conoce la lengua guaraní ni el castellano. Habla sólo el alemán. Pero, aunque su educación y su cultura arrastran improntas germanas, en cada palmo de su perfil se evidencia sus raíces ancestrales.

  Silvester Ianniello, su marido opina que ella es muy modesta, que nunca habla más de los necesario, que tiene un equilibrio envidiable.”No es fatalista, siempre piensa en lo positivo. En Europa, la gente tiende a correr, forzando cualquier cosa contra el tiempo. Pero Yvoty es reposada, no tiene prisa.

  La mujer nació entre los guarayos, pero no posee absoluta certeza con respecto a la fecha. Los avatares de la vida la llevaron a otro continente, y hoy tiene 32 años.

  Con Silvester tiene dos hijos: Kirito (5 años) y Luli (3 años). Cuenta que ella misma buscó para ambos esas denominaciones que considera indígena. Pero le aclaramos que el apelativo Luli no lo es. Y entonces reconoce que ese error es fruto de su desconocimiento. Sin embargo, a pesar de lejanías, Yvoty dice experimentar extrañas sensaciones en su comportamiento, que le dan pautas de su propia condición. Tiene tres hermanas y un hermano. Una de ellas, la primera, nació en Filadelfia.Yvoty es la segunda. Los otros ya nacieron en Alemania. 

(x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 12 de enero de 2008 (Asunción, Paraguay).

AMOR, ANTIGUEDAD, PICARDIA O BOHEMIA (IX Y FINAL)

     Las letras para una serenata paraguaya (x)

    

El repertorio para una “serenata” está supeditado a las condiciones imperantes entre el oferente y la receptora, y viceversa. Hoy, la dedicatoria no resulta tan hermética como en el pasado, dispone de variables susceptibles a la coyuntura reinante entre ambos y el medio ambiente social en el cual se desenvuelven. Incluso, con facilidad se transita la deformación de esta tradicional modalidad hasta llegar al colmo de poner en práctica una supuesta “serenata diurna”, cuyo rótulo y práctica son más parecidos a las rondas, galas, peñas, musiqueadas, veladas, bailantas y otras amenidades.


Dibujo acuarelado del argentino Héctor Castilla Araujo sobre “La serenata paraguaya”. Radicado en Asunción, el motivo vernáculo lo inspiró en 1969. Sus trazos pictóricos nos legaron la esencia de una enraizada costumbre que paulatinamente fue decayendo. Hoy está prácticamente en desuso, camino hacia la extinción.


En función del espíritu de esta rancia manifestación cultural con “sello vernáculo”, sugerimos algunas obras de autores y compositores paraguayos que se destacaron por su itinerario en el largo período romántico nacional que abarcó los años comprendidos entre 1850 y 1950.

Serenata (polka)


Niña hermosa, dulce dueño
consuelo de mi quebranto
escucha mi tierno canto
sin despertar de tu sueño.


Vengo al pie de tu ventana
a acariciar tus oídos
con los cánticos sentidos
de una pasión soberana.

 
No despiertes si entre tanto
te arrulla celeste coro
que tus canciones de oro
son mejores que mi canto.

 
Duerme sí, pero en tu sueño
siga afanosa escuchando
el canto sonoro y blando
en que mis ansias te enseño.

 
No temas si estas temiendo
nadie escucha, no receles,
hasta el lirio y los claveles
en el campo están durmiendo.

 
Y solo susurra el viento
que viene de la floresta,
pero es que el viento me presta
para mi canto su acento.

 
Piensa niña en tu desvío
cuando venga la mañana
encuentres en tu ventana
una gota de rocío.

 
Gota de llantos que llora
sobre la flor que te deja
de tu ventana en la reja
un corazón que te adora.


Letra: Ignacio Alberto Pane.
Música: Julián Alarcón y Agustín Barboza
Versión: Dúo Méndez-López

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Soy la serenata (guarania)


Déjame vida que yo acaricie tus sentimientos
desde mi canto y a tu ventana se acercará.
Déjame ahora decirte todo lo que yo siento
porque muy pronto ya mi ternura no alcanzará.

 
El jazminero que perfumaba tus dulces sueños
ya no sonríe la enramada donde se fue.
Y yo que ansío de tu alma feliz consuelo
también mañana cuando amanezca lejos me iré.


Habré seguido la ruta incierta de los cantores
envuelto el cuerpo con viejo poncho para soñar.
Me iré buscando de la bohemia tus resplandores
aunque lejano se encuentre puerto donde atracar.

 
No sé si un día del tiempo viejo sabrán tus flores
en cuantas noches de plenilunio a ti llegue
Entre tus rejas deje la llama de mis amores
y que al llegarme tu gran cariño por ti lloré.


Hoy yo quisiera traer de nuevo la antigua ronda
en que mi canto era un regalo para tu amor
Y tu tejías con mil suspiros todo el embrujo
del fiel romance que el tiempo nuevo quiere enterrar.


Letra: Rubén Enciso Yegros, Música: Dionisio Villamayor
Versión: Luz Aurora
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Quisiera ser (guarania)


Quisiera ser
el primer motivo
de tu vivir
Estar en ti
de la misma forma
que esta en mí
Representar
en tu vida el sol,
la emoción, la fe
Y esa ilusión
de amor que se siente
una sola vez…
Quisiera ser
como la canción
que te guste más
Y así poder
estar en tus labios
y en tu soñar
Tu humilde sombra
y el libro aquél
que te acompaña
desde tu niñez
Decir mil cosas,
tuya mi vida,
¡Quisiera ser!


Letra: Filomena Perozziello
Música: Mario Clavell Poupée
Versión: Luis Alberto del Paraná

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Mi serenata arribeña (polka)


Despierta que a tu puerta te ruego de rodillas
con lumbre de la cumbre nocturna de cristal
con una clara luna que besa tus mejillas
y argenta mi sedienta visita musical

 
Mi ensueño de arribeño me dice que en tus labios
con mieles de claveles mi vida endulzará
que a instancias de mi ansia febril tus dedos sabios
con arte, por amarte, mi frente rozarán.

 
Alivia con tu tibia caricia salvadora
mi pena, flor morena de mágica virtud,
da un premio a mi bohemio desvelo que te llora
y amarga en noche larga mi triste juventud.

 
De hinojos por tus ojos que son cual pasionarias
Te invito, niña, el rito sublime del amor
Luceros hechiceros tus negras luminarias
Con rayos paraguayos alumbre mi clamor.

 
Letra: Carlos Miguel Giménez
Música: Emilio Bobadilla Cáceres
Versión: Contrapunto.

Serenata paraguaya (vals)


Entre todos tus encantos inocentes
entre todas tus fragancias de yvoty
lo que más me conmueve dulcemente
es tu tierno y amable pukavy.

 
Cuando pienso en el tiempo que se ha ido
y me encuentre de tu lado mombyry
me inclino y ansioso pensativo
cuando el peso de un triste mba’e mbyasy.

 
A veces viene a mi mente cariñoso
con querido recuerdo ymaguare
cuando yo me sentaba venturoso
a tu lado en los tibios pyhare.


Y esta noche mientras todos se han dormido
bajo la plena claridad del ñasaindy
se perfila la niebla del olvido
mi recuerdo que parece isoindy.

 
Y entre todos los recuerdos del pasado
ndaikatúi un momento che resarái
tus palabras en mi mente se han grabado
que la ausencia ni el tiempo lo borra.

 
Otras veces me parece estar contigo
bajo el árbol donde llora el yvytu
y que pones a Dios como testigo
y me juras dulcemente rohayhu.


Letra: Carlos Antonio Jara, Música: Samuel Aguayo
Versión: Dúo Quintana-Escalante

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Nde ratypykua


Epukavymína mitãkuña che mborayhu jára
tahechajevy nde juru mboypýri nde ratypykua
nde rova yképe ikuãme oikutu va’ekue Ñandejára
ha ypyko’emíva opyta opupu mborayhu ykua

 
Ka’aru pytû jasy tomimbi nderova mbytére
ha tory rupápe toñoañua ñanemborayhu
tuka’ê rã’ãvo oñondivemi ojoity ojoapére
tojahu hikuái nde ratypykuápe upe ka’aru

 
Epukavymína mitãkuña che py’a rã’ãva
ho’umi setéko pe ipepo paráva pe ñahatî
nde ratypykuápeguare ymínte oipy’a jukáva
ha ipepo akãmínte omyakÿsete mokõi panambi

 
Nde rova yképe ikuãme oikutu va’ekue ñandejára
ha ypyko’êmíva opyta opupu mborayhu ykua
epukavymína mitãkuña che mborayhu jára
taropurahéine nde juru mboypýri nde ratypykua.


Letra: Félix Fernández, Música: José Asunción Flores
Versión: Marcos de Brix
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Mi primera serenata (polka)


En esta madrugada amor de mis amores
vengo a cantar la pena ahasáva nderehe
mientras la brisa trae el alba ya de flores
de luz y de colores nderypýi haguã ipype.

 
También las avecillas despiertan ya en la fronda
y vierten en la aurora ijukýva purahéi
y tu tranquila duermes en tu lecho de rosa
estrella amorosa ni guy ne rehendúi


Por tus bellos ojos negros respira el pecho mío
en su ansia ya te mira hesãiva mborayhu
amor de lo más puro cariño el más intenso
que nadie en este mundo ne’îrava oñandu.

 
Lo mucho que te quiero hoy vengo yo a decirte
escucha te lo pido jepe sapy’ami
no dejes vida mía que amándote me muera
por eso te lo ruego che rayhúva michimi.


Letra: Liberato Blaires, Música: Dionisio Valiente
Versión: Dúo Vargas-Saldívar

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Serenata (guarania)


Despierta, virgen, despierta
y acércate a tu ventana
donde te aguarda entre rejas
mi prisionera del alma.
Divina mujer, despierta,
que ya se aproxima el alba,
ven a escuchar las endechas
gimientes de mi guitarra.
En ti mi rosa fragante
prendió del cielo la flor
y son tu gracia y donaire
mi afán, mi dicha y dolor.
Ven que hoy es la primavera
plena de flor de jazmín
la noche de mi tristeza
llenóse de luz por ti.
Lejanas voces dormidas
traigo en mi canto de sol
para sembrar vida mía
junto a tus sueños de amor.
Vengo volando a tus lares
en alas de mi canción
quiero al pie de tus altares
ofrendar mi adoración.


Letra y Música: Epifanio Méndez F.
Versión: Oscar Escobar



Alberto Candia

(alcandia@abc.com.py)

(x) Gentileza del diario ABC COLOR, 29 de octubre de 2007 (Asunción, Paraguay)

ACOTACION DE FA-RE-MI: En nuestra Página, también puede encontrarse letras de canciones con motivos serenateros, como por ejemplo, Serenata Ocara, Serenata chu´i, Lucerito alba, Despierta mi Angelina, Ko´eti jave, etc. Desde el Índice General, hacer click en: Indice sonoro y poético. En la 5.Parte de ”Letras de canciones paraguayas…”, se puede, también, leer los versos de Serenata Carmencita-pe, y Serenata jazmín guype (que todavía no están incluídos en el Índice Poético).

Trayecto de mi camapaña (x)

Emiliano R. Fernández, luego de la revolución de 1922-23,

cita minuciosamente los lugares por donde pasó

por: Mario Rubén Álvarez

-Poeta y periodista-

alva@uhora.com.py

  La trompeta y el redoblar de los tambores –instrumentos musicales de guerra por excelencia- atraían a Emiliano R. Fernández como el néctar de las flores a las abejas. Fue por eso que ya orillando los 30 años –había nacido en 1894- fue uno de los primeros en presentarse a las filas gubernistas cuando en 1922 estalló la revolución entre los “saco mbyky” (partidarios de Eduardo Schaerer) y los “saco puku” (adherentes de Manuel Gondra y José P. Guggiari); facciones liberales que median su distancia con el pueblo por la extensión de sus vestimentas.

  Desde que subió al poder –defenestrando al Partido Colorado-, en 1904, el Partido Liberal se debatía en dos alas en permanente insurrección. Salvo el gobierno de Eduardo Schaerer –después de un periodo de turbulencias de nunca acabar-, entre 1912 y 1916, los demás presidentes no pudieron concluir sus periodos. Las asonadas estaban a la orden del día.

  La revolución de 1922-1923 estalló cuando el presidente provisional –le había sustítuido a Manuel Gondra en su segunda presidencia, tan efímera como la primera, por lo que el ñe´ënga decía “Taguapy sapy´ami he´i Gondra”-, Eusebio Ayala, el 22 de mayo de 1922 “vetó de acuerdo con sus atribucciones una ley emanada del Parlamento convocando a la constitución de un Colegio Electoral..a fin de designar presidente y vicepresidente de la República”, según Tomás de los Santos (1). El historiador Alfredo Seiferheld, en el prólogo del primer tomo del libro de este autor, sostiene que aquel ”veto provoca la reacción militar de la zona de Paraguarí al mando del coronel Adolfo Chirife, al que se pliega de inmediato la fracción schaerista del Partido Liberal (que abandona Asunción para unirse a la revolución), así como la zona militar de Concepción al mando del teniente coronel Francisco Brizuela, la de Villarica a cargo del coronel Pedro Mendoza y un destacamento militar de Encarnación”. Menciona luego: “El 29 de mayo de 1922, Eusebio Ayala retira apresuradamente el veto, pero ya es tarde. Las fuerzas armadas se concentran en Campo Grande y entran en contacto con los gubernistas, dirigidas por el coronel Manlio  Schenoni”.

  Ese es el origen del conflicto y la composición de las fuerzas. Emiliano se presentó a filas leales al Gobierno y se puso a las órdenes de quien ya fuera su jefe en la Primera Zona emplazada en Concepción, el mayor José Félix Estigarribia. Con él emprendió por tren, la marcha para librar la decisiva de batalla de Ka´i Puente, lugar que hoy se conoce como Coronel Bogado, al sur, en el Departamento de Itapúa.

  Trayecto de la campaña –que algunos nombran también como Trayecto de mi campaña o Trayectoria de mi campaña- es un típico compuesto no solo porque en la primera estrofa usa una terminología propia de este género –“señores pido atención/un momento ajerure”-, sino porque va relatando cronólogicamente los lugares por donde el Primer Destacamento del que formaba parte pasó.

  Emiliano tuvo  que haber escrito la poesía a fines de 1922, ya de regreso a Asunción, luego de la Victoria de Ka´i Puente Del viaje de ida, menciona minuciosamente las estaciones. El  retorno, a pie, sin embargo, se difumina en Paraguarí. Hasta allí nombra punto por punto los lugares que pisaron. Después, se pierde el rastro, abruptamente.

  La música –que tuvo que haber sido un rasguido doble, muy propio del estilo de Emiliano- es del propio autor de la letra.

(1) De los Santos, Tomás. La revolución de 1922, II tomo. Asunción, El Lector, 1985. Pág. 6 y siguiente.

Trayecto de mi campaña

Señores pido atención

un momento ajerure

en mi referida canción

tamombe´u che rapykuere

heta oiméne oikuaáva

ko´ãvã ko ã tape

hapykuere imandu´áva

soldado upérö guare

Alistado en comisión

Paraguaýgui rosë

hacia el frente de acción

ñane retã rorrekorre

tacitami los lugares

desde la propia Asunción

rocrusava´ekue campaña

durante la subversión

Ani añeconfundi

tañepyrú aguiete

ta´e peteï peteï

Ka´ipe aguãhémeve

Trinidad, Luque, Areguá

Patiñokue, Tacuaral,

Pirayú, Cerro León,

Paraguarí y Escobar.

Sapucai ha Caballero

Yvytymí, Tebicuary,

corta distancia después

Itapé ha Hy´aty,

pueblo Villarrica, Borja,

Iturbe rohupity,

Maciel, Sosa ha Yegros,

Pirapó ha´e Yuty.

Salitrekue, Costa Vera,

Mboka, Piray rohasa

próximo a esos lugares

San Pedro del Paraná

Kangó y sus departamentos

Isla Alta ypajere,

Kavaju Retã el campanento

Cañón guasu oihague.

Tellezkue, Curupayty,

hovái San Miguel, Potrero,

heroico capitán López

ho´ahague prisionero

Ka´i Puente así se llama

campo de sombra fatal

tumba de cuántos hermanos

pueblo Coronel Bogado.

Ka´i Puente inolvidable

aquel rincón enlutado

mina de la sedición

que allí fueron a luchar

apevénte aikuaa

parajes y estaciones

kóva rire rocrusa

la extendida Misiones.

Ñañepyrü San Luis,

San Rafael, Postakue,

histórico Kuruñái

mayor Torres omanohague,

Ñaküti´y, San Patricio,

Tahyity ha Santa Rosa,

estancia Aquino y Corrales,

Santa María silenciosa.

Guyra Campana - Ave nacional del Paraguay

Casuarina y Casa Blanca,

Corvalankue, Ita Juru,

Florida-pe roguahé,

un diami ropytu´u

mboypýri rohupyty

ku kapi´iveve ñu

la extensa serranía

frente de Caapucú.

Favorable umi arroyo

upe rupi rotopa

mokoïve herakuãitéva

Jaguary ha Apichápa,

Valle Apu´a, Paso Torres,

Costa Irala, Quiindy,

jajukuévo jatopa

Paso Porã ha Tavapy.

Jahasa dicho pueblito

jahupyty Carapeguá,

Caañave, Mba´ey,

Duarte estancia ipaha

en catorce días de marcha

escaso rohupyty

Paraguarí ypyetépe

el notable Yukyry.

Pehendúma sandía yvyguy

ko´a che rekohague

ahejami che rataypy

lo que es el kuimba´e

mediante esta contienda

hetaite ajedistrae

ni che kepe ahecha´yva

ápe ahechapaite.

Pehendúma amados oyentes

la campaña akorrehague

de Ka´i Puente a Asunción

a los seis meses después.

Adiós, despedirme quiero

al compas del instrumento,

sargentos, cabos y soldados

del Primer Destacamento.

Letra y Música:

Emiliano R. Fernández

(x)  Gentileza del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 23 de febrero de 2008 (Asunción, Paraguay)

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Opinión

La Nación de Buenos Aires y su editorial

por: Jorge Rubiani

jrubiani@click.com.py

  El jueves 6 de diciembre pasado, el diario La Nación de Buenos Aires comentaba acerca del homenaje que rindiera la presidenta electa Cristina Fernández al Mcal. Francisco Solano López. Hecho que se materializó en un acto en el que una unidad del ejército argentino se imponía llevar el nombre del mandatario paraguayo. En la larga consideración que pretende justificar la molestia del prestigioso medio, están los adjetivos de siempre.

  No hay más que las -ya hoy- absurdas descalificaciones a López y los todavía persistentes reclamos sobre su moral y capacidad. No hay argumentos ni una genuina intención de comprender o aproximarse a las reales causas de la Guerra de la Triple Alianza, contienda de cuyas secuelas el Paraguay sigue padeciendo, y de las que Brasil y Argentina lograron beneficios mayores que el incremento de sus territorios a expensas del vencido.

  Por lo que para disimular los hechos que los pueblos argentino y brasileño ya reconocen, La Nación, operador de las ideas de Mitre antaño y por lo visto, hogaño, insiste en transferir a otros lo que fue -pura y exclusivamente- iniciativa de los imperios coloniales y los subimperios ya emergentes entonces en América Latina.

  La Nación pretende ignorar que la guerra no fue obra de López. Que el Paraguay no necesitaba de ninguna guerra para prosperar. Que no debía un centavo a nadie porque ningún banco había puesto sus pies en este “país de bárbaros”, mientras que la cuantiosa deuda externa de argentinos y brasileños convocaba la “acción solidaria” de los banqueros británicos para consolidarla.

  La Nación sabe que el Paraguay no tenía más pretensiones que seguir autónomo e independiente; hecho puesto en entredicho -permanentemente- por todos los gobiernos argentinos posteriores a 1810. Que consulte La Nación la extensa bibliografía que desnuda el fenómeno. Y si es justo recordar la solidaridad argentina hacia el Paraguay a lo largo de la historia que comienza en la “década infame” que siguió a 1870, nuestro país tiene sobrados motivos para merecerla por la larga lista de auxilios paraguayos hacia la Argentina. Desde los tiempos de la colonia hasta ayer, cuando la guerra de las Malvinas o el reclamo ante los bancos internacionales por la deuda externa contraída bajo regímenes militares. A propósito ...¿por qué no revisamos TODOS nuestros límites derivados de conquistas armadas? ... ¿y por qué no revisamos -o anulamos para rehacerlos- TODOS los tratados firmados por nuestras dictaduras militares del pasado?... especialmente las referidas a las hidroeléctricas...? En un artículo publicado en ABC en junio de este año, escribía: “...La única razón por la que estudiamos la Historia, es por su imbricación con el futuro. Deberíamos pretender, entonces, que las relaciones entre Estados se fundamenten efectivamente en la realidad que nos imponen los acontecimientos del pasado, pero no para prolongar sus consecuencias desagradables, sino para evitar la reiteración de errores; para honrar lo que hubiera de aciertos”. ¿Qué se esconde en las entrelíneas del comentado editorial de La Nación?: ¿La pertinaz resistencia de construir -aún sobre los rescoldos de nuestras heridas- una relación más armónica? ¿La de seguir escondiendo entre los pliegues del pasado nuestras “asimetrías” de hoy? ¿Poner en relieve nuestras “broncas” histórica para postergar la verdadera integración? ¿Aquella que pudiera hacer posible una convivencia más armónica?... ¿aún con culturas y visiones del mundo diferentes a pesar del pasado común? O ¿La Nación quiere un cotejo de virtudes entre nuestros paradigmas históricos? Hagámoslo. Encontraremos seguramente muchas más diferencias que las que se ven a simple vista entre un general victorioso y otro vencido. Y tal vez comprendamos lo que Jorge Luis Borges escribiera alguna vez: “La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce...”.
 

(x)  Cortesía del autor y del diario ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Domingo 09 de Diciembre de 2007.