No.44

”Volverás una tarde silenciosa
recorriendo caminos de recuerdos,
musitando guaranias taciturnas
que impregnaron tu tierra de canciones”
(x)


 


(x) De la canción “El duende de Punta Karapã (dedicado
a José Asunción Flores, creador de la Guarania).
L: Carlos Federico Abente.M:Pablo Ríos.

DEL PARAGUAY PROFUNDO

-Fragmento-

EL PARAGUAYO ES PARAGUAYO (x)

por: Saro Vera

  El paraguayo pocas veces invoca su condición de tal. Todo lo contrario del argentino, quien cansa con su: nosotros los argentinos, el pecho argentino, etc. Parece que quisieran cnvencerse de que son  lo que son. Nosotros, sin embargo, ni nos acordamos siquiera de que somos paraguayos. Es que no hay necesidad. Lo somos y basta.

  Ha  de ser muy difícil consubstanciarse con un territorio inmenso con varias naciones dentro. El argentino necesitará reafirmarse permanentemente. Los provincianos están arraigados en sus respectivas provincias, pero su provincia no se identifica con la Argentina .

  No es descabellado aquello que se endilga al correntino: “si la Argentina entra en guerra, nosotros podríamos ayudarle”. Mientras tanto, las gentes sin arraigo aún, como los porteños, se identifican con la Argentina .

  El paraguayo, sin embargo, se ha consubstanciado con su tierra: ha mantenido una costumbre específica aún dentro de la alimentación y ha mantenido una lengua específica, propia de la Nación Guaraní. En el Paraguay nada cambió por siglos enteros. En el orden internacional no se lo llevó en cuenta ni como centro de inmigración; lo que, para nuestro cometido, poco importaría. Lo que importa es que el paraguayo permaneció en su tierra con un mínimo de mezcla. Los metizos se cruzaron entre sí, por lo menos por tres siglos hasta conformarse un tipo especial de hombre aún en lo somático: ante todo, una etnia cultural.

  El momento fuerte de una inyección de sangre extraña habrá sido la época de la posguerra del setenta, durante la ocupación del Brasil y la Argentina.

 No quedaron muchos brasileños; tampoco argentinos. Estos ocuparon las tierras de pastoreo del sur del país. Constituían una pequeña cantidad de familias. Los hijos de brasileños y de los argentinos fueron absorbidos por la cultura paraguaya con mucha facilidad, debido a que las madres llevaban en si mismas una fuerte cultura nacional. Los soldados se marcharon y sus hijos quedaron como hijos del país. Mamaron una lengua y unos comportamientos sociales y personales. Estos mestizos biológicos eran paraguayos culturalmente.

  Una etnia cultural dificilmente se identifica con una etnia biológica o raza porque no existe pueblo sin mezcla en mayor o menor escala. Zorrilla de San Martín dijo que el Paraguay no desaparecerá mientras una mujer paraguaya engendre un hijo de un varón paraguayo. Lo dijo cuando entregó los Trofeos del guerra del 70. Nosotros afirmaríamos más aún: que el Paraguay no desaparecerá mientras las mujeres paraguayas engendren hijos en su propia tierra.

  El paraguayo siente la necesidad de manifestarse paraguayo en tierras extrañas o lejos de la tierra. El más encumbrado copetudo en el Paraguay, en el extranjero habla y desea hablar  el guaraní; no se avergüenza por ello: come con fruicción alimentos típicos nuestros; escucha y aún canta la música paraguaya; se muestra amigable y familiar con cualquier paraguayo que encuentra en el camino. Los que considerarían rebajarse hablar el guaraní dentro del país, lo hacen con gusto y felicidad fuera. Muchos aprendieron expresarse en guaraní en el extranjero y en el extranjero descubrieron que no era desdoro integrarse a un grupo de paraguayos con su optimismo y buen humor.

  También al paraguayo se le escapa el paraguayo en los momentos cruciales de la nación. En las grandes encrucijadas de la historia no utiliza otra lengua, no cambia sus signos y da expansión a sus sentimientos en su propia música.Aún más, acordará de Dios dentro del marco de sus expresiones religiosas populares como encender velas, hacer rogativas y promesas. Por ejemplo. Una revolución o una guerra el paraguayo la lleva a cabo al compás de la polka y no al compás de las marchas militares a la usanza de otras naciones. Los éxitos, aunque sea en las justas deportivas, terminarán en una peregrinación de acción de gracias a Caacupé.

  El paraguayo se formó en unos trescientos años y algo más, lapso de tiempo en que se encontró aislado de todo contacto suficientemente fuerte con otra cultura. El mestizaje  original se produjo únicamente del varón español con la mujer guaraní. Lo que explicaría la predominancia de la cultura guaraní en el paraguayo o cultura del paraguayo.

  La mujer siempre es el elemento conservador de la comunidad y el elemento inoculador más poderoso de los valores y antivalores de una cultura a causa del mayor contacto afectivo con el niño en su edad plástica, en especial, en una sociedad tribal y agroganadera. La incidencia de la madre y de las abuelas sobre los niños en la misma sociedad moderna necesariamente deberá ser muy considerable. Los niños son muy sensibles al afecto al igual que los animales.

  Es equivocado decir que el paraguayo es mestizo. Lo correcto sería decir que el paraguayo fue mestizo con la característica ya anotada. A esta altura de los tiempos ya constituye una etnia con una identidad cultural y una cierta conformación somática. Por muchas generaciones se cruzaron y se fusionaron los mismos genes con sus mismas bondades y defectos. Antes que nada, se formó y se conservó un mismo modo de pensar y de procedimiento.

  Se produjo lo que llamaríamos una etnia cultural. Que tengamos algo de español y algo de guaraní no significa hidridez sino la conformación de una tercera etnia cultural con los valores y antivalores de ambas etnias originales.

  El modo de ser paraguayo es fuerte y posesivo, de tal suerte que los hijos de extranjeros, en contacto con el paraguayo, inmediatamente lo asumen. Sus gestos, sus movimientos y modo de hablar se vuelven típicos de la tierra.

  Ciertamente los inmigrantes en grupo cerrado requieren, por lo menos, dos generaciones para integrarse a los habitantes autóctonos. Por lo general los europeos llevan en si la conciencia de superioridad racial, y esa conciencia se mantiene con fuerza dentro de un grupo. Para disculpar a los europeos, diriamos que todos los pueblos están enfermos de racismo. Cuando más antiguas son las raíces de los pueblos, su racismo es más profundo, como sucede a los japoneses y chinos. El paraguayo también es racista. Desprecia a los negros y a los indígenas. “Kamba” y el “Te´yï” son palabras despectivas.

   Nos hace mucho mal hablar de que somos mestizos. A más de ser falso, nos resulta pernicioso. Al ser mestizos, somos semi-europeos con la consecuencia grave de crear en nosotros la conciencia de inferioridad frente al europeo y de ser una presa fácil para el imperialismo cultural aún en lo religioso.

  A partir de esta equivocación en el concepto del paraguayo, resultaría explicable la poca confianza en nosotros mismos, la preferencia por lo extranjero y la tendencia a copiar cualquier modelo que no condice ni lejanamente con la idiosincracia de nuestro pueblo. Lo mismo sucede cuando pensamos en política como en educación. Nunca se nos ocurrirá pensar en un modelo nacional.

  El mestizo debe importar todo porque sus raíces consideradas valederas se encuentran fuera de él. Sus padres paradigmáticos viven en tierras lejanas. Las raíces autóctonas son oscuras, inferiores y consecuentemente despreciables.

   Una vez que colocamos al paraguayo dentro de una etnia cultural, el paraguayo será un hombre comprensible. No será  un híbrido. Consecuentemente tendría un carácter predominante y  su cultura posibilitaría la comprensión de sus manifestaciones y comportamientos sociales y personales.

Carreta paraguaya

(x) Del libroEL PARAGUAYO, un hombre fuera de su mundo”, por Saro Vera (Editorial EL LECTOR, 1994), Asunción, Paraguay .

-Fragmento-

Cuando los yacarés se comen las mariposas (x)

por: Bartomeu Meliá, S.J.
(Antropólogo)

  En el río Itaimbey, junto a Laurel, salen de noche los yacarés a comerse las mariposas. El yacaré, tronco de corteza dura y áspera, se acerca, abre la boca y engulle la mariposa, débil y florida.

  Por la costa del Itaimbey, cerca de Laurel, salieron obrajeros y palmiteros a cazar guayakíes. Los acorralaron después de tres días y tres noches de persecución, hubo disparos, hubo matanza de guayakíes, unos niños guayakíes fueron tomados y…fueron piadosamente vendidos.

  Y por la noche los yacarés, en el río Itaimbey, junto a Laurel, seguían comiendo mariposas…-

El espejo roto

  Hoy sabemos muy bien que el problema indígena no es un problema de los indios, sino el problema que los ”civilizados” les hemos creado a los indios. Si los indios tienen problemas de tierra, es porque los “civilizados” les hemos quitado las tierras; si tienen problemas de salud, es porque les hemos introducido enfermedades antes desconocidas por ellos; si tienen problemas del alcoholismo, es porque nosotros los “civilizados” les vendemos la caña (lo suficientemente barata para atraerlos y lo suficientemente cara para arruinarlos);  si tienen problemas en su organización socio-económica, es porque nosotros los “civilizados” los hemos marginado y explotado…Y ahora, nosotros los “civilizados” no sabemos cómo solucionar el problema que les hemos creado; no sabemos y no queremos; no sabemos, porque somos profundamente ignorantes, soberbios y etnocentristas (es decir, pensamos que nuestra cultura es superior y única); y no queremos, porque somos profundamente egoístas, individualistas, mentirosos, y además prepotentes con los débiles; creemos que lo que acaba por imponerse es lo mejor, annque lo impuesto sea la esclavitud y la servidumbre.

  El indio está hoy destrozado y los pasos que le han llevado a esta situación degradante han sido fundamentalmente los siguientes: pérdida de tierra, explotación económica, desorganización socio-política, profanación de sus creencias religiosas, marginación psicológica.

  La resultante de este proceso es realmente descorazonador; el indio no ha sido trans-culturado, sino des-culturado. El que era una persona, es ahora un indio”. Y por una ironía cruel, le echamos en cara al indio que ha degenerado, que ya no es lo que era, que no presenta una cultura bien desarrollada, eficaz, definida y diferente; le echamos en cara al indio de no ser suficientemente indio, de haber sido infiel a sí mismo.

El estado actual de los indios no es una acusación contra ellos, sino contra nosotros los “civilizados” que los hemos hecho así.

  Pero, no sabíamos todavía que quien siembra desprecio, recogerá depravación y/o resentimento?

  El hombre “occidental”, individualista y egoísta, no entiende que una cultura como la de muchos indios del Paraguay forma un  todo muy bien estructurado, como un juego de ajedrez, en el que no se puede mover una pieza sin que venga a crearse una nueva situación irreversible. Una sociedad primitiva presenta una situación global de gran consistencia, pero muy vulnerable frente a los choques de fuera. Como un espejo fácil de romper y la imagen única se reparte en mil añicos, que ya nunca más encontrarán su consistencia interna.

  Es así como encontramos a tantos indios dispersos en le geografía paraguaya, vagabundos, enfermos, desvergonzados: son fragmentos del espejo roto, y el espejo ya no volverá  a reflejar una verdadera cultura, porque sus hombres han sido deshumanizados, aislados.

  Y el indio se siente desgraciado: “..no había habido peor desgracia en la vida que pertenecer a la raza indígena de que emanamos, pues ya sea por nuestra poca expresión o por la suma indigencia en que vivimos, que nos hacen sufrir demasiado; y como ya no tenemos más fuerzas para tanto mal, nos hemos resignado a implorar protección…”. Pero no todos tienen la misma conciencia que este cacique chiriguano de 1874 (citado en Susnik 1968, I: 7).

  Y la tragedia indígena se apaga en el silencio de la muerte.

(x) De su libro: “Una nación, dos culturas”. RP ediciones.CEPAG. (mayo 1988; Asunción, Paraguay )

Agustín Pío Barrios

RICHARD STOVER

"Me costó tiempo y dinero ir tras las pistas de Mangoré" (x)

El investigador de Agustín Barrios, autor del libro considerado la biblia para los mangoreanos, trabaja en una reedición. Tras 20 años, arroja nuevos datos sobre la vida del gran guitarrista paraguayo.

                                                                                                                            por Roberto Gómez Palacios
                                                                                                                                     rogomez@uhora.com.py
                                                                                                                                 

 
DOS DÉCADAS DESPUÉS DE HABER LANZADO EL LIBRO QUE SE CONSIDERA LA BIBLIA PARA LOS MANGOREANOS, EL ESTADOUNIDENSE RICHARD STOVER PREPARA LA REEDICIÓN DEL MATERIAL SEIS RAYOS DE PLATA, CON ALGUNOS CAMBIOS Y NUEVOS DATOS.

 El interés y la cantidad de información que surgieron respecto a Agustín Barrios desde 1992 hicieron que surgiera este emprendimiento, que condensará 450 páginas frente a las 250 que tuvo la edición anterior.El libro se lanzará a fin de año y estará hecho enteramente en Paraguay, en honor al país que vio nacer al genio compositor, considerado el Chopin de la guitarra.

–¿Qué datos nuevos surgieron sobre Barrios?

–Los decretos que dicen que Martina Ferreira de Barrios, madre de Agustín, fue nombrada docente en Villa Florida poco antes del nacimiento del niño, y que su padre, Doroteo, llegó a esa ciudad como vicecónsul de la Argentina.

–¿Queda la duda del lugar donde nació Mangoré?

–Esos datos no quieren decir necesariamente que Mangoré haya nacido en Villa Florida. Pero en esta edición del libro ese tema está más abierto, porque también hay evidencias de que después del nacimiento de Agustín la madre pasó a ser docente en San Juan Bautista, en 1887.

–¿Importa el lugar donde pudo haber nacido?

–No. En mi primer libro no tenía evidencias muy claras al respecto, pero ahora sí. Hay que diferenciar un documento que corrobora algo de una leyenda popular, y como investigador me baso en eso. Es correcto que San Juan pelee esto porque también fue territorio de Barrios.

–De hecho hay un acta de bautismo de Mangoré registrada en San Juan...

–Hay que considerar que los curas eran ambulantes en aquellos tiempos. Lo que sabemos es que ahora aparecen más mobiliarios de la familia Barrios en San Juan y Villa Florida. Qué fácil hubiera sido si existía entonces el registro civil en esa parte del Paraguay.

–¿Cuesta mucho investigar a Mangoré?

–Cuesta. Hay que estar días en archivos de gobiernos, en hoteles, en países, buscando datos que encontrarlos requieren horas, días, meses, años. Me costó bastante tiempo y dinero ir tras las pistas de Barrios, pero me gusta y no es algo penoso, sino muy interesante.

–¿Le trae beneficios investigar sobre él?

–Gano de lo que se venden de las ediciones que se han hecho del libro, de las partituras que he editado, pero no puedo vivir de ello. A nivel personal hacer mi trabajo es un placer y creo que estoy contribuyendo en algo que va a tener valor para el futuro, porque Barrios siempre va a tener valor musical en el mundo de la guitarra.

–¿Cómo comenzó a investigar a Barrios?

–En el año 62 conocí al guitarrista salvadoreño Juan de Dios Trejos, quien estudiaba con Barrios. Para mí fue fascinante la historia que me contó y me dijo que si alguna vez estudiaba guitarra clásica buscara un maestro como Mangoré.

–¿Estudió?

–Volví a California y estudié. Luego comenzó la curiosidad sobre Barrios. 11 años después de estudiar guitarra volví a la Universidad de California a estudiar Musicología Latinoamericana y me gradué con una tesis sobre Agustín Barrios, en 1975.

–¿La tesis fue la base de su libro?

–La tesis la publiqué un año después, pero no fue la primera versión de este libro porque no había venido a Paraguay . Y ello era muy importante en el trayecto mangoreano.

–¿Qué cambió desde su primera venida hasta ahora?

–Diría que hay un poco más de información sobre Agustín Barrios Mangoré y la guitarra clásica.

APASIONADO

Richard Stover quedó tan maravillado con el Paraguay que tiene un pequeño terreno en el departamento de Cordillera, donde viene cada año con su esposa.

Su libro Seis rayos de plata fue considerado por muchos como el libro más completo sobre la vida y obras del paraguayo Mangoré. Ahora lo prepara con cambios, porque en el primero hubo datos inconclusos y otros erróneos.

El estadounidense lleva más de 30 años investigando los rastros de Mangoré, lo que lo llevó a varios países de América y Europa. Antes de escribir su obra, poco y nada se conocía sobre Barrios.

(x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA, sábado 22 de agosto de 2009, Asunción, Paraguay.

Del karamaguá de los recuerdos…


 
Carlos Miguel Jiménez (x)

por: Juan Manuel Chamorro Damus

(Periodista radial)


 Conocí a Carlos Miguel Jiménez, allá por el año 1951, transitando por las calles de Asunción.
Su estampa de hombre culto, de armoniosas palabras, traducían un eterno verbo de amor por lo bello, por lo hermoso, por lo lindo que tiene la vida.


 Equilibrado hasta lo infinito, amaba la majestad de la justicia.
Justicia para todos por igual, en la misma medida. En el mismo grado para los de arriba y para los de abajo, sin paños tibios, ni términos medios. Masticaba las palabras al hablar; era como un permanente subrayado en mayúsculas. Suave y pausado modulaba sus expresiones con calidez. Y su verbo era el amor. El amor por el amor mismo. Amor por la Patria que lo vio nacer. Amor a la belleza inmaculada de la mujer paraguaya, su sonrisa, sus ojos cadenciosos, y la esbeltez de su morena figura al andar, como si fuera mecimientos de juncos


 La grandeza del amor de Carlos Miguel Jiménez, trasciende en el amor por su pueblo. Amor que lo enternece hasta las lágrimas; porque él siente, sabe, presiente la eterna lucha por la sobrevivencia, el hambre, la miseria, la desnudez en el frío que cala los huesos, inmisericorde en su soberbia de todos los días.


 Carlos Miguel Jiménez al cantarle a la Patria, escribió su homenaje, su himno de amor a su pueblo, entrañable himno de amor a los hombres y mujeres del bendito Paraguay eterno.
Carlos Miguel Jiménez “Mi patria soñada“.

.
 ¿ Por qué "Flor de Pilar", Carlitos?
 "Porque soy hijo bien nacido del Ñeembucú.
Amo a la mujer Paraguaya. Su ternura me ganó el corazón".


 
Carlos Miguel Jiménez, nació en en Pilar, Capital de Departamento de Ñeembucú el 5 de julio de 1914. Dueño de sus silencios, en la magia de éstos, pergeñó el homenaje más sublime en su sublime alma de poeta ofrendario y galano:


 "Será preciosa como la rosa la guaireñita,
 Y la asuncena, blanca azucena parecerá,
 Más con la gracia llena de magia de su sonrisa,
 Siempre la vence la pilarense, mi resedá".


 
( Letra: Carlos Miguel Jiménez- Flor de Pilar. Música: Agustín Barboza)


 Gradualmente de a poco, Carlos Miguel Jiménez, dejó de ver la luz. Digno de sí mismo, jamás aceptó dádivas. Corría el año 1953, hacía poco tiempo, yo había comparado de Atilio C. Bajac ZP9 Radio La Capital, ubicada en el 900 del dial, y con estudios en la calle Chile casi frente a APA- Autores Paraguayos Asociados-. Cierta mañana, al promediar la misma, me encontraba en mi despacho tecleando la máquina de escribir, en la redacción de noticias para nuestro servicio noticiero, cuando siento unos suaves golpes en la puerta.  Cosa extraña me dije, lo que llamó mi atención, es que nadie del personal tendría tanta prudencia conmigo, dentro de la celeridad radiofónica. Insistieron los breves y suaves golpes. "Adelante", dije y lentamente fue abriéndose la hoja de la puerta, para dar lugar a la figura de Carlitos Miguel Jiménez.


 Tras el efusivo abrazo cordial recíproco, lo invité a sentarse; y por varios minutos, departimos vocablos más, vocablos menos, dentro de ése hermoso y extraño mundo del romanticismo poético. Cuando languidecía nuestra conversación, extraje del bolsillo, un billete de no sé cuántos guaraníes y al alcanzárselo le dije: "Diculpame Carlitos. Te ruego que me aceptes éste billete". Con un ademán tajante me lo rechazó, al tiempo que  me decía: "No vine a buscar dádivas, sino a visitar a un amigo y al amigo no se ofende". “Pero por favor Carlitos, no te ofendas, tampoco quise hacerlo. Vos me conoces muy bien, jamás te ofendería, por lo mucho que te aprecio, que te admiro y te respeto. Solo quería  coadyuvar contigo a paliar contigo algunas urgentes necesidades que pudieras tener, si necesitares. Te pido disculpas de todo corazón” .


 "Te disculpo Juan Manuel, no esperabas menos de ti. Y en éste caso, si de verdad quieres ayudarme, acepta mi trabajo como glosista de música paraguaya para tu radio". Instantáneamente repuse que sí, que para mí era un verdadero honor contar con su presencia y colaboración; y allí mismo quedó sellado el acuerdo que permitió su incorporación al estadio artístico de nuestra emisora.


 Luego de esto, lentamente y con gran prudencia, midiendo sus palabras, dijo: " Como podrás observar, por mí mismo no estoy en condiciones de escribir, me tendrás que facilitar alguien que pueda que pueda recibir mis dictados a máquina. ¿Tienes a ésa persona?. "Claro que la tengo Carlitos” y de inmediato llamé a la Contadora -buena dactilógrafa-; y se la presenté. Luego, cuando quedamos nuevamente a solas, me dijo: "Ahora sí Juan Manuel, puedo recibir de ti, ése billete de tantos guaraníes, a cuenta de mi trabajo, naturalmente por el que te firmaré el recibo correspondiente".


 Así, Carlitos Miguel Jiménez, comenzó a trabajar por largo tiempo con nosotros en ZP9 Radio La Capital, luego Radio Comuneros. Confieso que nunca jamás en toda mi vida profesional del micrófono, jamás leí glosas tan maravillosas, como aquellas escritas por Carlos Miguel Jiménez. Eran tan profundas, tan elocuentes, de tanta paraguayidad tricolor, que de solo decirlas, eleva el espíritu hasta dimensiones extremadamente superiores.


 En sus glosas hablaba Carlitos, de tigres y pumas en la espesura salvaje, hablaba de una Patria sin tiranos ni tiranías; de un pueblo feliz con el pan diario de la libertad; hablaba de espigas y mieces rubias en flor, columpiándose en la majestad del verbo campesino; hablaba de la mujer paraguaya, como de la diosa bendita de belleza eterna, con la sabiduría de la ternura de su dulce encanto de miel silvestre.


(x) Gentileza de Brunildo Martínez, quien recibiera este escrito –que suponemos inédito hasta hoy…- de Susana Villalba, a quien extendemos también nuestro agradecimiento.

Del karamaguá de los recuerdos..

FA-RE-MISCOPE

A  pedido de numerosos internautas reproducimos la portada (diseño:Fiorello Botti) de la edición (que se publicaba cada fin de año..), de FA-RE-MISCOPE; edición No.16, diciembre de1956.

Los artistas que aparecen (de arriba hacia abajo): Prudencio Jiménez

            Ramón Mendoza

            Leonardo Figueroa

            Cayo Sila Godoy

            Athos Bernal

            Armando Rivero

            Digno García

            Juan Carlos Miranda

            Wilma Ferreira

    Y ya que estamos urgando en el Karamaguá de los recuerdos, reproducimos a continuación un escrito firmado por nuestro colaborador Ulises, y que se publicara en nuestra edición  No. 17, Año 4, de los meses de mayo/junio de 1957 (es decir: hace más de medio siglo atrás!):

BAJO EL CIELO GUARANÍ

                                                                                                                                      por: Ulises

  Desde el año pasado se viene irradiando por Z.P.7 y Z.P.A.7 “Radio Guaraní” nuestra audición con el título de “Bajo el Cielo Guaraní” en colaboración con la citada emisora. Su horario inicial fue los días jueves de 16 hs. a 16 y 30 hs, pero en Enero del cte. año, pasó a irradiarse los domingos de 8 a 8 y 30 hs. Diversos animadores tuvo nuestra audición desde sus albores. Así, Elida Fleitas, René Adolfo Becker, Wilfrido Sanabria; y últimamente, Juan Manuel Fretes y Miguel Angel Rodríguez. Todos ellos grandes valores de nuestra radiofonía. En la mesa operadora, con más continuidad, ejerció de contralor técnico, Augusto López, con una eficiencia notable para el éxito de la audición.

  El programa es a base de discos con música paraguaya matizada con glosas. Para los libretos se obtuvo la valiosa colaboración de René Adolfo Becker y Cirilo R. Zayas, y a veces, de Bernardo Garcete Saldívar, quien lleva la dirección general del programa.

  Desde el comienzo “Bajo el Cielo Guaraní” tuvo y sigue teniendo un éxito de magnitud extraordinaria. No apuntamos esto en el signo convencional de las cosas, porque es de nosotros la audición. No. Tal véz por su originalidad, si buscamos el factor del éxito, es lo que llama al atención oyente, en especial en el exterior y…a los amigos del Paraguay . A cada oyente que escribe se le remite un banderín con los distintivos de Radio Guaraní y nuestra Revista. Cartas hemos recibido de Chile , Argentina , Uruguay , Bolvia, Perú y Brasil, con terminos halagadores tanto a la fidelidad de la emisora como la orientación dinámica que le imprime la dirección. Esta circunstancia (somos muy Orteguitas…) ha promovido consideraciones meritoria.

  Actualmente viene contando con la animación de Juan Manuel Fretes, alternando con Miguel Angel Rodríguez. Fretes, ganador del Premio FA-RE-MI 1956, como el mejor locutor del año, ha venido convirtiéndose en figura familiar para los oyentes del exterior con su anema dicción. Rodríguez, actualmente Jefe de Programas de Radio Guaraní, viene perfilándose como el mejor locutor de nuestra radiofonía, con un estilo brillante y positivo.

ACOTACIÓN DE FA-RE-MI:

 Más tarde, este programación pasó a Radio Nacional del Paraguay, con el título de “Bajo el Cielo del Paraguay ”, especializándose en las andanzas de los artistas compariotas que difundían la música paraguaya por el mundo. Pero esto, ya es otra historia…-

Memoria viva

 

La Magdalena (x)

Una mujer invita a unos músicos a ir a su casa a tocar, pues su hijo había muerto. Luego de recorrer un trecho, llegan al cementerio. Y la guía desaparece.

 

por: Mario Rubén Álvarez
(Poeta y periodista)
alva@uhora.com.py

  Hay polcas que los músicos de antaño evitaban ejecutar. Consideraban que tocarlas era atraer inevitablemente la desgracia, ocasionar una muerte o algo menos trágico, pero también grave para una persona, un grupo o la comunidad entera.

  Por lo tanto, la mejor manera de no atraer tragedias con las cuerdas de los instrumentos y las voces de los cantores era esquivar el compromiso, alegar ignorancia o excusarse de interpretar la pieza solicitada por una persona o un auditorio. Solo muy contados --generalmente guitarristas a quienes no acompañaba nadie-- artistas de pueblo incluían en su repertorio las canciones que otros dejaban de lado.

  Como un tipo de compuestos relata asesinatos, algunos sostenían que cantarlos traía mala suerte a los que se atrevían a reabrir en la memoria heridas del pasado e invocar --indirectamente-- al ánima del fallecido. El aludido podía aparecérseles en sueños a los que habían escuchado la historia de sangre de la que fue protagonista. O asustarles en algún recodo del camino, provocar ruidos ensordecedores e impedirles que duerman a la noche.

  Con ciertos poetas ocurría lo mismo: se negaban a transitar el género del compuesto, cuyo tema fuese la muerte de una persona. El argumento para negarse tuvo que haber sido el mismo que esgrimían los músicos.

  La actitud de los que expresan los sentimientos populares mediante la palabra y la melodía, sin embargo, cambió en parte cuando el Dúo Quintana (Carlos)-Escalante (Martín) grabó Mateo Gamarra. La composición narra de qué manera Delfina Servín le descargó un revólver a su concubino que bailaba con Emilia Ortiz, el 12 de octubre de 1931, en el Puerto Guaraní, Departamento del Alto Paraguay.

  Como la grabación había popularizado la pieza poético-musical a través de las radios y sus intérpretes eran prestigiosos, respetados y exitosos, los que se rehusaban a complacer pedidos de compuestos modificaron su actitud de rechazo y hasta desprecio en determinados casos.

  Así como los compuestos eran desdeñados por ser de "mal agüero", había una música considerada maléfica y a la que ni siquiera había que nombrar. Se llamaba La Magdalena.

  Juan Max Boettner, en su relevante Música y músicos del Paraguay (1), recoge el testimonio de un tal Pablo Pedro Maldonado acerca de esa obra misteriosa y, al mismo tiempo, peligrosa.

  "(Unos compañeros míos) venían de vuelta de tocar de un baile un poco alegres y encontraron en el camino un grupo de cruces y resolvieron darle una serenata a esos seres. Empezaron a tocar La Magdalena; así estaban cuando notaron la presencia de una mujer que venía llorando. Con gran desconsuelo les pidió que fueran a tocar a su casa, pues se le había muerto un hijito. Ellos accedieron y la mujer, caminando adelante, los guiaba.De repente, sin darse cuenta, se encontraron en las puertas del cementerio El Mangrullo. Había desaparecido la mujer. Esto le pasó al violinista Isidro Benítez, jurando desde entonces no tocar más La Magdalena", concluía Maldonado, en una carta que le escribió al musicólogo, en 1956.

  La Magdalena era una polca de autor anónimo. Su fama de convocar a los espíritus que adquirían forma humana la condenó al silencio, primero, y al olvido, después. Hoy pertenece al folclore extinto.

(1) Boettner, Juan Max. Música y músicos del Paraguay . Asunción, 2000. Pág. 200.

(x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 12 de setiembre de 2009, Asunción, Paraguay.

ACOTACION DE FA-RE-MI: En la 3.Parte de nuestra sección DEL PARAGUAY PROFUNDO,

se puede leer el escrito del Dr. Juan Max Boettner sobre el tema de la Magdalena.

-Fragmento-

Diccionario del Paraguayo Estreñido (x)


por: Helio Vera
(Escritor/Periodista)


  Alimaña: En Paraguay , legislador que, teniendo un partido o perteneciendo a uno muy pequeño, se deja convencer por fuertes e irrebatibles argumentos "doctrinarios y filosóficos" para hacer carpa aparte y, oh casualidad, apoyar al gobierno.

  Argel: Persona que cuando usted le pregunta cómo le va, ella le cuenta.
(...) Sujeto que te despierta de madrugada y te pregunta si estás durmiendo.

 
Beneficencia: Actividad que los altos funcionarios practican consigo mismo, con los recursos del Estado.

  Campaña electoral:
publicidad encubierta de marcas de pastas de dientes.

  Carguitis: Enfermedad endémica que se encarniza especialmente en la clase política paraguaya, donde produce pavorosos estragos. La carguitis tiene una presencia más firme que el bocio, la fiebre amarilla, la peste bubónica, la aftosa, la tuberculosis equina, el paludismo, el dengue y la fiebre tifoidea.

  Consejo de la Magistratura: Órgano creado por la CONACO de 1992 para organizar la distribución, ordenadamente y por turno riguroso, de los cargos judiciales entre los parientes, cuates, chuchuis, cuñados indios y operadores políticos de confianza de los capos de la República.

  Consultor: Extranjero contratado para contarnos los problemas que ya conocemos, nos recomienda las soluciones que ya sabemos y que, generalmente, no sabe lo más importante: de dónde sacar los medios para realizarlas.

  Ñaupa: Personaje que vivió en un tiempo remoto, de ubicación imprecisa y de probable origen mítico. En su época, contemporánea de la Última Thule de los caballeros del rey Arturo y de la Atlántida destruida por un terremoto, los altos funcionarios del Estado no robaban, los parlamentarios hablaban para decir algo, los sinvergüenzas tenían vergüenza, se podía comer dos veces al día y, quién lo creería, los atorrantes no daban cátedras de moral.

  Quilombo:
Establecimiento limpio y ordenado, donde se cumplen rigurosamente los horarios y los turnos, se respetan las jerarquías y se pagan los aranceles de acuerdo con la calidad del producto. Por una inexplicable confusión semántica, alguna gente  cree que el Paraguay es un quilombo.

 
Terna: Lista de tres individuos, dos de los cuales cumplen el incómodo papel de relleno, para justificar la designación del más inútil en un cargo de relevancia.

(x) De su libro: ”Diccionario del paraguayo estreñido”, lenzado el 25 de agosto de 2006. Editado por Servilibro, Asunción, Paraguay

Más información sobre HELIO VERA, hacer click aquí

 DOROTHY BLATT, DOCENTE DE LENGUA EXTRANJERA

Eligió al Paraguay para su exilio voluntario hace más de 60 años (x)

por Elvira Olmedo Zorrilla

Paula, de 22 años, y Ana Paula, de 9 meses, con la bisabuela Dorothy, y su hija Evelina, más conocida como “Pupi”, en la sala de su residencia, en Asunción.

  Dorothea Jeannett Gumpert de Blatt abandonó su Alemania natal por no estar de acuerdo con el gobierno de Adolfo Hitler y se exilió voluntariamente, hace más de 60 años, en el Paraguay, donde muy pronto se  ambientó y empezó a enseñar inglés. A sus 99 años cumplidos el 17 de junio pasado, tiene una vida colmada de recuerdos, anécdotas y vivencias de momentos históricos.

  Gracias a su conocimiento de inglés, Dorothy Blatt encontró rápidamente trabajo en la Embajada de  Estados Unidos, que funcionaba en aquel momento en el edificio donde hoy está el rectorado de la Universidad de Asunción, sobre la avenida España.   

  En 1942 se fundó el Centro Cultural Paraguayo Americano y uno de los integrantes del comité directivo invitó a la señora Blatt a formar parte del plantel de profesores del Centro. Ella, junto a otros profesores, fueron los primeros en enseñar desde los inicios de la institución.   

  Entre las tantas anécdotas que tiene para contar, recuerda con una sonrisa sus inicios en la docencia. La habían convencido diciéndole que poseía un don especial, y fueron aquellas palabras tan oportunas que trazarían en su vida un propósito tan valorable y abnegado como es la educación.   

  También su hija Evelina, más conocida como “Pupi” , nacida en Asunción, es profesora de inglés, y constituyen dos generaciones dedicadas a la enseñanza.   

  Dorothy Blatt, mi madre, es un ejemplo de entrega, responsabilidad, puntualidad y dedicación como docente de lengua extranjera y deja una lección para las nuevas generaciones de docentes contada a través de sus vivencias de casi un siglo de vida, dijo su hija Pupi.   

  
La señora Blatt recuerda que no hablaba castellano. Tenía un libro de bolsillo para viajeros del alemán al castellano y en los primeros tiempos en el Paraguay lo consultaba frecuentemente para  darse a entender.   

  “Cuando llegamos al Paraguay hacía un año que terminó la Guerra del Chaco, el país estaba devastado. Parecía que era un pueblito, pocos habitantes, calles de tierra, vegetación exuberante, le denominábamos el infierno verde”, nos dijo durante la entrevista, centrándonos en su mirada que dejó ver sus lindos ojos azules.   

  Manifestó que desde que llegaron con su esposo al Paraguay recuerda que las primeras semanas vivieron en un hotel de Asunción, ya desaparecido, desde donde se veían muy bien el río Paraguay y la Chacarita.   

  Contó que, inicialmente, tenían proyectado de ir al Uruguay, pero luego prefirieron quedarse en el Paraguay porque ya se acostumbraron rápidamente al ambiente social debido a la cordialidad de la gente.   

 
Afirmó que  le gusta del Paraguay  la amabilidad de la gente,  pero no el clima veraniego, al que nunca se acostumbró. Recuerda con nostalgia que el municipio de Essen, en Alemania, le enviaba cada fiesta de fin de año una tarjeta firmada de puño y letra por el intendente de su  ciudad.   

Exilio voluntario  

  La señora Blatt explicó que eligieron Paraguay para su exilio voluntario porque económicamente es lo que más les convenía.
Y dijo que no se queja, al contrario, tuvieron una existencia feliz y muy barata.   

  Refirió que toda la vida familiar transcurrió muy agradable y tranquila en comparación a la continua violencia que había en Alemania.   

  “Abandoné mi Alemania natal por no estar de acuerdo con la situación política vivida en esa época en que era gobernada por Adolfo Hitler”, dijo doña Dorothy,  a la vez de agregar que en el denominado holocausto judío propiciado por Hitler perdieron la vida 6.000.000 de judíos.   

  Cuando Hitler llegó al poder, organizó una policía estatal, la Gestapo, y persiguió a los comunistas, a los socialdemócratas, a las organizaciones obreras, a los antinazis, a los judíos (a los que quería exterminar), e incluso a las iglesias, contra las que chocó porque él quería controlar a la juventud.   

  Para hacer realidad sus ideales, lanzó proclamas simples sobre la superioridad de la raza alemana y decía que el destino la había llamado para hacer que los alemanes dominaran  el mundo.

  Quería que el dominio de la Alemania nazi sobre Europa hiciera feliz a todos los alemanes.   
   
  Hitler, a fines de 1937, decidió reunir a todos los países de lengua alemana, antes de que las potencias de occidente hubieran acabado de prepararse para la guerra que comenzó en 1939.

(x) Cortesía del diario ABC COLOR, domingo 8 de agosto de 2009 ( Asunción, Paraguay

Memoria viva

(El) Pájaro Chogüi

por: Mario Rubén Álvarez
(Poeta y periodista)
alva@uhora.com.py

 

  Quien busca la vida de las canciones populares paraguayas o íntimamente ligadas a ellas, anda a veces detrás de huellas que no llevan a ningún lado, de pistas que regresan al mismo punto de partida. Se encuentran datos dispersos, pero no escritos, o testimonios personales que pueden dar coherencia al relato del nacimiento de una obra y las coordenadas de su autor. La conclusión que dicta el desaliento es, entonces, que hay historias que nunca se podrán escribir con un mínimo de rigor.

  Lo que se aprende de este oficio de contar el nacimiento de las canciones, sin embargo, es que el fracaso no siempre tiene pasaporte definitivo. Que, de la manera más inesperada, emerge de pronto el callejón con salida.

  El pájaro chogüí, o sencillamente Pájaro chogüí, es una polca que aparece en las carátulas de los discos como de la autoría de un tal Indio Pitaguá. O de Pitaguá, simplemente.

  Uno de los escasos escritos que hablan de Pytaguá - con la aclaración de que en guaraní significa extranjero- es el libro de Miguel Ángel Rodríguez (1). Citando a los músicos argentinos creadores de música paraguaya, menciona al "pianista franco-argentino Jean Pedester", y refiere a continuación que éste, a sugerencia del cantante paraguayo Samuel Aguayo, "optó por el seudónimo de Pytaguá". Aunque no lo menciona, esta alusión solo puede ser al creador de la letra y la música de El pájaro chogüí.

 
El 2 de marzo de este año, sin embargo, comenzaría a asomar la luz al final del túnel. Ese día Hilda Breer - cantante lírica, locutora, actriz, poeta y profesora de Canto nacida en Argentina, en 1931, y radicada hoy en Alemania, tras vivir 25 años en Venezuela- me escribe y me dice que quiere pasarme datos acerca de su hermano, quien era "un enamorado de su país", autor de Pájaro chogüí.

  Lleno de felicidad, le pregunto si ella es la hermana de Jean Pedester. "Creo que está muy mal informado", fue su respuesta a vuelta de e-mail. En otro, me aclaraba que su hermano Guillermo Breer, de padres alemanes, fue el autor de la letra y de la música de Pájaro chogüí.

  Ella menciona que la obra es de 1945 más o menos, pues ella tenía 14 ó 15 años cuando la oyó por primera vez en Buenos Aires. "Recuerdo que él tocaba (en el piano) la melodía para que yo diera mi opinión.
Era en su casa. Mi hermano sabía muy bien de mis condiciones musicales", escribe ella.

  Guillermo habría nacido en Buenos Aires, en 1916. La diferencia de edades entre Hilda y su único hermano es de 15 años, según menciona la señora, que sigue dando conciertos. El músico y compositor tuvo un hijo, Edgardo Roque Breer, quien a los diez años "enfermó de epilepsia" y - supone ella- viviría en Bolivia .

  En su blog - http://hildabreeryahoode.blogspot. com/- llamado "Los duendes que me acompañan", ella dice que su hermano era tan ingenuo como ella, porque, a pesar de que la obra está debidamente registrada en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), hubo quienes sacaron más ventajas que él.

  La fama de Pájaro chogüí es universal. La polca se presenta a veces como joropo venezolano, tal vez porque Néstor Zavarse, Juan Vicente Torrealba y otros la grabaron con inusitado éxito. Lo mismo hicieron Luis Alberto del Paraná y el español Julio Iglesias, así como tantos otros.

  La letra de la canción cuenta la leyenda de un indiecito guaraní que cayó de un árbol y se convirtió en el pájaro chogüí. Tal vez este pájaro, en la ornitología paraguaya, sea el sái hovy, conocido como saijovy, un pájaro de plumaje azul que responde a la descripción de los versos.

  Por haber elegido el ritmo de polca - que no pudo haber conocido sino por vía de los artistas compatriotas- y utilizar como seudónimo Pytaguá ( como la "y" hace también en el español funciones idénticas a la "i", pudo haber prevalecido en la escritura ésta), es indudable la vinculación de Breer con los músicos paraguayos. Chogüí puede ser la desvirtuación de choguy o chovy, dada la dificultad para pronunciar la "y" como vocal gutural. O, acaso, un correntinismo.

  Hilda cree que su hermano murió alrededor de 1995, en Buenos Aires.

(
1) RODRÍGUEZ, MIGUEL ÁNGEL. Semblanzas biográficas de creadores e intérpretes populares paraguayos. Asunción, Compugraph, 1991. Pág. 10.

El argentino Guillermo Breer - que firma como Pitaguá- es autor de una de las polcas más universales.

 

(El) Pájaro Chogüí

Cuenta la leyenda
que en un árbol
se encontraba encaramado
un indiecito guaraní,
que sobresaltado
por un grito de su madre
perdió apoyo
y cayendo se murió.

Y que entre los brazos maternales
por extraño sortilegio
en chogüí se convirtió.
Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
qué lindo está mirando allá.
Mirando allá, volando se alejó.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
qué lindo es, qué lindo va
perdiéndose en el cielo azul turquí.

Y desde aquel día
se recuerda al indiecito
cuando se oye,
como un eco, a los chogüí.

Es el canto alegre y bullanguero
del precioso naranjero
que repite su cantar.

Canta y picotea la naranja
que es su fruta preferida,
repitiendo sin cesar:

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
qué lindo es, qué lindo va
perdiéndose en el cielo guaraní.

Letra y música: Guillermo Breer

(x) Gentileza del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 23 de mayo de 2009

( Asunción, Paraguay ).