MARIO HALLEY MORA (x)

 

por: Ivaní Amambay y Daniel Torales
creadores_almaguarani@yahoo.com

 

Una pluma brillante de periodista, dramaturgo, narrador y poeta. Y también un hombre amable, honrado y muy ”familiero”, que vivió los últimos años de su vida rodeado del cariño de su amada familia.

Mario Halley Mora nació el 25 de setiembre de 1920 en la antigua Ajos, hoy Coronel Oviedo, en el departamento de Caaguazú; hijo de Miguel Halley y Elisa Mora. De niño era introvertido, observador, curioso, fantasioso y solitario, actitudes que lo llevaron luego a desarrollar su vocación originada en esa infancia rodeada de naturaleza, que Mario gustaba explorar.

En su juventud fue nutriendo su memoria de experiencias literarias importantes que sirvieron de base a sus creaciones: grandes obras científicas e importantes novelas, como así también los clásicos españoles y las fantasías de Julio Verne, entre otros libros. Y luego se ocupó de la técnica teatral, aprendiendo todo sobre la estructura del teatro, el contenido, los diálogos, etc., para aplicarla inmediatamente.

Ya a fines de la década del ´40, Mario ingresó como operador de sonidos en Radio Teleco. Fue allí donde tuvo la oportunidad de demostrar sus cualidades de libretista teatral. Era la época en que se emitía el programa “La Pensión de Doña Liga”, con grandes figuras teatrales como: Ernesto Báez, Carlos Gómez, Emigdia Reisófer, Alcibiades Barba, Alex Sollberg, Leandro Cacavelos, entre otros. Un día, el libretista, Néstor Romero Valdovinos, faltando una hora para el programa, llamó para avisar que estaba enfermo; por tanto, no envió los libretos, Entonces, Halley Mora, que conocía la esencia del programa, se ofreció para escribir el libreto; lo dejaron probar y en 30 minutos lo tuvo listo. En 1954, el programa se trasladó a Radio Paraguay y cambió de nombre por el de “La Pensión de Ña Lolita”, donde don Mario se desempeñó como libretista permanente. De este exitoso programa surgieron grandes actores como Rafael Rojas Doria y César Álvarez Blanco conocidos como “Los Compadres”, Sergio Enrique Dacak, Roque Sánchez, Graciela Pastor, Sara Rivas, entre otros. Este programa fue emitido hasta mediados de la década del ´60.

En esa época también ingresó como redactor al diario La Unión, y se desempeñó como crítico de arte. En cierta ocasión debió asistir a la obra de Manuel Frutos Pane, ”La Lámpara Encendida”, y luego escribir su comentario sobre la misma. A pesar de los esfuerzos de la compañia Báez-Reisófer-Gómez que interpretaba, la obra no convenció en absoluto a Halley Mora, quien publicó su comentario sincero en el diario. Dejando entrever su enojo, Ernesto Báez se acercó a Mario y lo desafió a escribir una obra mejor que la de Frutos Pane. Así, como queriendo ganar ese desafío, nació la primera obra teatral de Mario Halley Mora: ”En Busca de María”, que a instancias de Emigdia Reisófer, Ernesto Báez accedió a estrenarla en el año 1956. Allí se inició también una estrecha relación con Ernesto, quien luego estrenó cerca de 50 de otras obras de Halley Mora.

 

”Mi Grillo y Yo”, escrita junto con Carlos Gómez, fue la segunda obra de Mario y a ésta siguió el éxito de 1959, ”El Impala”. A partir de allí, surgieron más de 60 obras de la pluma teatral de Mario Halley Mora, entre ellas: ”El Último Caudillo”, ”Testigo Falso”, ”La Madama”, ”Plata Yvyguy Rekávo”, ”Interrogante”, ”Un Rostro para Ana”, y ”Un Traje para Jesús”; la mayoría de ellas interpretadas por la compañia de Ernesto Báez y Carlos Gómez, y por ”Los Compadres”. Esta cantidad de obras lo convirtieron en el creador teatral  que más ha aportado a este género en el país.

En el plano narrativo sobresalen: “La Quema de Judas”, su primera novela que obtuvo el 2º. premio en el concurso del diario La Tribuna en 1965; la laureada novela “Los Hombres de Celina”, premiada como mejor del año 1983, “Raíces de la Aurora”, es una novela inédita filmada como “La Sangre y la Semilla”, con adaptación de Augusto Roa Bastos. Otras novelas destacadas son: “Memoria Adentro”, “Amor de Invierno”, “Ocho Mujeres y los Demás”, novela más leída del año 1994, entre otras. También escribió una colección de cuentos: “Los Habitantes del Abismo”, “Cuentos y Microcuentos” y “Cuentos y Anticuentos”; el relato breve “Perrito” fue ganador del lº. Premio del concurso a nivel latinoamericano organizado por la Revue Française de París. Mario Halley Mora también realizó aportes didácticos a través de sus libros “Palabras Mágicas” y “Vamos a hacer Teatro”. Su único libro de poemas lo publicó en 1967 con el título de “Piel Adentro”.

Algo importante que mencionar son también sus obras teatrales más recientes: “Ramona Quebranto”, sobre novela del mismo nombre de Margot Michelagnoli, y “Loma Taruma”, zarzuela paraguaya con música del maestro Florentín Giménez, Y su última novela “Cita en el San Roque” que fue Premio Nacional de Literatura del año 2001.

Durante el régimen stronista se desempeñó como jefe de redacción del diario oficial del Partido Colorado, “Patria”. Esto generó una controvertida polémica en los “nuevos tiempos” ya que los hechos no se miraron con el cristal apropiado. En este punto, Mario siempre sostuvo que jamás mezcló su función política con la creativa y que no defiende la opresión del pasado, sino la incoherencia de todos los tiempos, asumiendo que existió represión en el autoritarismo y que formó parte de ella, llamándose al silencio como a una posible culpa, si es culpa.

En el campo de las historietas, con el seudónimo de Alex firmó las primeras historietas paraguayas bilingües, en castellano y guaraní, a las que dio guión. Halley Mora recibió en 1998 del Gobierno Nacional, la Medalla de Honor al Mérito, galardón otorgado como premio a su larga trayectoria y aporte a la cultura paraguaya. Y en noviembre de 1999, recibió la Mención de Honor de la Presidencia del Congreso Nacional por su obra “Yo anduve por Aquí”, una suerte de autobiografía.

Sus creaciones con música paraguaya más conocidas son “Luna Asuncena”, “Caballera Negra”, con música de Neneco Norton; “Canto a Encarnación” e “Yvoty Ñu”, con música de César Medina; “Recuerdos”, con Miguel G. Riveros y “Dulce Penar”, con Casto Darío Martínez.

Mario Halley Mora estuvo casado por casi 55 años con su querida esposa y compañera de toda la vida, Zunilda Merlo. De este matrimonio nacieron Francisco Genaro “Paco”, Hugo Manuel, Blanca, Pedro Miguel y Cecilia. Tuvo 17 nietos y 3 bisnietos.

El hombre que tuvo una vida plena de satisfacciones, que tuvo la oportunidad justa para demostrar sus cualidades literarias al iniciar su carrera, que amó a su familia y la consejó  como padre ejemplar, a esa gran familia que lo colmó de felicidad y que también le dio tristezas, ese gran hombre paraguayo, falleció el martes 28 de enero de 2003, a las 4:10 horas de la mañana como consecuencia de un agravamiento de su estado de salud en el Sanatorio Migone de Asunción, dejando un enorme vacío en sus seres más queridos y en la cultura nacional pero como toda persona que ha hecho grandes cosas en la vida, permanecerá a través de ellas en el recuerdo de todo un pueblo.

 

aljibe

 

 

ELVIO ROMERO (x)

 

por: Ivaní Amambay y Daniel Torales
creadores_almaguarani@yahoo.com

escritor, periodista y poeta. El más fecundo y leído fuera de su país y uno de los más sobresalientes de Hispanoamérica. Es el poeta de la vida cuyos símbolos son la justicia, la camaradería y el amor; el poeta de la sociedad paraguaya que trata de preservar sus raíces, las que él supo plasmar en sus poemas con fuerza y palabras esperanzadoras para su pueblo.
 
Elvio Romero nació el 12 de diciembre de 1926 en Yegros, departamento de Caazapá. Inició el proceso evolutivo de la poesía paraguaya, integrando la llamada “Generación del 40” junto a Josefina Plá, Hérib Campos Cervera, Augusto Roa Bastos y Hugo Rodríguez Alcalá. Luego de la guerra civil de 1947, con sólo 20 años de edad, partió al exilio: primeramente a la localidad chaqueño-argentina de Roque Sáenz Peña, y luego a Buenos Aires, Argentina, debido a que Elvio era militante del comunismo. Pero aunque permaneció todos los siguientes años de su vida en el extranjero, ya que luego del golpe que derrocó la dictadura regresó a nuestro país, pero sin fijar domicilio, nunca olvidó su patria, su tierra profunda, la que retrató en sus poesías.

En la capital argentina fue apadrinado por el poeta español Rafael Alberti, y se hizo amigo del poeta chileno Pablo Neruda, quien lo introdujo en los círculos de la poesía latinoamericana. Su primer poemario lo publicó en 1948, bajo el título de “Días Roturados”, subtitulado “Poemas de la Guerra Civil”, con una clara influencia de la poesía social de denuncia, contó con la presentación del mismo Rafael Alberti. Otro gran poeta, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, presentó el poemario “El Sol Bajo Las Raíces”, una mirada de Elvio a sus compatriotas.

Su obra, traducida a más de 15 idiomas en todo el mundo, lo llevó a recorrer los mayores centros culturales del planeta: La Sorbona de París, el Ateneo de Madrid, además de México, La Habana, Santiago de Chile, Brasilia, San Pablo y varios otros lugares y universidades de Asia, Europa, África y América, ya sea interpretando sus poemas o dictando conferencias. Vivió además en Cuba, Brasil, Francia e Italia.

Varios poetas han elogiado su obra, como Nicolás Guillén, quien le dedicó unos versos; al igual que Rafael Alberti, quien escribió los versos de “Elvio Romero, poeta paraguayo”; y los premios Nobel de Literatura: la chilena Gabriela Mistral, al decir que “pocas veces” sintió “la tierra como acostada sobre un libro”; Pablo Neruda calificó su poesía como “llena de fuerza y follaje”, y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias dijo que la poesía de Elvio Romero era “invadida por la vida, por el juego y el fuego de la vida”; y tantos otros poetas que valoran a través de opiniones y versos la poesía escrita y recitada por Elvio Romero, quien se hizo de un nombre entre las letras de la América hispana, con sus poemas que nunca dejaron de cantar a su tierra y a su gente del Paraguay.

Al haber estado en el exilio en la capital argentina, era evidente su amistad con intelectuales músicos de la talla de José A. Flores, Herminio Giménez, y tantos otros, incluyendo a compositores e intérpretes como los Hermanos Larramendia, que frecuentaban su domicilio. Fue así como Elvio Romero escribió los versos de dos de las obras sinfónicas más impactantes del repertorio paraguayo, con música del maestro Flores: “María de la Paz”, la paloma herida por la prepotencia de la guerra y la dictadura, que salió a recorrer el mundo buscando libertad, amor y paz; y “Pyharé Pyté”, dedicada al gran poeta guaireño Manuel Ortiz Guerrero, donde se narra su vida atormentada por el sufrimiento. Elvio Romero es también autor de varias composiciones que adquirieron gran trascendencia en el movimiento del “nuevo cancionero”, junto a Carlos Noguera, entre las que se encuentran “Color del Alba”, “Guitarra de Sembradores”, “Y Encima el Viento”, “Por Qué”; además de “Che Ropea Guýpe”, musicalizada por César Cataldo.

Entre su vasta producción se cuentan los poemarios: “Días Roturados” (1948), “Resoles Áridos” (1950), “Despiertan las Fogatas” (1953), “El Sol Bajo las Raíces” (1956), “De Cara al Corazón” (1961), “Esta Guitarra Dura” (1961), “Antología Poética” (1965), “Libro de la Migración-Yvy Ñomimbyré” (1966), “Un Relámpago Herido” (1967), “Los Innombrables” (1970), “Destierro y Atardecer” (1975), “El Viejo Fuego” (1977), “Los Valles Imaginarios” (1984), “Poesías Completas” Volumen I y II (1990), “Flechas en un Arco Tendido” (1994) y “Sus Mejores Poemas” (1996); y los ensayos: “Miguel Hernández, Destino y Poesía” (1958), “El Poeta y sus Encrucijadas” (1991) y “Fabulaciones” (2000).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

En 1991, ganó con su ya mencionada obra “El Poeta y sus Encrucijadas”, la 1ª Edición del Premio Nacional de Literatura. Desde 1995, se desempeñó como Primer Secretario y Agregado Cultural de la Embajada Paraguaya en Buenos Aires, ejerciendo un importante papel en el marco del desarrollo de la cultura y la educación en nuestro país. Estuvo casado con la guarambareña Elida Vallejos, con quien fue padre de su único hijo, Ariel.

Aquejado por varios meses debido a una operación que le afectó las cuerdas vocales, no logró sobreponerse a la misma, sufriendo un paro cardio-respiratorio en la madrugada del miércoles 19 de mayo de 2004, en Buenos Aires. Sus restos mortales fueron velados en la sede de la Embajada Paraguaya de la capital argentina y luego sepultados en el Cementerio de la Chacarita de esa ciudad.

Elvio Romero, poeta con personalidad y voz propias, con una vida dedicada íntegramente al arte de la poesía; hijo de un tallador de santos y de una madre que guardaba versos de Rubén Darío y Amado Nervo en un cuaderno que él descubrió clandestinamente, para luego nunca más dejar de cultivar la palabra a través de sus versos de lucha, fuego, amor y camino de esperanza.

 


Sanber

 

NÉSTOR ROMERO VALDOVINOS (x)

 

por: Ivaní Amambay y Daniel Torales
creadores_almaguarani@yahoo.com

La brillantez de su pluma se extendió como escritor, periodista, cuentista, guionista, poeta y todo tipo de expresión en que la palabra pudiera desarrollarse. Fue puntal de muchos periodistas que hasta hoy tratan de imitarlo, siguiendo sus huellas y su vida ejemplar.

Néstor Ulises Romero Valdovinos nació en Asunción el 26 de marzo de 1916. Siendo niño aún se trasladó con su familia a Villeta, por lo que no pocas personas lo confunden con un villetano; allí, los lugareños lo apodaron con respeto “doctorcito”, por su marcada inclinación hacia la lectura y por los conocimientos adquiridos en los libros, lo que lo convirtió en autodidacta.

Romero Valdovinos, destacado periodista, narrador y poeta, se consagró en la difícil tarea de ilustrar la opinión desde el periodismo; en su aporte teatral, su género fue el drama, composición de teatro de estilo tragicómico, basado en vivencias y sucesos reales, capaces de conmover e interesar.

Muy joven, con sólo 15 años de edad, ya incursionó en el periodismo, en el desaparecido diario “El Estudiante”, que actualmente es “Última Hora”. Trabajó además en radio, en programas cómicos y de entretenimiento, como “La Pensión de Doña Liga” y “La Tarde que se Va”, en ZP 3 Radio Teleco.

Durante su largo exilio en Argentina, hizo un importante aporte periodístico en los diarios bonaerenses “Crítica”, ya desaparecido, “Crónica”, además de los prestigiosos “La Razón” y “Clarín”. Al retornar a Paraguay, después de su prolongado destierro, contribuyó con su característica pluma amena, ágil e insobornable en el diario “La Tribuna” y fue jefe de redacción del diario “Hoy”.

Para el teatro escribió los guiones de importantes obras de marcado mensaje social, con ambientación e inspiración genuinamente paraguayas. Algunas de sus obras más conocidas son: “Sobre la Visa de los Exiliados”, con ribetes de alto contenido político, económico y social; “Mbokaja Ha`eño”, “El Nuevo Comisario”, “Perfiles Morenos” e “Hilario en Buenos Aires”, un puesta sobre las contradicciones y luchas cotidianas, mechadas con hechos jocosos de la problemática política y socioeconómica de los emigrantes paraguayos, una interesante obra donde se refleja una constante de nuestros compatriotas que buscan mejoras en el nivel de vida. Néstor Romero Valdovinos, como dramaturgo, es uno de los hombres más importantes como creador teatral; su temática, como se ha señalado, es en casi todos los casos costumbrista, reflejo de la problemática social del paraguayo. La prensa dedicó importantes espacios para realizar elogiosos comentarios sobre las piezas de su creación, señalando el gran aporte cultural de Romero Valdovinos.

Una triste anécdota en la vida de Néstor Romero Valdovinos fue que estando en Buenos Aires, en su obligado exilio, falleció su madre Evangelista Valdovinos en Paraguay,. Entonces, primando la indolencia por sobre todo razonamiento, el gobierno autocrático de aquella época le negó su regreso. Romero Valdovinos, sin doblegarse por este hecho, fue artífice de un acto muy singular, velando a su madre a la distancia, en la plaza Lavalle, frente al Teatro Colón, en Buenos Aires.

Escribió inolvidables poemas musicalizados, que son verdaderas joyas de nuestro folclore, tales como: “El Arribeño”, “Mitârusu Purahéi”, “Mi Canción Viajera”, “Guapo Che Rymba Buey”, “Tardes Asuncenas”, “Minero Sapukái”, “Más Allá del Río”, “Entre Paraguay y Corrientes”, “Ykua Rapére”, “Desde la Selva”, “Renacerá el Paraguay”, y la zarzuela musicalizada por el maestro Florentín Giménez, “Me Llaman el Arribeño”.

El 26 de diciembre de 1957, conoció a quien luego fue su esposa, en Buenos Aires, en la esquina de las calles Rivadavia y Colpayo, según cuenta ella misma, doña María “Maruja” de Romero, no vidente; adoptaron a dos hijos: Omar y Ulises.

Luego de una larga y penosa enfermedad, falleció en Asunción el 17 de diciembre de 1987, a los 71 años de edad.

(x) Del libro: “ Creadores del Alma Guaraní. Historias de los Grandes Compositores y Poetas Nacionales”, de Ivaní Amambay y Daniel Torales ã –Setiembre 2005-. FONDEC (2005);  Librería SERVILIBRO, 25 de Mayo esq. México (Asunción,-Plaza Uruguaya-.Paraguay). E-Mail: servilibro@highway.com.py. Prólogo: Marlene Sosa Lugo

 

Atardecer paraguayo