Rubito Larramendia, medio siglo de buen canto (x )

 

 

por: Miguel Angel Rodríguez

 

Una familia más dedicada a la música en el Paraguay constituyen los Larramendia. El mayor de estos juglares de Isla Sacã era Agustín, quien llenó una larga era de canto con los mayores cultores de la música paraguaya en la capital argentina . Junto a la orquesta Ortiz Guerrero de José Asunción Flores, formando el célebre dúo Larramendia-Cáceres con Cristóbal Cáceres y luego con sus hermanos Generoso y Luciano, los notables guitarristas Fidelino Castro Chamorro y Teófilo Noguera Avalos y alternando los arpistas Santiago Cortesi y Quintín Irala.

Primero la Patria

Tenía 20 años cuando estalló el conflicto del Chaco y sin titubear acudió al llamado de la Nación, que convocaba a sus hijos para reconquistar la heredad amenzada. Fue integrante de uno de los diversos grupos musicales creados para entretener a los combatientes en los cañadones chaqueños con Julián Rejala y Teófilo Noguera Avalos. Tiempo después integró la caravana de músicos paraguayos en el Río de la Plata y comenzó a grabar con su privilegiada voz de tenor de notable registro y exquisito gusto.

Con Cristóbal Cáceres, registró Che Lucero aguai´y , grabación en la que también explica el origen de la antigua canción que venía del período heróico de la gran epopeya. Agregó otras varias canciones de bellísima conformación con tan singular dúo: Rosa, Che yboty mombyry, Purajhei ndeve guarã, Minero Sapucai, Oñondive mi. Con Agustín Barboza grabó a dúo Punta Carapãme Serrato ndivé, con el marco de la Orquesta Ortiz Guerrero de José Asunción Flores..

Con su conjunto propio

En la década de los años cuarenta, Rubito ya tenía junto a él a sus hermanos Chulo y Chirole (Luciano y Generoso); y con su primo Santiago Cortesi formó en Buenos Aires su excelente conjunto al cual se acoplaron los morenos malabaristas de la guitarra, Castro Chamorro y Noguera Avalos.

Durante un cuarto de siglo, el conjunto de RUBITO LARRAMENDIA brilló con luces propias en Buenos Aires, Mar del Plata y en todos los festivales folclóricos y grandes escenarios de la República Argentina. Vuelto al país, Santiago Cortesi se sumó al arpista Quintín Irala para seguir los éxitos del formidable quinteto, que contaba también a veces con el aporte de Eulogio Cardozo en contrabajo.

Una distinción y una función teatral

A fines de los años cincuenta, Rubito ya había logrado todos los honores con su conjunto y los propios colegas paraguayos le rindieron un homenaje en el Teatro Astral de la capital argentina , en 1959. Actuaron, entre otros, en su homenaje, Herminio Giménez, el gran maestro, Demetrio Ortíz, Alberto de Luque, Emigdio Ayala Báez, Teófilo Escobar, Martín Leguizamón, Ignacio Alderete. El cierre estuvo a cargo del gran conjunto que por entonces ya se llamaba LOS HERMANOS LARRAMENDIA. Luego representaron una obra de Generoso Larramendia titulada EL GRITO DEL PUEBLO, inspirada en Tetaguã Sapucai.

Grabaciones exitosas de la época fueron entre otras: Yo sé que vendrás, Esperanza Blanca, Michí ray mí, Brisa suave, todas con música de auditoria de Rubito. También Bajo el reino de las estrellas de su hermano Generoso, Tardes Asuncenas, Oración a mi amada, Tu canción madre. En 1961 apareció en homenaje al Sesquicentenario de la Independencia Nacional: ”En la aurora del Paraguay”, un álbum compartido por Los Hermanos Larramendia con Oscar Mendoza, sobresaliendo Tetaguã Sapucai, Campamento Cerro León, Así canta mi Patria, Mi Patria soñada, y otros aires que exaltan a la Nación.

Néstor Romero Valdovinos

El recordado dramaturgo, escritor y periodista Néstor Romero Valdovinos dijo alguna vez de Los Larramendia: “Tres muchachos rubios, pero que tienen morenos los recuerdos y dos hombres morenos que solo quiebran sus silencios por un lento sendero de guitarras (se refiere a Castro y Noguera).

Y en el vértice nocturno, en el tablado, una sonrisa llena como de luna reluciente que se esconde tras las cuerdas, de un arpa repleta de murmullos vegetales (Quintín Irala). Hace tiempo que nos vienen cantando a su manera y hoy queremos contarles el desquite de esta fiesta de aplausos y de amigos”.

Era la prosa de presentación del festival de homenaje en el Teatro Astral de Buenos Aires, en 1959.

Rubito Larramendia falleció en Buenos Aires a los 76 años, el 14 de noviembre de 1988.

(x) Del diario EL DIARIO N OTICIAS (Suplemento Arte y Cultura), 18 de agosto de 1990 ( Asunción , Paraguay ).