Santiago Cortesi

Alma y vida del arpa paraguaya (x)

por: Rogelio Silvero y Paquito Irrazabal

Nuestro país ha sido siempre cuna de notables artistas. En su mayoría modesto y humildes, que después de recorrer el mundo y ser aplaudidos por las más diversas nacionalidades, no perdieron esa cualidad humana, y mucho menos su entrañable cariño a la tierra que los vio nacer. Algunos ya no están con nosotros; y otros, con más suerte, han llegado a la senectud, convertidos en símbolos vivientes del talento creador de nuestra raza. A uno de éstos nos referimos en la presente nota, alguien que siguiendo las huellas de Félix Pérez Cardozo, supo llegar a ser artífice del arpa paraguaya.

Santiago Cortesi

Allá por el año 1923, en un lejano pueblito de Yegros, conocido con el nombre de Isla Sakã, un mita-í como de 10 años, causaba sensación por su precosidad en la ejecución del arpa, participando en los festivales artísticos o veladas que se realizaban en la escuelita del lugar. Se llamaba Santiago Cortesi.

El mismo nos cuenta, en su casa de la calle Coronel Aguiar casi Teniente Fariña, donde le entrevistamos, que desde muy niño le apasionaron los instrumentos musicales, especialmente el arpa y la guitarra. Sin embargo, el arpa se convertirá en su preferencia, llegando a dominarla con delicadeza y perfección que le caracteriza, aunque de igual modo –según afirma- pulsa las cuerdas de la guitarra.

Su primer y único maestro

Sus conocimientos musicales, específicamente en el dominio del arpa, se los debe a quien fue su primer y único maestro en la materia, el guaireño Sinforiano Barrios, considerado en su época un virtuoso de dicho instrumento. De este su maestro, hace tiempo no tiene noticias ciertas; pero, según rumores, aún viviría y estaría residiendo en el barrio Ricardo Brugada (Chacarita), sin duda ya anciano y olvidado. Su mayor deseo es volverlo a ver, “porque para mí fue un excelente intérprete, y muy bueno como persona, un amigo de verdad”.

Recuerdos de su infancia

Cortesi recuerda con cariño su “feliz niñez”, transcurrida en Isla Sakã, donde nació el 7 de junio de 1913, y al evocar su época de escuelero campesino, no olvida a su primera maestra, la señorita María Scapitini , quien no solamente le enseñó las primeras letras sino que le alentó para cultivar su vocación artística, predestinado como estaba a llegar lejos. Y de que llegó y cómo llegó, ya iremos conociéndolo a través de sus propias palabras.

La guerra del Chaco

Antes, para no dejar cabos sueltos en la evocación de la trayectoria de este brillante arpista paraguayo, cabría señalar que en 1932, al estallar la contienda bélica con Bolivia , estará entre los primeros en alistarse en las filas del Ejército nacional. Abandona Isla Sakã de sus recuerdos y se traslada a la Capital, donde acampa en el Acantonamiento No.1, estadio de Sajonia, hoy Defensores del Chaco. Aquí recibe las primeras instrucciones de los jefes y oficiales encargados, y nos relata al respecto:

“Nos habían reunido a todos los reclutas y reservistas movilizados, para preguntarnos si quién o quiénes de nosotros conducían automóviles, son mecánicos y ejecutan ciertos instrumentos musicales, y a la voz de: “!Un paso al frente, march…!, levantando la mano salí de la formación, al igual que otros compañeros. Uno de los oficiales me pregunta si qué sabía hacer, solo tenía 17 años. “Sé ejecutar el arpa, mi capitán”. “¿Ahh, arpero pikó ndé?”. “Nahániri, mi capitán, arpa mbopuhá“, le respondí.

Contacto con Herminio Giménez

Entonces fue cuando me pusieron en contacto con Herminio Giménez , brotando entre nosotros, desde aquel instante, una sólida y fluida amistad. Formamos de inmediato nuestro conjunto, comenzamos a ensayar y luego mano a la obra, !a actuar, muchachos! La guerra ya estaba en su pleno desarrollo en el Chaco, y era cuando comenzaban a llegar los primeros heridos, evacuados del campo de batalla. Al frente de nuestro conjunto realizábamos presentaciones en el Teatro Nacional (hoy Municipal), colegios “Sagrado Corazón de Jesús” (Salesianito) y “Monseñor Lasagna” (Salesiano grande), con la única finalidad de recaudar fondos para auxiliar a nuestros camaradas heridos.

Con Estigarribia, en el Comanchaco

Más tarde, nos incorporaron al Puesto de Comando del entonces Teniente coronel José Félix Estigarribia (Comanchaco). Cumpliendo instrucciones del conductor victorioso, recorríamos las trincheras con nuestro conjunto para alentar a nuestros hermanos combatientes, “con abnegación y valor musical” hasta el final de la contienda; mientras, en los batallones y regimientos, se entonaban los versos del Tirteo Guaraní Emiliano R. Fernández , y composiciones como “Regimiento 13” y “Che la reina”, musicalizadas por Herminio Giménez, se convirtieronen himnos vibrantes de la epopeya chaqueña.

En Buenos Aires

En el año 1940 –prosigue Cortesi-, me invitaron para viajar a Buenos Aires , Gumersindo Ayala Aquino y su conjunto Guaireño, compuesto de arpas y guitarras. El propósito era realizar con ellos una grabación para el sello de discos “Odeón”. Ya en el tren, lo primero que le pedí a Gumersindo fue que me diera la dirección de Félix Pérez Cardozo . “ Pero claro que sí –me contestó-, yaháta upépe derecho Cortesi”. Ya en Buenos Aires , tal como nos habíamos propuesto, nos encaminamos al apartamento de Pérez Cardozo, ubicado en Ayacucho No. 940, segundo piso, Departamento “D”. Lo encontramos ensayando con el dúo argentino Luis Gallo. Cuando llegó el momento, Gumersindo Ayala me presentó al genio del arpa paraguaya, con estas palabras: “Aquí te presento a un colega tuyo que viene de Asunción: Santiago Cortesi”.

Abrazo don Pérez Cardozo

Fue cuando, como una pluma, pese a lo grande que era, se levantó de su asiento y ahí no más nos confundímos en fraternal abrazo. “Mire, Pérez Cardozo –le dije en aquella ocasión-. Usted tendrá muchísimos admiradores, pero yo me considero el número uno entre todos ellos, porque a usted se le debe la jerarquización del arpa en la sociedad paraguaya; usted la reivindicó. Antes era un instrumento musical subestimado, “reprobado por teutones” como dice Emiliano, llamando a los arpistas arpero, arribeño, holgazán, ka´ú rapó, etc. Ahora está en los salones de la más encumbrada sociedad paraguaya, en los mejores elencos musicales, en los mejores escenarios”. Con su proverbial humildad, Pérez Cardozo me contestó: “Muchas gracias por ese estímulo”.

Grabaciones para el “Odeón”

A pedido del propio Pérez Cardozo, Santiago Cortesi grabó en dúo de arpa con él para el sello “Odeón”, los siguientes temas: “Sombrero Piri”, “Carreta güy”, “Anita”, “Yayaity”, entre muchos otros que tuvieron profusa difusión.

-¿Países recorridos, señor Cortesí?

-Firmé contratos con los Estados Unidos, Brasil y Argentina , en todos estos países me fue bastante bien.

La amputación

-¿Cómo influyó en usted la amputación de su pierna?

-En un primer momento fue para mí como una tragedia. Pero, por muy breve tiempo. Tan pronto como pude superé esta situación, y ahora como si nada.

-¿Cuál fue la causa?

-Una infección a consecuencia de la herida que me produjo un clavo. Y a este respecto quiero aprovechar esta oportunidad concedídame por el Semanario “LA OPINION”, para agradecer al Sistema Nacional de Televisión (Canal 9) y la Red Privada (Canal 13), que se solidarizaron conmigo en tan triste circunstancia, gracias a Dios superada.

Pero Cortesi, “paraguayo iporte pe”, sigue en pie de lucha. Actualmente da lecciones de arpa a 20 alumnos. Más antes llegó a tener de todas las nacionalidades: Japoneses, alemanes, británicos, franceses, etc.-

Y así, con la pensión graciable concedídale por el Gobierno de la nación, en gran medida puede solucionar sus problemas económicos, y seguir pulsando las cuerdas de su arpa, instrumento que aprendió a querer desde la edad de 10 años.

Sobre la música paraguaya

Al respecto de su criterio actual sore la música paraguaya, nos expresó:

-Quienes más difundieron nuestra música nativa, son los artistas que se encuentran en el exterior, abarcando distintos países. Pero, sería injusto no consignar al mismo respecto, el denodado esfuerzo de las promociones culturales realizadas por Radio Nacional del Paraguay, por ejemplo, a través del programa “Paraguay habla al mundo”, conducido por Miguel Angel Rodríguez y Rosanna . Es un programa de corte folklórico estimulante, para todos los que realmente aman y comprenden nuestra música.

Concluye afirmando que así y todo la música paraguaya tiene que ser más difundida, incluso en nuestro medio, donde se vive saturado por expresiones de los ritmos foráneos, especialmente por el llamado “nuevo cancionero”.

Homenaje a su pueblo : “Isla Sakã” es sin duda el título de una de las más conocidas composiciones de Santiago Cortesi. A nuestra pregunta de si cómo nació ella, nos contestó:

-Ya en Asunción, un día domingo, en el verano de 1942, recibí una carta de mi madrecita, diciéndome en ella de que estaba delicada de salud. La noticia me dejó muy atribulado, y me había llegado en momentos en que estaba arrancando de mi arpa los arpegios de alguna melodía, que, pensando después en la autora de mis días, había decidido dedicársela a ella. Pero finalmente, opté por crear o componer una polka que bajo el título de “Isla Sakã”, la ofrecí a todos los “islasakeños”, como un merecido homenaje a mi querido pueblo. Posteriormente, fue ésta una de las primeras grabaciones realizada con Samuel Aguayo en Buenos Aires, en 1944, para el sello R.C. A. Víctor.

Toro ray´y: Pérez Cardozo era un incansable gustador de la vida nocturna porteña. Esa misma noche que nos conocimos, me invitó a salir por ahí, a recorrer la gran ciudad, beber y comer algo y conocer de paso la urbe bonaerense, ko che coyguá véva voí vacá Chaco güi..-

Ya en las primeras horas de la madrugada, serían cerca de las cuatro, me invitó a cenar. Una vez en el restaurante me preguntó: “¿Ndéve pa nde gustá la toro ra´y?”, refiriéndose a una presa muy especial que los porteños llaman “criadilla”. Le contesté que sí, y la saboreamos con deleite aquella madrugada, sorprendiéndonos poco después el amanecer de un nuevo día.

(x) Del Semanario LA OPINION, 16 de noviembre de 1990 ( Asunción , Paraguay ).

ACOTACION DE FA-RE-MI: Santiago Cortesi murió en Asunción, el 4 de junio de 1992.