No.45

Los crímenes contra la humanidad no prescriben nunca

 

DEL PARAGUAY PROFUNDO

CARTA ABIERTA A LA PRINCESA DIANA DE ORLEANS-BRAGANÇA (x)

Estimada Señora: Si bien es cierto que las fronteras sólo las ponemos los hombres y que los límites a la convivencia no son montañas, ríos o líneas arbitrarias trazadas, la mayoría de las veces con sangre, sin embargo, no puedo obviar que su presencia en mi país insulta mi memoria histórica, y mis genes entran en una ebullición que intentaré contener en este descargo escrito que hago, más que con la esperanza de que a Ud. llegue a interesar, con la fe en que mis compatriotas deben despertar a la historia para no repetir los errores del pasado.

Sepa Ud. -por si no se ha informado-, que pese a que la historia la escriben los vencedores, en este país los vencidos también sabemos de una historia escrita en sangre y transmitida en los más fiables libros de la preservación generacional: la memoria popular. Entérese, por favor, que su bisabuelo, nacido como Luis Felipe Maria Fernando Gaston de Orleans, conocido como Conde D'Eu y casado con su bisabuela Isabel de Bragança, hija del emperador Pedro II del Brasil, es el más grande genocida que ha conocido la historia de las Américas.

Sepa Ud. que su bisabuelo, de dudosa reputación en cuanto a su conducta personal, se enmarcó en la persecución del comandante del Ejército Paraguayo, el entonces General Francisco Solano López, pero con dicho pretexto, aniquilando todo lo que encontraba a su paso, saqueando cuanta estancia o pueblo hallase en su camino, todo ello pese a que Asunción, capital del Paraguay, ya se hallaba bajo dominación de las tropas aliadas meses atrás.

Sepa Ud. que su bisabuelo, hoy héroe y cuasi santo para el Ejército de su país, cometió en Piribebuy, un humilde pueblo del interior del Paraguay, una de las atrocidades mayores de la guerra, en venganza por el asesinato de su "más que amigo" el Capitán Mena Barreto: mandó desguazar vivo al Capitán Pedro Pablo Caballero, quien defendía la plaza de Piribebuy cumpliendo con su misión de soldado, y aún no satisfecho, mandó tapiar las puertas y ventanales de la Iglesia de Piribebuy convertida en hospital de sangre, y prenderle fuego con un número indeterminado de heridos, mujeres, ancianos y niños adentro, quienes murieron en ese evento calcinados sin poder salir de la trampa mortal que su bisabuelo cerró.

Sepa Ud. que, no contento con su carnaval de sangre, solo cuatro días después, cometía el crimen más horrendo que la historia de la humanidad recuerde: la matanza de niños en los campos de Acosta Ñu. Niños de entre 5 y 16 años eran lanceados y pasados a espada por las tropas brasileñas comandadas por su bisabuelo, en una desenfrenada orgía de muerte y destrucción.

Sepa Ud., por si no lo sabe, que hasta en la guerra existen códigos y en esta se violaron todos, la mayor parte por protagonismo de su bisabuelo en pocos días de desempeño.

Sepa Ud., Señora, que me rebelo con tan solo pensar que Ud. pueda estar pisando mi suelo, respirando mi aire y, para colmo, no reconociendo los errores del pasado que la historia grita a los cuatro vientos. Su culpa no es sólo llevar el apellido de su bisabuelo y recibir una jugosa pensión por su título nobiliario heredado, sino también hacer vista ciega y oídos sordos a los clamores históricos de este pueblo que aún no termina de reponerse de la sangría que le proporcionó tamaña contienda.

Sepa Ud., Señora, que hubiese hecho bien en quedarse en su país y guardarse sus mendicantes monedas con las que pretende lavar su apellido y blanquear su conciencia. Sepa Ud., que si quiere hacer algo por reivindicar el dolor de este pueblo, que todavía a 140 años de finalizada esa guerra espuria y bastarda, sigue recibiendo bofetadas de parte de gente como Ud., y debería solicitar formalmente la apertura de los Archivos Históricos que su país, comportándose como el Imperio que nunca dejó de ser, conserva aún bajo siete llaves en el temor de que nuestros reclamos toquen sus bolsillos o sus intereses, o que sus crímenes de lesa humanidad puedan ser llevados a una Corte Internacional, aun a casi siglo y medio de la felonía de esa guerra, para poder ser reparados como corresponde.

Sepa Ud., Señora, que los crímenes de su bisabuelo no prescriben. Así como la memoria de un pueblo que aún no cerró sus heridas porque no se lo permiten hacerlo.

Sepa Ud., Señora, que no es bienvenida a esta tierra y que cuando vuelva en el mes que prometió volver, espero lo haga con la conciencia tranquila de haber permitido a un pueblo reivindicarse con su historia, de reconocer que el sol no se tapa con un dedo y de que, indefectiblemente, los dinosaurios, aun los de la historia, van a desaparecer.

Prof. Dr. Miguel Ángel Velázquez Blanco
C.I.P. Num. 759.867 Médico Neurocirujano; Miembro de la Academia de Historia Militar del Paraguay

(x) Cortesía del diario ULTIMA HORA, 5 de marzo de 2010 (Asunción, Paraguay)

ACOTACION DE FA-RE-MI: La afamada escritora paraguaya María Concepción L. de Chaves, en su obra ”MADAME LYNCH Y SOLANO LÓPEZ” (Buenos Aires, 1976), hace decir a Alicia Elisa Lynch, lo siguiente (dirigiéndose a Gastón de Orleáns, el conde D´Eu-la escena se desarrolla en París, luego de la guerra de la Triple Alianza..): ”El pretexto (de la guerra..) fue la tiranía; el objetivo real era el exterminio del Paraguay. Los que pretendieron hacer la guerra a Solano López y no al pueblo paraguayo, encontraron al pueblo junto a López. El país se levantó como un solo hombre bajo la direción de su mandatario, defendió con valor sin igual su tierra invadida y emuló en abnegación a su caudillo, que murió como un romano” (pág.11).

Brasil nunca ha dejado de tratar de exterminar, o al menos, empobrecer al Paraguay. El ejemplo más claro y contundente es Itaipú, una de las mayores hidroeléctrica del mundo, que pertenece a ambos países (Tratado firmado en Brasilia el 26/04/1973). Hasta hoy día no se paga al Paraguay el PRECIO JUSTO, que justiciaramente le correponde.

 

ITAIPÚ
Una de las mayores hidroeléctrica del mundo


Cerro Corá

Campamento, campamento, amoite Cerro Corápe
pyhareve ko´ëtï rire ñande guerra opa haguã
henda ári Mariscal, ijespadami okápe
!Vencer o morir! he´ihápe ohuguãitï umi kamba

Mariscal rire Mariscal jevy
mamópa oime nde rahasaharã
nembochyryry nereñentregái
ndéko Paraguay mombe´upyrã

Osyry upe Aquidabán culantrillomi apytépe
iñe´ëme omombe´u ñande ru omanohague
ha yvyra pirutïmíre, cerro hü pa´ü mbytépe
ysyrype omoirüvo ojahe´o umi guaiguïngue

Guyra jepeve ombopurahéi
omomba´ete Paraguay ruguy
nokirïrïvéi maymarö guyra
oñembo´epa cada pytumby

Batallón ha regimiento: !Frente mar...cha tenonde!
ka´aguyre orretumba, Mariscálnte osapukái
ha oikovéva ha hasyva ha umi ñúre ikanguekue
opu´ã mboka ipópe odefendévo Paraguay

Ñamano rire jaikove jevy
ñahenduvove Mariscal ñe´ë
umi ysyry, tuju, karugua,
ombyasy joa López rekove

Campamento, campamento, amoite Cerro Corápe
cerromi pa´ü mbytépe, Cordillera de Amambay,
omano Mariscal López tricolor ovevehápe
nontregáiri upe ibandéra odefendévo Paraguay

La generación torroga hese
ha toñembo´e cada la oración
ha Cerro Corá, Lomas Valentinas
nacherendumína Sauce, Boquerón

Letra: Félix Fernández
Música: Herminio Giménez

Vuelven los mercenarios…?

LUIS A. ARRIAR NUESTRAS BANDERAS (x)

por: Oribe Javier Sosa Ortellado


Justo ahora que se intenta reavivar el culto a los valores patrios; precisamente cuando se pretende reencender la llama de nuestros comunes ideales entroncados en los albores de nuestra historia, y, en coincidencia con la conmemoración del bicentenario de la independencia patria; escuchamos en una entrevista por TV al mismísimo ministro de Educación, don Luis Alberto Riart Montaner, con una expresión despectiva a nuestra cultura, con una manifestación negativa hacia la música paraguaya épica, con intenciones de raer aquellos versos musicalizados que configura el mejor legado testimonial de nuestra singular historia. Dicha exposición es una verdadera ignominia respecto a nuestras glorias nacionales. Mencionada postura sería incluso mucho más grave de lo que se acusa a su finado bisabuelo.
 

La burda argumentación de nuestro karai ministro (palabras más, palabras menos) es que las canciones épicas, mal podrían cantarse en las instituciones educativas, porque ñandeko solo hablan de muerte, de violencia, de luto, de llanto, y que fomentarían el odio; cuando que, la sensata y sabia pretensión no es exaltar la guerra, sino la paz, la vida y el amor. Cuanto más buceamos en el interior de nuestra historia, más la valoramos y nos compromete aún más con nuestra patria, a amarla, a cuidarla, e identificarnos sobre manera como familia nacional; factible por cierto, de proyectarnos hacia destinos de bienestar y prosperidad, a la sazón de reedición de nuevos héroes, mejores todavía y no sólo castrenses.

Lo que eventualmente debiéramos de aborrecer es la mentira, despreciar la falsificación histórica, ajena a nosotros los paraguayos. Con nuestras canciones épicas y patrióticas es posible recobrar el entusiasmo marcial, a fin de predisponernos a lidiar, no en lucha fratricida contra los países vecinos, sino contra tantos flagelos sociales del presente. Las canciones épicas y patrióticas, que relatan musicalmente la grandeza, la entereza, la dignidad y el sacrificio de nuestros mayores, invitan no sólo a encomiarlos sino también emularlos en cada generación.

La idea es mirar con fe hacia el futuro, aprendiendo de las experiencias, reconociendo los errores y sin mitificar al grado inmaculado a nuestros héroes.

Conteste a la línea de pensamiento de nuestro ministro, no hablaríamos de salud, porque implica hablar de enfermedad; no hablaríamos de santidad, porque sugiere hablar de pecado; no hablaríamos de derecho penal, porque importa hablar de delitos y de crímenes. Conforme al criterio argumentado, no nos haríamos cristianos, porque allí hablamos de cruz, de la sangre del Cordero, del Apocalipsis, etcétera. Según parece, también estaría proscripta la música góspel: los himnos, los salmos y las canciones espirituales al ritmo de guarania y del kyre’ÿ y/o interpretadas en guaraní y al estilo estacionero.

En rigor, me quebranta esta deliberada ola, no aislada, que pretende desalinizar nuestra identidad, desnaturalizar nuestra cultura, que costaran tan alto precio.


(x) Gentileza del diario LA NACION (de su sección: Cartas de los lectores), viernes 12 de marzo de 2010 (Asunción, Paraguay)

Acosta Ñu


Allá en mi tierra bordeando el monte
se extiende el campo de Acosta Ñu
llano florido que en su silencio
recuerda aquella guerra guasu
 
Cruzan sus valles viejas trincheras
llenas de gloria tadicional
como el setenta se alzan las sombras
de aquellos bravos del Paraguay
 
Yo quisiera cantarte tu heroico pasado
la gran epopeya de un pueblo viril
pedacito de tierra color de esperanza
reliquia de gloria y honor guaraní
 
Jukyry va surcando tu valle dormido
fue el mudo testigo de tu kurusu
y en cien luchas tenaces, su cruel resistencia
pusieron los héroes de tu Acosta Ñu
 
Pechos de acero y corazones
escalonaron py´a guasu
y hasta los niños de sangre joven
dieron en aras de Acosta Ñu
 
Niños, ancianos, todos cayeron
al juramento de ”antes morir”
solo una cosa quedó en su puesto
la raza heroica del guaraní
 
Letra: Federico Riera
Música: Emilio Bigi

CAMPANADAS DE GUERRA, TAÑIDOS DE FRATERNIDAD

La conmovedora historia del “Cañón Cristiano” (x)

Recientemente ganó notoriedad un viejo cañón, que había dejado una herida abierta que nunca terminó de cicatrizar en el espíritu de nuestros compatriotas. Es el cañón “Cristiano”, capturado y trasladado al Brasil durante la Guerra de la Triple Alianza. La decisión del Gobierno brasileño de devolver a sus legítimos dueños, los paraguayos, es buena ocasión para conocer sus intimidades

 

El “Cañón Cristiano”, hoy expuesto en Río de Janeiro y por ser devuelto al Paraguay, fue un símbolo de la resistencia nacional .

La instalación de los altos hornos de El Rozado, en un paraje de Ybycuí, convirtió al Paraguay en el primer país suramericano en contar con una planta siderúrgica. En ese complejo industrial se fabricaron utensilios de cocina, escaleras, barandas, utensilios agrícolas, armas, municiones y cañones para la defensa nacional durante la Guerra de la Triple Alianza.   

En ese sentido, publicaciones periodísticas de mediados de 1866 –ya en plena guerra– señalaban que en la fábrica de Ybycuí se estaban vaciando cañones de diverso tamaño y calibre.
   
El cañón “criollo”

Por ejemplo, el 4 de agosto de 1867 El Semanario comentaba que “un grueso cañón rayado ha llegado por los trenes de la semana anterior con su correspondiente comitiva que es bastante abundante. Este gordo ‘criollo’ pasará a reunirse con otros que están con las bocas abiertas en frente del enemigo”.   

Unos días más tarde, según cuenta el ingeniero inglés George Thompson, “el gran cañón Criollo fue traído de la Asunción, en vapor, y colocado en la batería (de Angostura); toda la guarnición de aquella plaza (Asunción) y su artillería, fue traída a Angostura”, a unos kilómetros aguas abajo de Villeta. El cañón “Criollo” recibió su bautismo de fuego el 7 de septiembre de 1868, atacando al buque brasileño “Silvado” con sus proyectiles de 150.
Este cañón cayó en poder de los aliados luego de la captura de Angostura, en diciembre de aquel año. Actualmente, es uno de los cañones que, con el “Acá Verá”, forman parte del monumento al mariscal López, en la Costanera asunceña.   

Un “monstruoso” cañón

  
Pero el que hoy nos ocupa y que concitó la atención en el país y en el exterior es otro cañón, un arma que también tuvo, como otros, un importante rol en la defensa de las posiciones paraguayas de Curupayty y Humaitá y fue llevado al Brasil como trofeo de guerra. La idea de construir un cañón de enormes dimensiones surgió del técnico y dibujante inglés Michael Hunter, quien había propuesto en 1866 construir un cañón capaz de arremeter contra los acorazados y encorazados aliados. Efectivamente, en un informe fechado el 28 de diciembre de 1866 se da cuenta  que Hunter propuso fundir “un cañón de 100 libras, en 5 toneladas de fierro bueno; pero que no siendo el que tenemos de la mejor calidad, se puede vaciar en 8 ó 9 toneladas; y también de bronce, recogiendo las campanas rotas que hubiese en la campaña, y es el de este calibre será suficiente para los encorazados”.
   

Aporte de las iglesias del país


La idea fue tomada por las autoridades y, poco después, desde todos los rincones del país empezaron a llegar a Ybycuí campanas “rotas y sanas”, además de otros elementos de bronce. “Las iglesias de la República han hecho una ofrenda al Jefe Supremo para la defensa nacional. Las campanas de sus torres han sido ofrecidas y descolgadas con el mayor regocijo, para que en nombre de los derechos ultrajados de la Iglesia paraguaya, se fundan cañones que aumenten los elementos de resistencia y hagan escuchar sus ecos terribles en los campos de batalla. “Aquellos bronces sagrados que antaño congregaban fieles se transformaron en un “horroroso cañón condigno y sublime baluarte de la Justicia y del Derecho de nuestra santa causa…”, decía en sus páginas El Semanario.   
En los primeros meses de 1867 el imponente cañón ya estaba listo.

Entusiasta saludo popular


Para recordar el sentimiento del pueblo paraguayo y las expresiones de orgullo que embargaron a la ciudadanía en momentos en que era transportado hacia la capital, rumbo a los campos de batalla, transcribimos los artículos periodísticos publicados por El Semanario, en marzo de dicho año: “Cañón monstruo. El gran cañón guaraní nació en Ybycuí: pesa cerca de mil arrobas (su peso era de 980 arrobas, o sea, 10.780 kilos); fue muy festejado en su tránsito por la capilla de Paraguarí, ese lugar célebre por la gloriosa acción del año 1811 en que el cañón enemigo, después de tanta ostentación, fue enmudecido y arrollado por la pujanza de nuestros bravos… Al pasar por Paraguarí la pieza mencionada, se dieron vivas a la Patria y al mariscal López, y las mujeres entusiasmadas no desdeñaron ingresar entre los conductores, diciendo que deseaban formar entre hermanos para tirar el primer cañonazo contra los enemigos de nuestra patria.   
“Por el tránsito se efectuaban otras demostraciones de satisfacción y alegría de las hijas de la patria”.
   

Bravo recluta


Respecto al imponente cañón, El Semanario se refirió a “un recluta enrolado en el Ejército paraguayo”, presto para defender a los habitantes del país: “Entre los nuevamente enrolados ha llegado por vía férrea de la fábrica de Ybycuí, y a la fe que es por demás robusto y de una complexión fuerte, lo que nos hace esperar que se desempeñará como corresponde en su puesto de honor.  “La llegada de este recluta a la capital fue objeto de un pequeño festín: hombres y mujeres corrieron a la estación San Francisco cuando se supo la venida de este pasajero para saludarlo y festejarlo, y a la verdad, el monstruo es digno de tal obsequio.“El enorme recluta es muy guaraní… Va a recibir las primeras lecciones de táctica de artillería para enseguida colocarse en el frente”. “Al llegar a la capital (el 25 de marzo a las 18) fue objeto de entusiastas vivas, haciéndose más resaltante el entusiasmo cuando el cañón se acercaba al arsenal (al día siguiente), donde igualmente las campanas hicieron vibrar su majestuoso sonido en medio de la algazara de los ingenieros y operarios que salieron a darle la bienvenida. Las mujeres empujaban y pedían a voces que se les permitiese ir al Ejército nacional y arrojar balas y bombas contra los enemigos”. 

  
El cañón pasó la noche en la estación central y al día siguiente fue conducido hasta los Arsenales (entonces las vías llegaban hasta el puerto y de allí a los Arsenales, donde hoy está la vieja cervecería). Una vez hechos los ajustes pertinentes –taladrado y montado–, el “Cristiano”, que arrojaba balas esféricas de 10 pulgadas, fue enviado al frente de batalla en el buque “25 de Mayo”. Cuando se resolvió embarcarlo, “fue festejado y saludado. Las mujeres, las señoras y hasta las señoritas, no han desdeñado ayudar a los hombres para arrastrarlo al muelle”. Fue montado en las fortificaciones de Curupayty y tuvo destacada actuación en la batalla del 21 de marzo de 1868. Posteriormente, según Thompson, fue trasladado y colocado en Humaitá, donde fue capturado, al caer este bastión ante las fuerzas aliadas.
Fue llevado al Brasil y exhibido como trofeo de guerra en el Museo Histórico de Río de Janeiro.   


La próxima devolución por el Brasil del cañón “Cristiano”, pieza de artillería orgullo de la industria metalúrgica nacional, será una manera de ir cicatrizando sangrantes heridas vigentes hace siglo y medio y que no ayudan en nada a la confraternización internacional, y una manera de reconciliarnos con nuestro pasado y nuestra historia.  


Seguro que las campanas del país saludarán alborozadas la llegada de este cañón fabricado con el bronce de sus pares en la primera acería suramericana y que tronó furioso en defensa de la patria agredida.   


Una sugerencia: sería bueno colocar este cañón, junto con los demás, al pie del monumento del mariscal López, durante cuyo gobierno fueron fundidos en Ybycuí, pero señalando a cada uno con un cartel con la descripción de sus nombres y sus características, además de una breve relación de su actuación, y no dejar los mismos al arbitrio de suposiciones y conjeturas, como actualmente están.

(x) Gentileza del diario ABC COLOR, 8 de Marzo de 2010 (Asunción, Paraguay)

Ariel Ramírez y sus lazos con el Paraguay y José A. Flores (x)

En un texto poco conocido, escrito para un libro editado en Asunción en el 2002, el gran músico confesaba su profundo vínculo con la música de nuestro país y sus creadores.

 

Antonio V. Pecci | Periodista

apecci@uhora.com.py

Conocí a Ariel Ramírez a fines de los 70, cuando visitó Asunción para una de sus actuaciones, creo que con Zamba Quipildor y un grupo coral. Presentaban la Misa criolla con ese notable intérprete. Le hice una larga entrevista publicada en la revista Ñandé.

Era ya un admirador de su obra y su talento pianístico. Alto y de ademanes amplios, era abierto y amigable. Me sorprendió cuando me comentó, demostrando gran humildad, que él y otros grupos folclóricos argentinos habían podido entrar a los grandes salones de Buenos Aires, luego que Félix Pérez Cardozo abriera el camino con su conjunto y su arpa fascinante. Lo volví a ver un par de veces. En el 2002, preparando mi libro Tributo a Flores, de homenaje al creador de la guarania, junto a otros compositores se me ocurrió pedirle unas líneas, vía email. Lo llamé por teléfono incluso a la casa. Y me prometió que escribiría porque lo apreciaba mucho a Flores. Fui insistente vía email y telefónicamente y, gracias a la ayuda de su señora, me llegó un significativo texto de su lazo con la música y los músicos paraguayos. Él lo tituló "Admirable India". Allí menciona que el 23 de octubre de 1947, en los estudios de la RCA Victor, grababa la guarania India. Tenía 26 años y estaba recién llegado de Santa Fe a la capital, "a esa gran ciudad que todo lo prometía, pero que tantos sacrificios nos exigía. Eran tiempos de bohemia, en las que se conversaba mucho y se comía poco. El trabajo escaseaba". Con cuidada prosa e imágenes reveladoras va descubriendo ese poco conocido mundo de su trato con los artistas paraguayos.

"En esa serie de grabaciones, que había comenzado el año anterior, ya había incluido Pájaro campana en el segundo disco y Mi dicha lejana en el tercero. Tan firme era mi vinculación con la música del Paraguay", señala. Es la gran época de la difusión de la guarania y la polca en el Río de la Plata, cuyos éxitos aparecían en discos de 78 revoluciones por minuto. Así señala: "El origen de mi fascinación fue el contacto personal con los creadores de esos temas maravillosos, esos músicos de alma que por entonces también estaban radicados en Buenos Aires. En ese grupo de amigos trasnochadores me cautivó José Asunción Flores, en especial por su profundo conocimiento de la música de su tierra - a la que no podía volver- . Era un hombre sencillo, de extrema generosidad. Su personalidad me atrajo de tal manera que durante meses, por no decir años, asistía a todos sus conciertos, que eran escuchados por enorme cantidad de admiradores. Al finalizar sus recitales, nos convocaba por las noches a unas reuniones en las que participaban muchos artistas paraguayos. Entre cafés, charla, juego de dados y algunos vinitos, nuestros acervos musicales se fundían". Y el remate final de su texto es el poco conocido hecho de que incorporó India a su repertorio de giras internacionales con gran éxito. "Creo firmemente que India, de José Asunción Flores, es una de las mejores obras del repertorio que tiene Latinoamérica. En todos los países en que toqué, India siempre causó una atracción especial, una admiración extraordinaria por la concepción melódica unida al ritmo. Fue una de las obras que más me atrajo. La estudié mucho. Especialmente la versión que tenía Pérez Cardozo en arpa. Basado en esas emociones que yo vivía entonces, hice el arreglo pianístico de la obra, que quedó grabada en la primavera , en Buenos Aires, del año 1947". Así finalizaba esta notable confesión sobre ese poco conocido lazo de don Ariel con la música paraguaya. Lo vi y saludé en el 2005 cuando en la Embajada paraguaya en Buenos Aires la canciller Leila Rachid lo condecoró a él junto a otras grandes figuras.

(x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), sábado 27 de febrero de 2010, Asunción, Paraguay)

ACOTACION DE FA-RE-MI: El libro “TRIBUTO A FLORES” (Homenaje al creador de la Guarania, José Asunción Flores), del periodista Antonio V. Pecci, fue editado en mayo de 2002. Recomendamos este libro para conocer mejor la obra del maestro José Asunción Flores

Teniente Luis A. Velilla

Una polca para volver a la vida (x)

por: Mario Rubén Álvarez

(Poeta y periodista)

alva@uhora.com.py

Hay un personaje –una personalidad es la designación más adecuada-, que una y otra vez aparece en la primera época de la música paraguaya en Buenos Aires. Curiosamente, no era músico. Era sí un héroe de la Guerra del Chaco. ”Se batió en ley de hombría con los más bravos”, dice Agustín Barboza en sus Memorias (1). Aquel guerrero era el teniente Luis A. Velilla.

Barboza relata que “un día aciago fue alcanzado por las esquirlas de granada y las que se le incrustaron en la cabeza no pudieron ser extraídas, provocándole terribles dolores y hasta desmayos prolongados”.

En busca de alivio, el militar había ido a la capital argentina en busca de una solución. De un milagro acaso. La guerra continuaba segando vidas en los cañadones chaqueños mientras él corría detrás de una esperanza. El fragmento de la bala que le hacía mirar casi con simpatía los ojos de la muerte cuando su cabeza era un racimo de terribles dolores estaba alojado en un sitio muy delicado. Las probabilidades de salir del quirófano respirando eran mínimas.

Con una lógica de hierro afirmaba que era preferible morir en el intento antes que seguir viviendo entre dolores y desmayos, pero no encontraba eco a su intención y, cada vez que las sucesivas crisis se lo permitían, no seguía por todas partes, compartiendo nuestras andanzas artísticas, colaborando con entusiasmo en todo lo que podía”, testimonia Barboza.

El consuelo del que libraba una batalla personal era la música de su patria y sus compañeros aquellos músicos y compositores que desde fines de la década de 1920 habían acudido a los aires del Río de la Plata para ampliar la capacidad del pulmón de su arte.

En un momento dado, el teniente desapareció de los lugares que frecuentaba. Sus amigos eran incapaces de dar noticias acerca de su paradero. Prudencio Giménez –según lo recuerda Generoso (Chirole) Larramendia. Poseía el prodigioso don de estar enterado de todo, de conocer lo que nadie sabía. Él fue el que se enteró –no se sabe cómo- que Velilla estaba internado en el Hospital de Clínicas en grave estado.

La solidaridad era parte de la vida diaria de aquellos artistas. Sea que la Cruz Roja los convocara para actuar y recaudar fondos para la Guerra del Chaco o que algún compatriota estuviese en aprietos, ellos estaban listos para ayudar.

Apenas nos enteramos del hecho, integramos una delegación con el maestro Flores, Aniceto Vera Ibarrolla, Severo Rodas, Diosnel Chase, Félix Pérez Cardozo, el propio Prudencio Giménez y yo” rememora don Agustín, añadiendo que le llevaron al hospital una serenata.

Unos días después, un médico –en uno de sus habituales desmayos-, lo dio por muerto, Y ordenó que lo tiraran junto a otros cadáveres en la morgue.

Velilla, consciente de lo que había ocurrido con él, pidió auxilio. Un sereno lo escuchó. Y lo rescató del abrazo de los muertos. Al retornar a la sala, Velilla solicitó a los médicos que le abrieran el craneo advirtiéndoles que si no lo hacían él mismo se iba a encargar de destapar sus sesos con un revolver. Firmó, incluso, un papel en el que autorizaba a los galenos operarle, eximiéndole de responsabilidades si ocurría lo peor.

Barboza menciona que el Dr. Rodolfo Finochietto se hizo cargo de la situación sin pedir –ni antes ni después de la intervención- un solo peso. La cirugía duró 12 horas. Velilla salió vivo de la batalla, pero su situación seguía harto crítica.

Fue entonces cuando emergió en escena la magia de la música, según lo contado por Generoso Larramendia: “Una vez más, Prudencio se enteró de lo que había sucedido. La Hermana Vicenta le había avisado que Velilla ya había salido de la sala de operaciones, pero ivaiterei la icuadro (su estado era muy grave). Por esos días, impactado por la situación de su amigo, Félix Pérez Cardozo –quien vivía cerquita de Clínicas- había compuesto la polca Teniente Luis A. Velilla. Cuando Prudencio le puso al tanto de la extrema circunstancia, el arpista le pidió que arreglara con las monjas su entrada al hospital con su instrumento. Así lo hizo. Y Félix, vestido con impecable smoking, llegó a destino. “Le hice una polca y le tengo que hacer escuchar si es que está a punto de morir”, le explicó a la monjita.

Le hacen pasar. Velilla no abría los ojos, pero parecía consciente. Félix le toca Teniente Luis A. Velilla a su lado y él entonces muestra sus ojos y extiende su mano. “Ejopy ko che po, che aíma ajopy haguãicha nde po (aprieta mi mano, yo ya estoy en condiciones de apretar la tuya). Okuera (se curó)”, concluye don Generoso.

Tras reponerse completamente, durante muchos años, Velilla permaneció en Buenos Aires. Llegó a ser presidente de la Agrupación Folclórica Guaraní. Volvió luego al Paraguay. Ya había ganado la batalla más crucial de su vida.

(x) De su libro: “Las voces de la memoria” (Historias de canciones populares paraguayas). Tomo X. Asunción-Paraguay 2009. Edición del autor y Julián Navarro Vera.

(1) Barboza, Agustín. Ruego y camino, memorias (Asunción,Paraguay). Intercontinental Editora 2000. Págs.63-64.

Jaime Arditi: pionero del periodismo deportivo (x)

 

por: José María Troche

   Jaime Moisés Arditi Palombo forma parte de aquella primera legión de periodistas deportivos que, poco después de la fundación del Círculo de Periodistas Deportivos del Paraguay, comenzaron a hacer carrera en esta profesión. Químico farmacéutico de profesión, pronto abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse al periodismo radial, aunque durante muchos años fue copropietario de una farmacia y negocio de representaciones farmacéuticas.   

  Comenzó el ejercicio del periodismo en la segunda mitad de la década del 40 y se cuenta entre los primeros relatores de Radio Nacional del Paraguay –en honor a la verdad, fue el segundo, después de Ulises Jordán, que fue el primero–, puesto que hubo de abandonar por cuestiones políticas, tras el derrocamiento de Federico Chaves. Pasó entonces a formar un grupo denominado Asociación Periodística Especializada, junto con Ramón Abelardo Villalba, Esteban Cáceres Almada y, por un breve tiempo, Chicle, el nombre artístico de Alejandro Ortiz Aquino.

  En esa emisora también hicieron sus primeras armas en el periodismo deportivo –en los tiempos libres que la locución les dejaba– Miguel Angel Rodríguez y Héctor Velázquez. Más adelante se agregaría Rodolfo Schaerer Peralta. Estos últimos con Arditi y Cáceres Almada prosiguieron hasta el año 1967, cuando deshizo la sociedad con Cáceres Almada y pasó a encabezar por unos cuantos años la audición “Radiodeportes” por radio Comuneros, a la que me invitó a unirme, por lo cual quien esto escribe dejó Radio Cáritas.   

  Por ese tiempo, el 29 de setiembre de 1965, apareció Canal 9 TV Cerro Corá, cuyos espacios deportivos dirigió hasta 1982, tras suceder a las gestiones de Fernando Cazenave y Edmundo Andrés Vrignaud, que fueron los primeros en hacer deportes en TV en nuestro país, si la memoria no me falla.   

  Fue también relator de básquetbol y le cupo transmitir las emociones de los campeonatos sudamericanos realizados en Asunción y de los atractivos campeonatos locales. Siguió toda la campaña de Kid Pascualito y de los grandes boxeadores de la época y en radio Comuneros se incorporaron Ricardo Carreiro (Roque Meza, su nombre real), José Antonio Bianchi y dos pintorescos personajes: Ricardo Pino “El hacedor de campeones” y Horacio Castiglione, un burrero de alma, que acertaba asombrosamente los pronósticos de las carreras que daba por radio Comuneros.   

  Jaime Arditi fue uno de los periodistas que asistieron a más campeonatos mundiales, desde 1954 hasta Italia 1990, cuando se retiró del periodismo. Paralelamente, dirigía una organización publicitaria denominada “Argos Propaganda”, una de las primeras agencias publicitarias del país.   

  Otra de sus pasiones, además de las detalladas, fue su eterna vocación viajera. Por tanto, también fundó una agencia de viajes y turismo, fue fundador de ASATUR, varias veces miembro de su directiva, lo mismo que del Skal Club, del cual fue presidente. Dirigió numerosas excursiones a los campeonatos del mundo en el periodo señalado y varias excursiones por todo el mundo, en especial Israel y Tierra Santa.   

  Fue uno de los primeros socios del Círculo de Periodistas Deportivos en la Comisión Directiva de 1957 presidida por Fernando Cazenave. Fue miembro de una Comisión de Reconciliación junto con Cazenave, para mediar en una cuestión ética que enemistó a dos conspicuos asociados: Ovidio Javier Talavera y Pedro García, hasta que la paz volvió al gremio.   

  Era uno de los iconos del Círculo de Periodistas, al cual siempre le brindó su apoyo y su estima. Hizo mucho por el deporte y por el periodismo, por lo cual su memoria perdurará por siempre.   

  Y personalmente, para quien escribe, fue un amigo leal, sincero, generoso, que supo abrir las puertas a un joven periodista que, gracias a las oportunidades que le brindó, puede repetir, agradecido, lo que ya le dijera personalmente no hace mucho: Gracias, Jaime, por todo lo que hiciste por nosotros.   

  A sus hijos, Eduardo Alberto, que vive en Israel, y Patricia, residente en Campinhas (Brasil); a sus hermanos: Sara, Nessim y Samuel Arditi, y familias, nuestras condolencias. Tengan por seguro que la memoria de Jaime perdurará por siempre.   

¡Shalom!

(x) Gentileza del diario ABC COLOR, lunes 15 de febrero de 2010 (Asunción, Paraguay)

De izq.a der: Jaime Arditi, B. Garcete Saldívar y A. Cáceres Almada (Estocolmo, Suecia, mes de junio de 1958, en ocasión del Campeonato Mundial de Fútbol, donde Paraguay participara). Más información sobre este evento deportivo ir, en esta Página Digital, al No. 41 del Paraguay Profundo (Suecia 1958: Paraguay en el Campeonato Mundial de Fútbol, por Bernardo Garcete Saldívar. Foto: Archivo FA-RE-MI

-Fragmento-

El cultivo del intelecto (x)

por: Jorge Rubiani; Arquitecto y Escritor

El cultivo del intelecto, el manejo de las expresiones estéticas o el acceso a los conocimientos científicos, si no fueron valores reconocidos en la Provincia del Paraguay de antaño, es porque estuvieron –al menos, en los primeros años de la colonia- bastante lejos de las posibilidades de la gente. Razones políticas primeros y económicas o geopolíticas después, impidieron que la Provincia pudiera contar con instituciones de enseñanza de alguna calidad y, por ende, con un vida intelectual relativamente dinámica. Ni siquiera el muy reconocido servicio de sacerdotes o misioneros pudo inducir a la creación de seminarios o instituciones de formación religiosa. La historia sólo recoge el coraje de los hombres como una de las virtudes principales en el proceso de la conquista. En realidad no había tiempo para otra cosa. Los intelectuales de la ”madre patria” no se aventuraban en menesteres tan azorosos y tan poco productivos.

Cerca de fines del Siglo XVIII, en el Paraguay, incluso el castellano se había perdido como lengua. Lo certifica el Padre José Cardiel, comentando que en ese tiempo ya sólo la hablaban los españoles. Los criollos varones –explicaba el historiador- accedían a algún conocimiento del idioma a través de la escuela, estamento vedado a las mujeres, que entonces sólo hablaban guaraní.

En ejercicio del curioso ”marketing político” de la época, el Gral. Manuel Belgrano escribe cartas en guaraní a los patriotas paraguayos antes de los ”encuentros” de Cerro Porteño y Tacuarí, en los albores de 1811. Tal vez pensara que era la única forma que lo entenderían. Entendieran o no las cartas, los patriotas corrieron a Belgrano en ambas batallas.

Pero debido a que tal vez el conocimiento científico y la expresión de las artes en las sociedades antiguas sólo eran patrimonio de las clases privilegiadas, el acceso de los estamentos inferiores a dichos conocimientos conducían inevitablemente a la ”.. subversión del orden natural de las cosas”.

Asi sucedió en los grandes acontecimientos de la humanidad lo mismo que en los movimientos emancipadores de América. La ya ausente fuerza espiritual en los últimos remanentes españoles en el continente, una adecuada combinación de libros fundamentales con las noticias de los sucedido en Norteamérica y sobre todo en Francia, produjeron en los patriotas la explosión libertaria. Habían prendido también otros sentimientos y se planteaban otras necesidades. Se hablaba de ”patria”, de ”heredad”, de ”territorio”. Se iniciaba el discernimiento de la ”historia” y se buscaba el conocimiento. El Dr. Francia estudiaba en Córdoba y –a su vuelta- regía los destinos del Paraguay durante casi 30 años. Don Carlos Antonio López accedía a conocimientos de Teología, Filosofía y Leyes y se instalaba en el gobierno por otros 20 años. Su hijo, el futuro Mariscal, aunque prematuramente aureolado con el poder supremo, adquiere una esmerada educación. Habla –aparte del castellano- el inglés y el francés, toca la guitarra, danza razonablemente bien y es un experto nadador. Con él viajan a Europa algunos jóvenes y otros 141 son enviados a conocer la tecnología, los procedimientos administrativos y los conocimientos que regían entonces el progreso de los pueblos y con los que se pretendía el surgimiento del Paraguay.

Los intelectuales (xx)

En los primeros años de la “apertura social e intelectual” del Paraguay, ni siquiera el envio de jóvenes paraguayos a Europa durante el gobierno de Don Carlos Antonio López hizo más que la presencia de una numerosa colonia extranjera contratada por el Gobierno Nacional, durante las décadas de ´50 y ´60 del siglo pasado. La Guerra y sus penosas consecuencias, pusieron un lamentable fin a aquel singular esfuerzo paraguayo.

Pero con la contienda aún en desarrollo en las serranías de Caacupé y Barrero Grande y en el mismo día en que “…se escuchaba en Asunción, discursos, brindis, tintineos de copas de champagne..”, el Ejercito Aliado saludaba en Asunción la instalación de un Triunvirato y el advenimieto del “…primer gobierno libre del Paraguay”. Era el 15 de agosto de 1869, fecha que, curiosamente, sirve aún hoy para el cambio de mando en la Presidencia del Paraguay.

La Convención Nacional Constituyente convocada y reunida bajo los auspicios de las fuerzas de ocupación, estaba constituida por 56 convencionales de toda la república dentro de las cuales se encontraba la reducida “élite” intelectual con la que podía contar el Paraguay en aquellos difíciles momentos: José del Rosario Miranda, convencional por Caraguatay y presidente de la Convención, Juan Silvano Godoy, Cirilo Solalinde, Miguel Palacios, uno de los estudiantes enviados por Don Carlos a Europa, Cayo Miltos, los hermanos Juan Bautista y Emilio Gill, este último estudiante de la Academia Militar de Saint-Cyr, Francia, Agustín Cañete, nieto del Dictador Francia, José Segundo Decoud y Jaime Sosa. Otros jóvenes iban llegando a medida que se difundía la noticia del final de la contienda y otros más, retornaban desde los rescoldos mismos de la Guerra.

Paralelamente se sumaban los residentes extranjeros –que operaron con aquellos- el inicio del primer movimiento genuinamente cultural de nuestro país. Este hecho se produce el 28 de Julio de 1883 con la fundación de un “Centro Literario” que desembocaría más tarde, en la creación del legendario Ateneo Paraguayo. Esta fundación se produjo bajo la inspiración y aliento de un intelectual argentino, el Dr. Adolfo P. Carranza y el hecho se produce en la residencia del Dr. José Segundo Decoud, ex convencional y a la sazón, Ministro de Relaciones Exteriores.

Componían aquel núcleo original, entre otros, los señores: Cecilio Báez, primer secretario, Benjamín Aceval, Alejandro Audibert, Emilio Aceval, José de la Cruz Ayala, Pedro Pablo Caballero, Cirilo Solalinde, Cleto Romero, los hermanos Adolfo Héctor, Francisco y José Segundo Decoud. Guillermo De los Ríos, Manuel Domínguez, Juan Bautista Gaona, Remigio Mazó, Cantalicio Guerrero, Pbro. Fidel Maíz, Mateo Collar, José Zacarías Caminos, Andrés Héctor Carvallo y Pedro Saguier, junto a numerosos extranjeros, miembros por entonces de la calificada colonia de residentes en el Paraguay.

La preponderancia de este movimiento y de este núcleo intelectual puede notarse en el hecho que cuatro de ellos fueron Presidentes de la República y casi todos miembros de Gabinetes del Ejecutivo o de los otros poderes del Estado, en los últimos años del siglo pasado o en los primeros de éste.

(x-xx) Del libro POSTALES DE LA ASUNCION DE ANTAÑO (444 págs.)
Internacional Editora (www.libreriaintercontinental.com.py) 2002 (Asunción, Paraguay).
Recomendamos visitar la Página Digital del Arq. y Escritor, Jorge Rubiani: www.jorgerubiani.com.py

El idioma guaraní (x)

por Dr.Juan Max Boettner

Se habló desde América Central hasta las proximidades del actual Buenos Aires. Jover Peralta (217): ”El que hablaban los tupíes del Brasil y los carives de las Guayanas, de Panamá y las Antillas, era, en lo esencial, el mismo que usaban los carios del Paraguay y del Delta del Paraná”.

Es un idioma expresivo, poético, aglutinante, con numerosos sufijos, que permiten pequeños matices intraductibles.

No conoce el guaraní ciertas letras del alfabeto moderno, como por ejemplo a ”f”, la ”i” etc. Pero, sí, tiene numerosas otras letras desconocidas por los idiomas modernos. La discusión persiste de cómo deben escribirse esas expresiones fonéticas. La palabra que significa ”agua”, es escrita como hoy como ”Y”, como ”í” etc. La dificultad estriba principalmente en que el guaraní tiene muchos cultores entre los brasileros quienes lógicamente quieren aplicar su manera de pronunciar ciertas consonantes y vocales.

Es tan expresivo el guaraní, que hay traducciones de la biblia en este idioma (130).

Sorprende leer las obras del jesuíta padre Antonio Ruiz de Montoya y observar la fijeza del idioma a través de siglos, cuando los guaraníes no conocieron la escritura…y cuando el guaraní muy pocas veces se escribe..se lo habla antes que nada.

Es emocionante oír al padre Guevara (161): ”En lo elocuencia y cultura de hablar se hallaron algunos sueltos en sus dialectos, tersos en las palabras y peresuasivos en el razonamiento….Cuando al mediano entendimiento se juntaba la penetración del idioma y la verbosa locuacidad, peroraban con dulzura y persuadían con eficacia”…”La voz común a los índicos llama bárbaros, ásperos y defectuosos. Los que con estudio y aplicación penetran la estructura de su artificio y propiedad para explicarse, los califican de elegantes, expresivos y copiosos. Lo cierto es que abundan de voces, en lo natural propias, en lo significativo vivas y en lo persuasivo eficaces, ceñidas sin confusión, claras sin redundancias y magestuosas sin afectación”.

Es difícil decir cosas más lindas sobre nuestro idioma nativo!

El Paraguay es un país bilingüe

Obsérvese el gráfico de la figura No.1. Se podrá apreciar que la mayor parte de las relaciones interhumanas se hace en guaraní. Para llegarse al corazón, al paraguayo hay que hablarle en guaraní.

No es de extrañar pues que su música utilice con mucha frecuencia el guaraní para la letra de los cantos, para los títulos de las obras.

Es sin duda, el guaraní, el lazo de unión más potente de la Nación Paraguaya. Hoy el paraguayo tiene orgullo en hablar el idioma nativo, no importe la esfera social o educativa a la que pertenece.

Para dar un ejemplo de nuestro idioma citaremos un verso con su traducción (41). Pertenecen a la pluma de Agrestino del Campo (pseudónimo de Marcelino Pérez Martínez). Alcanzaron gran popularidad.

Jhiãnte cheve avevé

Agüeyvy mí ne rendápe,

A ñeé mi ndapysá pe

Changayjy-já, pevé.

Néina pycazútími

Che rupí nde-pepó-ári

Ja amö che rembiayjú piári

Yajhá ta pytu´u mi.

Cómo quisiera volar

Bajarme a su ladito

Para hablarle a su oído

Hasta ahogarme en suspiros.

Ea! piquito de palomita,

Alzame sobre tus alas

Y allá sobre mi bien amada

Me voy para descansar.

.

Muchas veces el verso actual es bilingüe, en castellano con palabras guaraníes intercaladas. Los buenos poetas nativos se enorgullecen en hablar un idioma puro, sin palabras extrañas.

(x) Del libro: Música y Músicos del Paraguay, de Dr. Juan Max Boettner.

ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: Este libro se imprimió por primera vez en el año 1956 (Edición de APA; Autores Paraguayos Asociados y del propio autor); y luego de 41 años, en el mes de Mayo de 1997, se volvió a reeditar por iniciativa de Bernardo Garcete Saldívar, por expresa autorización de los herederos del Prof. Dr. Juan Max Boettner.

El libro tiene 296 páginas,

y mide: 17,5 x 25 cent.

4a. Edición Enero 2008.

© Todos los Derechos Reservados

© All Rights Reserved. 1998/2008

información recabar a: arpapu@yahoo.com

 

 

El libro se puede adquirir en las sgtes. Direcciones (entras otras):

  1. Librería ”Servilibro”, Plaza Uruguaya; Tel/Fax: (-595-21) 442-855, Asunción, Paraguay.

  2. Librería Fausto Cultural, Jose Berges esq. Gral. Melgarejo . Tel. (-59521) 221 996/Fax: 59521-221-998. Email: fausto@conexion.com.py; Asunción, Paraguay

  3. Editorial Domínguez; 25 de Mayo c/Caballero. Tlf./Fax: (595-21)- 445459: Asunción, Paraguay.

  4. Librería “El Lector”, Plaza Uruguaya, y Villa Morra –Telf. (-595-21) Asunción, Paraguay.

Poesía

Centenario de una notable figura poética

SERVIDORA DEL ARTE (x)

Los poemas de Dora Gómez Bueno de Acuña, que merecieron elogios de Roa Bastos y Juana de Ibabourou, tras el paso del tiempo parecen recobrar el brillo que les pertenece.

por: César González Paez

(Periodista)

cesarpaez@uhora.com.py

Extraña servidora de la poesía, esta mujer extraordinaria que se sirve de la poesía para sobrevivir muriendo. Acaso la poesía necesita de otra clase de servidores?”, señala Augusto Roa Bastos al prologar Luz en el abismo, donde apunta las cualidades literarias de Dora Gómez Bueno de Acuña. El escritor español Miguel de Unamuno también sumó su parecer sobre la autora, ya que en 1936 le escribe: “Leyendo sus versos trazo el mapa geográfico de su país. Despojada de ropajes convencionales aflora su Yo, grito de revelación de enormes sugerencias que la consagra poetisa de la más noble exaltación lírica”.

La gran escritora uruguaya Juana de Ibarbourou se interesó en el contenido lírico de su libro anterior: Barro celeste, enviándole también una afectuosa carta de admiración en 1944. Este año se cumple el centenario del nacimiento de Dora Gómez Bueno de Acuña, quien nació en 1903 en Luque y murió en Encarnación en 1987. Poetisa, maestra, periodista y actriz radial, fue también una gran difusora de la poesía. Durante muchos años se desempeñó como maestra de primaria y colaboró brevemente en la década del treinta en la sección Sociales de El Orden asunceno. Su primer libro de poemas: Flor de caña (1940), es considerado el primer poemario erótico publicado en el país. Sus obras posteriores son el ya citado Barro celeste (1943), Luz en el abismo (1954), Vivir es decir (1977) y Antología (1985).

Romance del mar enamorado

El mar está enamorado

Se enamoró de una roca.

Tenía que ser el mar

para que así la quisiera.

Día y noche la besaba,

noche y día, día y noche:

por los siglos de los siglos

el mar besaba la roca.

Multiforme y primoroso

lamía sus pies desnudos;

y en su flujo y reflujo

un dulce juego amoroso.

La cubría de luceros

temblorosos y ligeros,

y por sus hombros antiguos

desperramaba sus besos.

Cuánto duró este romance,

romance de mar y roca?,

por milenios y milenios

rozó su hermética boca.

Pero todo pasa y muere,

como mueren los crepúsculos,

como se encienden las albas,

como se apagan las ansias.

Poderosa fuerza cósmica

abrió su entraña de piedra,

y un hueco enorme y vacío

mostró sus paredes negras.

No había una gota de agua

todo era seco por dentro.

El mar llenó con sus lágrimas

el ancho hueco de piedra.

Lágrimas verdes del mar,

amargas como sus penas.

-Y eres tú a quien yo besé

por los siglos de los siglos,

por tí yo me hice pequeño

para acunarme en tus brazos.

Por tí apuñalé al orgullo

hasta caer en el hueco

de tu mano que no supo

abrirse para mis besos.

-Dónde está tu corazón,

por qué me hiere tu abismo,

cuando yo he desparramado

toda la luz de mí mismo?

Como alas espantadas

gracia perdida en el vuelo,

quedó el mar enamorado

solo, en su inmenso desvelo…

(Montevideo, frente al Atlántico, 1947)

Balada de la frase que espero

Hoy te diré muy quedo

mi palabra desnuda,

en el instante pleno

del minuto perverso;

con abril en las ánforas,

con esquilas de fiesta

tañendo dulcemente

en la noche desierta,

o mejor con los ojos,

varón de mi deseo,

reclinada en tus brazos,

te diré que te quiero.

Besaré arrodillada

tu frente de poeta,

enigma que mi entraña

no ha descifrado nunca;

nada más que la frente,

mientras la noche, afuera,

intensamente bebe

una fugaz de vientos.

Tú seguirás callado,

el rostro sin tinieblas.

Extrañamente pálido

exprimirán tus labios

zumos de eternidad

en la frase que espero.

 

 

 

 

 

 

 

Dos poesías de Dora Gómez Bueno de Acuña

(x) Cortesía del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 25/26 de enero de 2003 (Asunción, Paraguay).

NARCISO R. COLMÁN

Ñande îpî cuéra poema etnogenético y mitológico (x)

por

Delfina Acosta

(Escritora y Periodista)

Mucho le debe, sin lugar a dudas, la literatura paraguaya a Rosicrán.   

Si vamos por la calidad del libro Ñande îpî cuéra, que significa “Nuestros antepasados”, comprendemos que el texto publicado en el año 1937 por la imprenta y editorial Guaraní, fue una empresa titánica.   

El gran poema mitológico rescató del olvido al que estaban condenados genios y criaturas nacidos de la imaginería popular como el Juiso o Luisón, el Curupí, el Yasy Yateré, el Moñay, el Mboy Tu i, el Ao Ao, y otros, dándoles con su cantar  en la lengua vernácula una historia, una acentuación peculiar, propia de las costumbres paraguayas.   

Faltaba al Paraguay este libro para que tuviera su identidad. Aquellos personajes mitológicos tan bien versificados por Narciso R. Colmán nacieron de sus andanzas lugareñas. Es que, poeta de la raza guaraní, de la selva, de su vasto territorio donde la tradición oral estaba más afincada, se empapó de las colinas y llanuras de Paraguarí, Carapeguá, Ybycuí, Acahai, Pirayú, Ypacaraí, Yaguarón y Ybytymí.   

Yo imagino a este genial vate hablando con las gentes, tomando registros, descifrando códigos, gestando, en fin, la titánica poesía de nuestra lengua guaraní.   

Cuenta Rosicrán que  por el año 1912, él y un amigo suyo llegaron a la puerta de una imponente gruta. Reconocieron las formas rudas de un indio sentado sobre la roca prismática.
El interior estaba lleno de signos cuya significación se encargó, posteriormente, de descifrar. Con ese antecedente se puso a trabajar en su obra titulada ÑANDE ÎPÎ CUÉRA, que es  el resultado interpretativo de los jeroglíficos que presentaba la mencionada escultura indígena.


En menos de dos años se gestó la obra.
La traducción al castellano, hecha por el autor mismo, lleva el título “Génesis de la raza guaraní. Nuestros antepasados. Poema Etnogenético y Mitológico seguido de un estudio etimológico de los mitos, nombres y voces empleados”. 
En conversación con su hijo, Narciso R. Colmán (h), me enteré de que su padre se vio en la necesidad de vender su casa, acuciado por las deudas contraídas con una casa editorial. Había publicado  un libro que le trajo pérdidas...


El lector podrá adquirir la obra Ñande îpî cuéra en la librería El Lector y en el local del Ateneo Paraguayo. El texto tuvo su reedición gracias al aporte generoso de Juan Peter Miranda.
La biblioteca  del “Anacreonte paraguayo” fue donada por su hijo al Ateneo Paraguayo.   
Narciso R. Colmán, nacido en Valle´i, departamento de Ybytymí, el 29 de octubre de 1878; falleció el 31 de agosto de 1954.   
Sus restos mortales fueron velados en el Ateneo Paraguayo

ENDOSO LÍRICO

No todo en este mundo es mercancía   
ni tampoco el dinero es el blasón   
mejor pulido por la cortesía   
para la ufanía de mi corrección.   

Sobre la torre de mi bizarría   
sin mancha flota el lírico pendón:   
como ebrio de azul, hago poesía,   
pero honrado es mi pan, como varón.   

Devuélvole este billete a Ud. precioso   
con mi firma insolvente por endoso:   
sométalo a la ley de conversión,   
que, a pesar de juzgárseme indigente   
llevo un Potosí de oro viviente   
que pesa como un mundo: el corazón.   

Manuel Ortiz Guerrero

(x) Gentileza del diario ABC COLOR, (Suplemento Cultural), 24 de abril de 2010 (Asunción, Paraguay)

ACOTACIÓN DE FA-RE-MI: Más información sobre Narciso R. Colmán, ir al No. 34 del Paraguay Profundo